/ domingo 12 de julio de 2020

Tijuana, 131 años de crecimiento e historia

Este sábado 11 de julio, la ciudad cumplió un año más, un municipio con desarrollo, diversidad cultural y migración

Tijuana.- Un 11 de julio de 1889 empezó la historia de lo que hoy es Tijuana. Una frontera que se ha convertido en el hogar de miles de personas que vinieron de todas partes del país para perseguir un sueño, junto a la nación más poderosa del mundo.

Tijuana ha pasado muchas etapas para convertirse en la ciudad que hoy es. De ser un rancho habitado por menos de 100 personas a ser una de las urbes más importantes de México, gracias a su dinamismo económico y diversidad cultural.

NACE TIJUANA

El presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Gabriel Rivera, señala que fue el 11 de julio de 1889 cuando se registró el término de un litigio jurídico entre los integrantes de la familia Argüello. Esta familia pionera fue la primera de la región en poseer un título de propiedad sobre el paraje de Tía Juana, origen de la actual ciudad fronteriza.

El Minarete alberga una de las tantas historias de la ciudad. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

El también integrante de la Sociedad de Historia y del Seminario de Cultura Mexicana, dice que en marzo de 1829 ese paraje localizado en una amplia cañada sobre un el río llamado “Tía Juana” y rodeado de múltiples cerros, lomas y cañones, fue otorgado al militar y político californiense llamado Santiago Argüello Moraga, por el jefe político del Departamento de las Californias, José María Echeandía, bajo el nombre de "Tía Juana".

Rivera menciona que la concesión consistió en seis sitios de ganado mayor, medida empleada en ese entonces, pero que hoy vienen hacer un poco más de 10 mil 500 hectáreas.

El historiador platica que en 1870 la señora Pilar Ortega, viuda de don Santiago Argüello tuvo que traspasar la mitad del rancho a su hijo Ignacio. La venta propició una inconformidad entre los demás herederos pues al morir don Santiago en 1862 no dejó testamento y ello propició fuertes discordias debido a la herencia.

También, dijo, el fallecimiento de doña Pilar en 1879 provocó que se desencadenara un pleito judicial entre sus herederos a causa de la herencia y principalmente porque parte de éstos no reconocían el traspaso de 1870 a Ignacio.

Recuerda que la contienda judicial finalizó por transacción el 30 de enero de 1889 y quedó aprobado jurídicamente por sentencia el 6 de julio y por acta definitiva el 11 de julio de 1889. Fecha última que se reconoce como la conclusión del prolongado litigio por medio de un convenio en que las partes se dividían el predio en dos secciones iguales al precio de avalúo.

Gabriel Rivera remarca que Tijuana como las demás poblaciones de Baja California (a excepción de pueblo minero Real del Castillo) no tuvo un día o un documento que marcara explícitamente una fecha de fundación, como fue muy usual en las ciudades del centro del país.

El Palacio Jai Alai es uno de los sitios emblemáticos de Tijuana. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Fue precisamente la fecha del 11 de julio de 1889, la que fue considerada por una Comisión Dictaminadora, en octubre de 1976, promovido por el VIII Ayuntamiento de Tijuana, dentro de los trabajos de un simposio expresamente organizado para determinar una fecha de fundación.

Según el historiador el objetivo del simposio era proporcionar una fecha a la ciudad para que esta pudiera festejar su inicio como ciudad. El criterio que la Comisión tomó en consideración fue en un hecho que diera el inicio de Tijuana como asentamiento urbano y que dicho hecho estuviera documentado. Para ello, indicó, se tomó en consideración el plano elaborado por el ingeniero Ricardo Orozco que proyectó el pueblo de Zaragoza dentro del rancho Tijuana, que a la postre fue la base del inicio urbano de Tijuana.

La ponencia de Magdaleno Sánchez Robles fue la que resultó mejor idónea para la Comisión Dictaminadora y fue la que se seleccionó, fijando el día 11 de julio de 1889, como la fecha virtual de la fundación de la ciudad.

LA TIJUANA MODERNA

Diego Silverio Saavedra Lara, historiador egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), señala que después de la Segunda Guerra Mundial, fue cuando se dio el primer gran “boom” demográfico en Tijuana, derivado del programa bracero y el crecimiento de la migración mexicana hacia Estados Unidos.

