/ domingo 9 de mayo de 2021

[VIDEO] Un gris 10 de mayo desde las prisiones

Las mamás no pueden criar a sus hijos dentro de los penales de Baja California desde 2002

Tijuana.- Laura Murillo estuvo presa en el penal de La Mesa durante tres años y ocho meses, y desde que ingresó a la prisión decidió que ninguno de sus tres hijos la visitaría en ese lugar. No quería que su error lo pagaran ellos entrando a un ambiente que sabe bien no es apto para la infancia.

“Yo no recibía visitas, ni depósitos (económicos). En el penal no los vi, solo hablaba por teléfono con mis hijos. Pensé: yo sola me metí en este problema, yo sola tengo que salir de esto. Mi hermana quería tramitar las visitas, pero yo les dije que no, si una la riega, para qué llevarse a todos entre las piernas”, platica.

Varias madres esperan que sus hijos salgan de prisión. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

Cuenta que cuando recuperó la libertad, sus hijos ya casi no reconocían su rostro y además le fue sumamente difícil adaptarse de nuevo a la vida de madre y sostén de sus hijos.

“Cuando los vi, estaba bien emocionada, lloré y lloré. Casi cuatro años sin verlos. Una de mis hijas no sabía que estaba recluida, le decía que estaba trabajando en Estados Unidos, porque ella estaba yendo a terapia psicológica por un problema que tuvo. No la quería dañar más, lo que me mandaba eran cartas”, dice.

Laura comenta que después de dejar la prisión tuvo que rehacer su vida y eso significó acostumbrarse a que la señalaran como exconvicta.

Asegura que eso a ella no le preocupa, pero en cambio sí le importa que a sus hijos los critiquen por errores que ella cometió y ya pagó privada de su libertad.

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MATERNIDAD A TRAVÉS DE LAS REJAS

Durante los casi cuatro años que estuvo presa, Laura conoció que la mayoría de las mujeres no reciben visitas de sus hijos. Los 10 de mayo, “Día de las Madres”, son nostálgicos porque muchas de las personas en prisión se encuentran lejos de sus madres, y en muchos otros casos sin poder ver a sus propios hijos.

“Sí era depresivo, pero las muchachas hacíamos pasteles en las celdas con galletas Marías para tratar de animarnos”, recuerda.

Como a los hombres, a las mujeres se les permiten las visitas conyugales y algunas de ellas deciden embarazarse.

Lo hacen aunque saben que no les permitirán quedarse con sus hijos, dice Laura Murillo, pues los niños y niñas no pueden vivir entre las rejas, los candados y las celdas.

Cuando las mujeres empiezan la labor de parto son trasladadas al Hospital General de Tijuana para dar a luz y únicamente pueden ver a sus hijos mientras están hospitalizadas; después, un familiar tiene que recoger al recién nacido en el nosocomio.

En el penal de La Mesa no existen áreas para niños y no está permitido que vivan en la prisión, así que únicamente pueden ingresar para visita.

De acuerdo con el Informe especial sobre mujeres internas en los centros de readaptación social, publicado en 2015 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), hay una decena de penitenciarias en los estados del país, donde no se permite la estancia de menores de edad con sus madres privadas de la libertad.

Entre estos centros de reinserción están los de Tijuana, Mexicali y Ensenada, en el caso de Baja California, además de otros estados como Chiapas, Jalisco, Nayarit, San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas.

La razón para no permitir que los niños y niñas vivan en los penales es velar por el interés superior del menor. También hay una apuesta por la separación gradual y paulatina del menor y su madre.

En el penal de La Mesa hay 331 mujeres internadas. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

Por esa razón, la edad máxima para que niñas y niños estén con sus madres en algunas prisiones de México es de tres años, de acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal (LNEP), vigente desde junio de 2016.

La LNEP también establece que los centros penitenciarios deben garantizar a los menores zonas para esparcimiento, una buena alimentación, servicios de salud y de educación, de acuerdo con su edad.

