Ensenada.- Ezequiel Monroy es director de la Academia Benning y del programa “Juventud en Ritmo” en Ensenada, lo que le motivó a luchar por los derechos humanos ha sido la prevención del delito por medio del arte; la reconstrucción del tejido social y adaptación de las personas con discapacidad.
La Academia Benning es el primer programa autosustentable de Bellas Artes en toda Latinoamérica. No tienen apoyo del gobierno de Baja California para dar clases de música; sin embargo, cuentan con un modelo de inclusión social, y las aportaciones hacia la academia son destinadas para llevar la música a los sectores vulnerables.
La Academia, que ganó el premio estatal de Derechos Humanos en 2019, actualmente se encuentra trabajando en diferentes áreas: la tutelar de menores, el Cereso para mujeres, CAMP de niños y jóvenes con discapacidad, así como en orfanatorios. La labor es totalmente gratis.
MÚSICA, DENTRO DE LA TUTELAR DE MENORES
En el 2011, al fundador Quico Quirós lo invitaron a dar un taller de 20 horas en la tutelar de menores, donde le dieron participación a Ezequiel Monrroy para presentar su instrumento de violín.
Indicó que entró con temor a la cárcel por lo que la gente le decía. “Me decían que si entraba a la cárcel me iban a querer asesinar y si hacía contacto visual me iban a matar, entonces entré con ese miedo, el cual no me dejaba levantar la mirada”.
Cuando terminó la presentación y levantó la mirada, a la primera persona que vio fue a su amigo Julio, quien creció con él, juntos toda su infancia; lo dejó de ver desde la prepa y se reencontró con él ahí, y eso le provocó ayudar a dar clases por más de ochos años a todos esos adolescentes.
“Por medio de la música los ayudamos de no caer a ese mismo círculo que los estaba llevando a la cárcel”, expresó Ezquiel Monroy.
Fue en la tutelar donde empezaron con el programa “Juventud en Ritmo”, con clases de guitarra y violín, por lo que lograron hacer una orquesta de solo violines con más de 30 jóvenes, también una rondalla y un mariachi.
La tutelar de menores cuenta con una población de 170 y actualmente hay siete adolescentes de nuevo ingreso.
“En el caso de Ensenada se encontraba lleno, era porque los jóvenes salían, y como no había una organización social por parte de la Secretaría en sí, entonces los jóvenes regresaban a la misma delincuencia, al mismo sector, al mismo círculo social, el cual los llevó a estar dentro o estar ingresando a lo que es el tutelar”, explicó Monroy.
Por medio de este programa, los jóvenes toman clases de música y se les habla de los valores familiares y de la sociedad, así como al deber de cumplir su condena. Ellos se incorporan a Benning de manera totalmente gratuita, tomando su instrumento para introducirse a la sociedad de nuevo, y rehaciendo una vida en la que buscan trabajo y regresan en sus estudios.
“Todos esos alumnos ya están fuera, dentro del tutelar solo nos quedan siete, que son los nuevos que han estado entrando. Estos jóvenes que ya salieron, unos están trabajando, estudiando y otros ya terminaron sus carreras universitarias, esto es la ganancia de nosotros por medio de la música, pudimos hacer ese granito en la vida de ellos, para que tengan un mejor futuro”, expresó.
“Esto ha sido una bendición, hay personas en el mundo que están dispuestas a ayudarnos y no juzgar por nuestros delitos, tienen fe que vamos a cambiar”, dijo un alumno de “Juventud en Ritmo”.
UN INSTRUMENTO CAMBIA VIDAS
Otra de las áreas es la de niños y adolescentes con discapacidad. Dentro la Academia, se encontraba una niña con discapacidad visual, y a él le provocó investigar cómo enseñar a personas ciegas, y aunque no fue nada fácil, descubrió que existe la musicografía, es decir, la música en braille.
La Academia Benning es una de las escuelas que tienen su propio libro de música braille para personas con discapacidad visual.
“Que la música les ayuda en su desarrollo, y son jóvenes que ayudamos, y no cobramos nada, brindamos las mismas oportunidades que tienen las otras personas”, dijo Ezequiel.
En el Cereso de mujeres, el programa tiene más de cinco meses; se imparten clases de música a más de 79 mujeres, ya cuentan con su primera orquesta interna.
“La música ha ayudado a jóvenes y a mujeres con un estilo diferente de vida, no en la música en sí, si no en ayudar y contribuir con más personas. Te ayuda a hacer una persona diferente y, sobre todo, mejor ciudadano, es por eso que me apasiona ayudar a niños, jóvenes y en este caso, a las mujeres del Cereso, que su estancia sea más tranquila por medio de la música, la música toca el corazón de cada persona”, mencionó Monroy.
