Crisstian Villicaña
Tijuana.- Pareciera que la "Ley seca" aplicada en la década de los 20 en los Estados Unidos fuera un evento que marcaría a la "Tía Juana" de por vida; en especial, su vida nocturna. Debido a la prohibición de vender y consumir alcohol en el país vecino, Tijuana fue aprovechada como un espacio en donde los bares, prostíbulos, y después los casinos, eran la única atracción y motivo para venir a visitarla.
A lo largo del tiempo, las historias de una ciudad donde no había límites y se podía hacer realidad, lo que en otros lugares no era posible, le dio la fama de un espacio en donde la vida nocturna era sinónimo de excesos relacionados con las drogas, el alcohol y el sexo.
Hoy esta imagen continua, y Tijuana se ha vuelto una visita obligada para aquellos que les gusta salir de farra; sin embargo, el tiempo ha pasado, y la ciudad ha ido creciendo en su oferta al grado que se puede tener una cantina de esas del ayer a un costado de un espacio más sofisticado que ofrece sólo cerveza artesanal.
Esa es la Tijuana nocturna del hoy, una que se muestra entre los bares antiguos y los actuales, viejos y nuevos conceptos que se mezclan y que como en los viejos tiempos siguen atrayendo al público norteamericano como de otras partes del mundo; todos, atraídos por la aventura que significa estar en una ciudad en donde la noche es sinónimo de una aventura sin límites.