/ viernes 20 de septiembre de 2019

[Video] Un caos vehicular, afuera de escuelas

La hora de entrada y salida de los estudiantes es complicada para padres de familia y quienes transitan por el área

Daniel Ángel Rubio

El chofer del camión pesado dobló el volante para tomar la curva y pasó junto a la fila de automóviles estacionados en doble fila, donde los conductores esperaban a que sus hijos salieran de la primaria.

“¡Quítenlos!”, gritó el hombre molesto y sacando el brazo por la ventanilla para apuntar a los vehículos que dejaba atrás, mientras otro padre de familia intentaba coordinar el paso de autos y de peatones.

“Tratamos de detener poquito a la gente y que pasen los carros para que no se haga el trafical hasta allá”, dice José Luis Murillo, que tiene a su hijo inscrito en esa primaria desde hace cinco años, y él tiene dos ayudando en el cruce.

Y si atravesar una zona escolar en la hora de entrada o salida de estudiantes es complicado, en vialidades que ya están de por sí saturadas el paso puede empeorar, sobre todo cuando hay a quienes no parece importarles mucho si están estorbando.

En inmediaciones de la colonia Revolución en zona río, la mayoría espera en los autos estacionados en doble fila con el aire acondicionado encendido y las ventanillas arriba, en un punto incluso bloqueando las entradas de un domicilio particular.

Una mujer que estaba al frente de la línea de autos con la ventanilla abajo, sonríe y sube el cristal cuando le preguntan por los problemas que ocasionan estacionándose de esa manera para recoger a sus hijos.

Allí no hay ni un padre de familia ni un policía que desfogue los problemas que se dan una cuadra atrás porque los autos ocupan uno de los dos carriles de circulación, no lejos del transitado bulevar Aguacaliente.

“Siempre así lo han hecho”, responde David, un empleado de la escuela que con radio en mano pregunta amablemente si se ofrece algo, y se marcha cuando le preguntan por la doble fila de autos.

Marco Antonio Sotomayor Amezcua, secretario de seguridad pública municipal, dice que lo ideal es que las escuelas tengan gazas para facilitar el flujo de los automóviles en la entrada de la escuela, y éste un problema en todo el municipio.

“Es una problemática añeja, desafortunadamente los centros escolares tanto públicos como privados no cuentan con la infraestructura adecuada”, comenta.

A esto, añade que la policía municipal está rebasada para tener presencia en todas las áreas escolares para el cuidado y orientación tanto de padres e hijos, como de los automovilistas que tienen que pasar por el lugar.

La cobertura es en medida de las posibilidades, dice el secretario de la corporación que tiene un déficit de alrededor de 2 mil 500 elementos para abarcar las necesidades de toda la población de esta frontera.

Según el Reglamento de Tránsito de la ciudad, estacionarse en doble fila es una falta administrativa mediana que se sanciona con una multa de entre 506 pesos y 844 pesos.

“El reglamento no es posible negociarlo, lo que sí es que a veces desafortunadamente no hay la capacidad de poder sancionar a todos los que violentan el reglamento”, asegura Sotomayor Amezcua.

Algo parecido dicen Alma Tejeda y Lorena Jiménez, madres de familia que esperan a sus hijos en la primaria en la que José Luis ayuda con otros padres para aminorar el desorden entre autos y personas.

La primera de ellas comenta que se estaciona en doble fila porque no hay ni siquiera un estacionamiento privado en los alrededores, y asegura que la policía está atenta.

“Sí, son muy estrictos, definitivamente”, comentó aunque en el transcurso de la salida de los estudiante pasó una patrulla y ni siquiera prestó atención a los autos pegados a la curva en doble fila.

“Creo que sí ha habido multas. A mí no, porque no lo hago. De hecho yo nunca vengo por el niño”, responde Lorena Jiménez, una madre de familia que después entre risas reconoce que está violando el reglamento.

También dice que los policías que pasan por el lugar sí prestan atención al congestionamiento, pero sobre todo cuando hay padres que se detienen hasta en tercera fila.

“Hacemos guardia para cuidarnos y a los mismos niños (…) es lo único que nos podemos apoyar”, comenta Alma Tejeda

Las dos mujeres estiman que las afectaciones al tránsito duran entre 15 y 20 minutos, aunque El Sol de Tijuana constató que fácilmente extendieron la media hora.

El secretario de seguridad comenta que los grupos de padres en los cruceros son una respuesta para el problema en el que apuestan a la prevención y capacitación.

“Es muy difícil quizá estacionarse a diez cuadras para poder llegar”, agrega cuando la se trata de que el estudiante sencillamente pase de la puerta de la escuela a la del auto donde lo esperan.

“Todos somos padres de familia, todos nos toca llevar y traer a nuestros hijos, todos vivimos esa situación prácticamente todos los días”, dice el secretario de seguridad.