De acuerdo a Saavedra Lara, el aumento exponencial en la población de Tijuana, en la década de los 40 y de los 60, desencadenó en una falta de ordenamiento en esta ciudad, que originó el desarrollo de la Zona Urbana del Río Tijuana, que hasta la fecha es el área mejor planeada de esta frontera.

En la década de los 80 se da una nueva oleada de migración en Tijuana, relata el historiador, pues tras el sismo de 1985 y la crisis del campo mexicano, personas de todas partes de la República arribaron a la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades.

“No hubo una planeación porque cuando hacen el plano del Pueblo de Zaragoza, en realidad no se podía construir tal cual. La ciudad se ha venido poblando en diferentes contextos históricos”, agregó.

El historiador egresado de la UABC, apunta que en 1930 la ciudad basó su economía en el turismo, impulsado principalmente por el Casino de Agua Caliente y el Hipódromo, que atraían a personajes distinguidos de la farándula norteamericana. Sin embargo, varias décadas después la Industria Maquiladora se volvió en el motor económico de Tijuana, por los empleos de manufactura que genera.

La Casa de la Cultura, un centro de enseñanza para los tijuanenses. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

No obstante, como Tijuana ha obtenido grandes beneficios por su privilegiada ubicación geográfica junto a la quinta economía del mundo, Diego Saavedra señala que esta igual ha provocado que tras la década de los 70 la ciudad haya sido golpeada por el crimen organizado.

“A partir de la violencia de los cárteles que se va a tener y estar presente, genera este eco de una ciudad problemática, por su condición de frontera, que puede ser una ventaja y una bendición, pero también un problema”, concluyó.

TIJUANA A TRAVÉS DE LAS GENERACIONES

Eran los años 30 en Tijuana, la ciudad apenas contaba con 11 mil habitantes, eran los tiempos del Casino y del Hipódromo de Agua Caliente. En aquella Tijuana donde no había muros, les tocó vivir a Francisco de Lamadrid Romandía y a Juan Medrano Padilla.

Don “Pancho” en abril pasado cumplió 100 años. Llegó a Tijuana en compañía de toda su familia desde Mexicali. Los primeros recuerdos que le vienen a la mente de su niñez son los de las aguas termales, muy concurridas por los americanos de la época, que además gozaban de unos tacos preparados por una señora conocida como la “Tía Juana”.

“Vivir en Baja California y verla crecer a través de los diferentes administradores de gobierno, ha sido muy satisfactorio haberlo hecho, llegar a esta edad de 100 años, todavía gozando de los beneficios del estado”, expresó.

De Lamadrid Romandía ha sido testigo de la creación del estado de Baja California, del primer ayuntamiento de Tijuana, de la fundación de la UABC y de otros tantos hechos que han marcado la historia de esta frontera. Al contemplar las calles y rincones de Tijuana cuando se dirige a su hogar en la Colonia Cacho, le es inevitable recordar aquella pequeña ciudad del noroeste de México, que 90 años después se ha convertido en la cuarta ciudad más poblada del país.

“Tijuana ya en estas fechas es una ciudad inmensa, si tú ves hasta el lugar que llega Tijuana, es inmensa con sus tierras. Me siento admirado en la forma en que hemos crecido y la cantidad de gente que ha venido a poblar nuestro estado, gente de toda la República y de otros países que ha venido en búsqueda de oportunidades”, comentó.

La avenida Revolución es de las calles más famosas de Tijuana. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Nacido hace 90 años en la calle primera, Juan Medrano, aún tiene presente aquella ciudad que contaba con apenas cuatro calles, en donde la mayoría de los niños de la época estudiaban en la Escuela F. Martínez y podían dejar sus juguetes y bicicletas en la vía pública, sin el temor de que nadie se las iba a robar.

“Era otro Tijuana, en Tijuana no había la inseguridad que tenemos ahorita, dejábamos las casas abiertas, los carros abiertos, nadie se robaba nada”, relató.

Ya en su juventud le tocó formar parte de la primera generación de la Preparatoria Lázaro Cárdenas, trabajaba los domingos en el Hipódromo de Agua Caliente por 12 dólares al día y como todos los estudiantes de la época tuvo que emigrar a la Ciudad de México para poder cursar sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Más de medio siglo después, Medrano ha visto cómo la ciudad pasó de tener cuatro calles a una urbe de casi dos millones de habitantes, que ha dado cobijo a gente de todas partes de México y el mundo.

