Tijuana.- Con un sencillo puesto de churros que bautizó como La Pasadita, don Albino Suazo Torres sacó adelante a su esposa, sus 12 hijos, pero también le ha permitido apoyar a sus 23 nietos y cinco bisnietos.
Desde hace 35 años se instala diariamente desde las 6:00 de la mañana sobre la calle Ciprés y bulevar Benito Juárez en Playas de Rosarito, para preparar los tradicionales churros mexicanos que ofrece a sus clientes, justo frente a una escuela primaria.
“Me levanto desde las 4:00 de la mañana para preparar todo, desayuno (en mi casa) para llegar al puesto a las 6:00 de la mañana para cuando la gente empieza a llegar y pedir los churros”, cuenta Albino Suazo.
Don Albino tiene clientes asiduos tras largos de estar en el mismo lugar, como el señor Jaime Duarte Campoy que diariamente compra churros, dice que don Albino, a sus 85 años, es un ejemplo de un hombre de trabajo y su avanzada edad no es un impedimento para continuar trabajando en lo que más le apasiona.
“A pesar de que ya está mayor, mira, le sigue echando ganas, es gente que está impuesto a trabajar y madrugar, gente maciza que no se raja... diario bajo a correr a la playa, diario llego con él al puesto La Pasadita para echar una platicada y comerme unos churros”, mencionó su cliente Jaime Duarte.
La señora Ramona Segovia es una clienta desde hace 28 años, dice que en Playas de Rosarito es toda una tradición comer los churros de La Pasadita.
“Uy, vengo desde que mi niños estaban chiquitos, ya hace como 28 años, hoy me encantan los churros”, comentó Ramona Segovia.
Sus principales clientes eran los alumnos y padres familia de la primaria Abraham Lincoln, que se ubica frente a su puesto, y desde que fueron suspendidas las clases por la pandemia del coronavirus no impidió que continuara con su trabajo, solo modificó la forma y antes que diario se instalaba hasta mediodía, desde que las clases se suspendieron los clientes bajaron y su puesto se queda hasta las 3:00 pm.
“Gracias a Dios mis clientes siguen viniendo, me quedo más horas, hasta las 3:00 de la tarde”, dijo don Albino.
La economía no le permitió tener resguardo domiciliario por ser un adulto mayor, don Albino continúa trabajando en medio de la pandemia y demostrando que pese una crisis sanitaria se puede salir adelante.
Don Albino tiene 63 años de casado y 12 hijos, su amor por su esposa es el motor que lo motiva a seguir trabajando.
“Nos conocíamos (yo y mi esposa) desde chicos, desde que teníamos como 14 años y pasado el tiempo, a los 22 años, nos casamos... Pues sí (estoy enamorado) y si no, es la compañía, porque en la vida todo se va acabando”.
El puesto de churros La Pasadita es emblemático en Playas de Rosarito, los 35 años de trabajo respaldan a don Albino Suazo Torres; por este lugar han pasado miles de personas para degustar el postre mexicano y le dieron un oficio para sacar adelante a su familia.