La diferencia parece estar entre quienes conscientes del desorden intentan aminorar las consecuencias, y los que solo tienen en mente resolver sus necesidades sin importar lo que pase alrededor.

Daniel Ángel Rubio

El chofer del camión pesado dobló el volante para tomar la curva y pasó junto a la fila de automóviles estacionados en doble fila, donde los conductores esperaban a que sus hijos salieran de la primaria.

“¡Quítenlos!”, gritó el hombre molesto y sacando el brazo por la ventanilla para apuntar a los vehículos que dejaba atrás, mientras otro padre de familia intentaba coordinar el paso de autos y de peatones.

“Tratamos de detener poquito a la gente y que pasen los carros para que no se haga el trafical hasta allá”, dice José Luis Murillo, que tiene a su hijo inscrito en esa primaria desde hace cinco años, y él tiene dos ayudando en el cruce.

Y si atravesar una zona escolar en la hora de entrada o salida de estudiantes es complicado, en vialidades que ya están de por sí saturadas el paso puede empeorar, sobre todo cuando hay a quienes no parece importarles mucho si están estorbando.

En inmediaciones de la colonia Revolución en zona río, la mayoría espera en los autos estacionados en doble fila con el aire acondicionado encendido y las ventanillas arriba, en un punto incluso bloqueando las entradas de un domicilio particular.

Una mujer que estaba al frente de la línea de autos con la ventanilla abajo, sonríe y sube el cristal cuando le preguntan por los problemas que ocasionan estacionándose de esa manera para recoger a sus hijos.

Allí no hay ni un padre de familia ni un policía que desfogue los problemas que se dan una cuadra atrás porque los autos ocupan uno de los dos carriles de circulación, no lejos del transitado bulevar Aguacaliente.

“Siempre así lo han hecho”, responde David, un empleado de la escuela que con radio en mano pregunta amablemente si se ofrece algo, y se marcha cuando le preguntan por la doble fila de autos.

Marco Antonio Sotomayor Amezcua, secretario de seguridad pública municipal, dice que lo ideal es que las escuelas tengan gazas para facilitar el flujo de los automóviles en la entrada de la escuela, y éste un problema en todo el municipio.

“Es una problemática añeja, desafortunadamente los centros escolares tanto públicos como privados no cuentan con la infraestructura adecuada”, comenta.

A esto, añade que la policía municipal está rebasada para tener presencia en todas las áreas escolares para el cuidado y orientación tanto de padres e hijos, como de los automovilistas que tienen que pasar por el lugar.

La cobertura es en medida de las posibilidades, dice el secretario de la corporación que tiene un déficit de alrededor de 2 mil 500 elementos para abarcar las necesidades de toda la población de esta frontera.

Según el Reglamento de Tránsito de la ciudad, estacionarse en doble fila es una falta administrativa mediana que se sanciona con una multa de entre 506 pesos y 844 pesos.

“El reglamento no es posible negociarlo, lo que sí es que a veces desafortunadamente no hay la capacidad de poder sancionar a todos los que violentan el reglamento”, asegura Sotomayor Amezcua.

Algo parecido dicen Alma Tejeda y Lorena Jiménez, madres de familia que esperan a sus hijos en la primaria en la que José Luis ayuda con otros padres para aminorar el desorden entre autos y personas.

La primera de ellas comenta que se estaciona en doble fila porque no hay ni siquiera un estacionamiento privado en los alrededores, y asegura que la policía está atenta.

“Sí, son muy estrictos, definitivamente”, comentó aunque en el transcurso de la salida de los estudiante pasó una patrulla y ni siquiera prestó atención a los autos pegados a la curva en doble fila.

“Creo que sí ha habido multas. A mí no, porque no lo hago. De hecho yo nunca vengo por el niño”, responde Lorena Jiménez, una madre de familia que después entre risas reconoce que está violando el reglamento.

También dice que los policías que pasan por el lugar sí prestan atención al congestionamiento, pero sobre todo cuando hay padres que se detienen hasta en tercera fila.

“Hacemos guardia para cuidarnos y a los mismos niños (…) es lo único que nos podemos apoyar”, comenta Alma Tejeda

Las dos mujeres estiman que las afectaciones al tránsito duran entre 15 y 20 minutos, aunque El Sol de Tijuana constató que fácilmente extendieron la media hora.

El secretario de seguridad comenta que los grupos de padres en los cruceros son una respuesta para el problema en el que apuestan a la prevención y capacitación.

“Es muy difícil quizá estacionarse a diez cuadras para poder llegar”, agrega cuando la se trata de que el estudiante sencillamente pase de la puerta de la escuela a la del auto donde lo esperan.

“Todos somos padres de familia, todos nos toca llevar y traer a nuestros hijos, todos vivimos esa situación prácticamente todos los días”, dice el secretario de seguridad.

La diferencia parece estar entre quienes conscientes del desorden intentan aminorar las consecuencias, y los que solo tienen en mente resolver sus necesidades sin importar lo que pase alrededor.

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