“Los grandes empresarios como los señores Bustamante y Calette

hicieron que la gente viniera, pero había un boom en San Diego, la quería pasar a Estados Unidos y no podían pasar y se quedaban en Tijuana, por eso fuimos creciendo”, platicó.

LA TIJUANA DE LOS AÑOS 90

Tijuana ya tenía 700 mil habitantes en la década de los noventa, el Partido Acción Nacional gobernaba el estado, el Baby Rock era el antro de moda y el narcotráfico empezaba ganar fuerza en esta frontera, como consecuencia del aumento en el tráfico de sustancias prohibidas.

A esa Tijuana llegaron los papás de Itzel Solis en 1990, provenientes de Sinaloa, cargados de sueños por iniciar una nueva vida en la frontera más visitada del mundo.

Itzel nació en 1992 en esta ciudad. Los años iniciales de su vida los recuerda con nostalgia en la parte de atrás de la "guayina", junto a sus hermanos, que acompañaban a su padre que trabajaba como taxista de la ruta centro, el cual como regalo por su compañía, les daba un tour por los rincones más concurridos de la Zona Centro de Tijuana.

“Nos llevaba como si fuera una ruta turística que nadie debía perderse, está de más narrar lo que se veía en la calle primera. La “revu” tenía otra vida, pero un tipo de vida diferente a la actual, en vez de gastronomía y novedosas cervezas artesanales, había abundantes gringos paseando y seguramente eligiendo a qué bar entrar”, narró.

Itzel creció y gozó de la oportunidad de estudiar su licenciatura en la Universidad Autónoma de Baja California. Entre su niñez y llegada a la etapa adulta, le tocó ser testigo de la Tijuana violenta, pero a la vez pujante, que se levanta a pesar de la sangre que se derrama sobre sus calles.

“No es algo fácil crear una identidad porque esa misma identidad está hecha de personas que vienen de todo México y hasta más allá́; de costumbres, de gastronomía, de todos esos pedacitos que vienen de fuera y que a pesar de eso, se suman a lo que es Tijuana”, concluyó.

Tijuana.- Un 11 de julio de 1889 empezó la historia de lo que hoy es Tijuana. Una frontera que se ha convertido en el hogar de miles de personas que vinieron de todas partes del país para perseguir un sueño, junto a la nación más poderosa del mundo.

Tijuana ha pasado muchas etapas para convertirse en la ciudad que hoy es. De ser un rancho habitado por menos de 100 personas a ser una de las urbes más importantes de México, gracias a su dinamismo económico y diversidad cultural.

NACE TIJUANA

El presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, Gabriel Rivera, señala que fue el 11 de julio de 1889 cuando se registró el término de un litigio jurídico entre los integrantes de la familia Argüello. Esta familia pionera fue la primera de la región en poseer un título de propiedad sobre el paraje de Tía Juana, origen de la actual ciudad fronteriza.

El Minarete alberga una de las tantas historias de la ciudad. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

El también integrante de la Sociedad de Historia y del Seminario de Cultura Mexicana, dice que en marzo de 1829 ese paraje localizado en una amplia cañada sobre un el río llamado “Tía Juana” y rodeado de múltiples cerros, lomas y cañones, fue otorgado al militar y político californiense llamado Santiago Argüello Moraga, por el jefe político del Departamento de las Californias, José María Echeandía, bajo el nombre de "Tía Juana".

Rivera menciona que la concesión consistió en seis sitios de ganado mayor, medida empleada en ese entonces, pero que hoy vienen hacer un poco más de 10 mil 500 hectáreas.

El historiador platica que en 1870 la señora Pilar Ortega, viuda de don Santiago Argüello tuvo que traspasar la mitad del rancho a su hijo Ignacio. La venta propició una inconformidad entre los demás herederos pues al morir don Santiago en 1862 no dejó testamento y ello propició fuertes discordias debido a la herencia.

También, dijo, el fallecimiento de doña Pilar en 1879 provocó que se desencadenara un pleito judicial entre sus herederos a causa de la herencia y principalmente porque parte de éstos no reconocían el traspaso de 1870 a Ignacio.

Recuerda que la contienda judicial finalizó por transacción el 30 de enero de 1889 y quedó aprobado jurídicamente por sentencia el 6 de julio y por acta definitiva el 11 de julio de 1889. Fecha última que se reconoce como la conclusión del prolongado litigio por medio de un convenio en que las partes se dividían el predio en dos secciones iguales al precio de avalúo.

Gabriel Rivera remarca que Tijuana como las demás poblaciones de Baja California (a excepción de pueblo minero Real del Castillo) no tuvo un día o un documento que marcara explícitamente una fecha de fundación, como fue muy usual en las ciudades del centro del país.

El Palacio Jai Alai es uno de los sitios emblemáticos de Tijuana. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Fue precisamente la fecha del 11 de julio de 1889, la que fue considerada por una Comisión Dictaminadora, en octubre de 1976, promovido por el VIII Ayuntamiento de Tijuana, dentro de los trabajos de un simposio expresamente organizado para determinar una fecha de fundación.

Según el historiador el objetivo del simposio era proporcionar una fecha a la ciudad para que esta pudiera festejar su inicio como ciudad. El criterio que la Comisión tomó en consideración fue en un hecho que diera el inicio de Tijuana como asentamiento urbano y que dicho hecho estuviera documentado. Para ello, indicó, se tomó en consideración el plano elaborado por el ingeniero Ricardo Orozco que proyectó el pueblo de Zaragoza dentro del rancho Tijuana, que a la postre fue la base del inicio urbano de Tijuana.

La ponencia de Magdaleno Sánchez Robles fue la que resultó mejor idónea para la Comisión Dictaminadora y fue la que se seleccionó, fijando el día 11 de julio de 1889, como la fecha virtual de la fundación de la ciudad.

LA TIJUANA MODERNA

Diego Silverio Saavedra Lara, historiador egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), señala que después de la Segunda Guerra Mundial, fue cuando se dio el primer gran “boom” demográfico en Tijuana, derivado del programa bracero y el crecimiento de la migración mexicana hacia Estados Unidos.

De acuerdo a Saavedra Lara, el aumento exponencial en la población de Tijuana, en la década de los 40 y de los 60, desencadenó en una falta de ordenamiento en esta ciudad, que originó el desarrollo de la Zona Urbana del Río Tijuana, que hasta la fecha es el área mejor planeada de esta frontera.

En la década de los 80 se da una nueva oleada de migración en Tijuana, relata el historiador, pues tras el sismo de 1985 y la crisis del campo mexicano, personas de todas partes de la República arribaron a la ciudad en búsqueda de mejores oportunidades.

“No hubo una planeación porque cuando hacen el plano del Pueblo de Zaragoza, en realidad no se podía construir tal cual. La ciudad se ha venido poblando en diferentes contextos históricos”, agregó.

El historiador egresado de la UABC, apunta que en 1930 la ciudad basó su economía en el turismo, impulsado principalmente por el Casino de Agua Caliente y el Hipódromo, que atraían a personajes distinguidos de la farándula norteamericana. Sin embargo, varias décadas después la Industria Maquiladora se volvió en el motor económico de Tijuana, por los empleos de manufactura que genera.

La Casa de la Cultura, un centro de enseñanza para los tijuanenses. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

No obstante, como Tijuana ha obtenido grandes beneficios por su privilegiada ubicación geográfica junto a la quinta economía del mundo, Diego Saavedra señala que esta igual ha provocado que tras la década de los 70 la ciudad haya sido golpeada por el crimen organizado.

“A partir de la violencia de los cárteles que se va a tener y estar presente, genera este eco de una ciudad problemática, por su condición de frontera, que puede ser una ventaja y una bendición, pero también un problema”, concluyó.

TIJUANA A TRAVÉS DE LAS GENERACIONES

Eran los años 30 en Tijuana, la ciudad apenas contaba con 11 mil habitantes, eran los tiempos del Casino y del Hipódromo de Agua Caliente. En aquella Tijuana donde no había muros, les tocó vivir a Francisco de Lamadrid Romandía y a Juan Medrano Padilla.

Don “Pancho” en abril pasado cumplió 100 años. Llegó a Tijuana en compañía de toda su familia desde Mexicali. Los primeros recuerdos que le vienen a la mente de su niñez son los de las aguas termales, muy concurridas por los americanos de la época, que además gozaban de unos tacos preparados por una señora conocida como la “Tía Juana”.

“Vivir en Baja California y verla crecer a través de los diferentes administradores de gobierno, ha sido muy satisfactorio haberlo hecho, llegar a esta edad de 100 años, todavía gozando de los beneficios del estado”, expresó.

De Lamadrid Romandía ha sido testigo de la creación del estado de Baja California, del primer ayuntamiento de Tijuana, de la fundación de la UABC y de otros tantos hechos que han marcado la historia de esta frontera. Al contemplar las calles y rincones de Tijuana cuando se dirige a su hogar en la Colonia Cacho, le es inevitable recordar aquella pequeña ciudad del noroeste de México, que 90 años después se ha convertido en la cuarta ciudad más poblada del país.

“Tijuana ya en estas fechas es una ciudad inmensa, si tú ves hasta el lugar que llega Tijuana, es inmensa con sus tierras. Me siento admirado en la forma en que hemos crecido y la cantidad de gente que ha venido a poblar nuestro estado, gente de toda la República y de otros países que ha venido en búsqueda de oportunidades”, comentó.

La avenida Revolución es de las calles más famosas de Tijuana. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Nacido hace 90 años en la calle primera, Juan Medrano, aún tiene presente aquella ciudad que contaba con apenas cuatro calles, en donde la mayoría de los niños de la época estudiaban en la Escuela F. Martínez y podían dejar sus juguetes y bicicletas en la vía pública, sin el temor de que nadie se las iba a robar.

“Era otro Tijuana, en Tijuana no había la inseguridad que tenemos ahorita, dejábamos las casas abiertas, los carros abiertos, nadie se robaba nada”, relató.

Ya en su juventud le tocó formar parte de la primera generación de la Preparatoria Lázaro Cárdenas, trabajaba los domingos en el Hipódromo de Agua Caliente por 12 dólares al día y como todos los estudiantes de la época tuvo que emigrar a la Ciudad de México para poder cursar sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Más de medio siglo después, Medrano ha visto cómo la ciudad pasó de tener cuatro calles a una urbe de casi dos millones de habitantes, que ha dado cobijo a gente de todas partes de México y el mundo.

“Los grandes empresarios como los señores Bustamante y Calette

hicieron que la gente viniera, pero había un boom en San Diego, la quería pasar a Estados Unidos y no podían pasar y se quedaban en Tijuana, por eso fuimos creciendo”, platicó.

LA TIJUANA DE LOS AÑOS 90

Tijuana ya tenía 700 mil habitantes en la década de los noventa, el Partido Acción Nacional gobernaba el estado, el Baby Rock era el antro de moda y el narcotráfico empezaba ganar fuerza en esta frontera, como consecuencia del aumento en el tráfico de sustancias prohibidas.

A esa Tijuana llegaron los papás de Itzel Solis en 1990, provenientes de Sinaloa, cargados de sueños por iniciar una nueva vida en la frontera más visitada del mundo.

Itzel nació en 1992 en esta ciudad. Los años iniciales de su vida los recuerda con nostalgia en la parte de atrás de la "guayina", junto a sus hermanos, que acompañaban a su padre que trabajaba como taxista de la ruta centro, el cual como regalo por su compañía, les daba un tour por los rincones más concurridos de la Zona Centro de Tijuana.

“Nos llevaba como si fuera una ruta turística que nadie debía perderse, está de más narrar lo que se veía en la calle primera. La “revu” tenía otra vida, pero un tipo de vida diferente a la actual, en vez de gastronomía y novedosas cervezas artesanales, había abundantes gringos paseando y seguramente eligiendo a qué bar entrar”, narró.

Itzel creció y gozó de la oportunidad de estudiar su licenciatura en la Universidad Autónoma de Baja California. Entre su niñez y llegada a la etapa adulta, le tocó ser testigo de la Tijuana violenta, pero a la vez pujante, que se levanta a pesar de la sangre que se derrama sobre sus calles.

“No es algo fácil crear una identidad porque esa misma identidad está hecha de personas que vienen de todo México y hasta más allá́; de costumbres, de gastronomía, de todos esos pedacitos que vienen de fuera y que a pesar de eso, se suman a lo que es Tijuana”, concluyó.

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