LAS RESTRICCIONES EN BAJA CALIFORNIA

Las madres no pueden criar a sus hijos dentro de los penales de Baja California desde agosto del año 2002, cuando fue desarticulado “el pueblito” en la penitenciaría de Tijuana, donde las miles de personas privadas de su libertad convivían bajo sus propias reglas.

Todavía en la mente de muchas personas están vivas esas imágenes en las que cientos de familias podían convivir dentro de la cárcel entre delincuentes de alta peligrosidad y venta de drogas.

Según datos de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario, en Baja California hay aproximadamente 650 mujeres privadas de la libertad en alguno de los tres centros penitenciarios mixtos.

Son ellas las que este lunes 10 de mayo no podrán festejar con sus madres o con sus hijos porque las visitas se realizan el domingo de cada dos semanas.

Del total de mujeres que se encuentran en las cárceles de Baja California, el penal de La Mesa es el que tiene la mayor cantidad de ellas, con 331; le sigue Mexicali con 217 y al final se encuentra Ensenada con 103.

También hay madres que trabajan como custodias. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

HIJOS PRESOS, MADRES LIBRES

La maternidad y las rejas también tiene otra historia: las madres que esperan a que sus hijos internos en un penal vuelvan a ser libres.

Es el caso de María, que este “Día de las Madres” vivirá una celebración muy distinta, una que ninguna madre quisiera tener, pues será el primer 10 de mayo que lo hará con el corazón en el penal de Tijuana visitando a su hijo.

“Triste, tengo más hijos, pero no va a estar él. El primer 10 de mayo que no estará conmigo, todo el tiempo me he sentido mal”, comenta.

Su hijo tiene 27 años e ingresó hace apenas dos meses a la penitenciaría acusado del delito de robo de vehículo, aunque las acusaciones de la Fiscalía General Estatal (FGE) no son válidas para María, que cree en la inocencia de su hijo.

“Compró un carro que resultó ser robado; con los papeles originales supuestamente, pero eran clones. Según es un delito equiparado porque venía manejando él, pero él no se robó el carro”, subraya.

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Cada domingo, María hace fila hasta por ocho horas únicamente para depositarle dinero a su hijo y que pueda tener una mejor alimentación.

Dice que la comida que reciben las personas privadas de su libertad es escasa y para hacerle llegar un poco de dinero se planta desde las 7:00 horas afuera del penal hasta que las puertas abren para iniciar con los depósitos.

“Es mi hijo, una madre hace todo por un hijo y no lo puedo dejar solo”, dice María.

Guadalupe es otra madre de familia que espera que su hijo salga en libertad, y lo espera desde hace 25 años, mientras él ha recorrido diferentes centros de readaptación social de máxima seguridad en otros estados del país.

Los familiares apoyan con artículos a los internos. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

“Lo cambiaron al penal de La Mesa porque ya está por salir libre. Estamos esperando que lo liberen estos días, a lo mejor es el primer 10 de mayo que esté en libertad y sea su primer ‘Día de las Madres’ libre” (sic), dice con esperanza.

Ninguna de estas dos mujeres quiso revelar su identidad completa porque dicen que tener un hijo preso, y provoca que la sociedad las considere “malas madres”. Cuentan que son juzgadas bajo la acusación de que al no haberles dado una educación, sus hijos cayeron presos.

Tijuana.- Laura Murillo estuvo presa en el penal de La Mesa durante tres años y ocho meses, y desde que ingresó a la prisión decidió que ninguno de sus tres hijos la visitaría en ese lugar. No quería que su error lo pagaran ellos entrando a un ambiente que sabe bien no es apto para la infancia.

“Yo no recibía visitas, ni depósitos (económicos). En el penal no los vi, solo hablaba por teléfono con mis hijos. Pensé: yo sola me metí en este problema, yo sola tengo que salir de esto. Mi hermana quería tramitar las visitas, pero yo les dije que no, si una la riega, para qué llevarse a todos entre las piernas”, platica.

Varias madres esperan que sus hijos salgan de prisión. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

Cuenta que cuando recuperó la libertad, sus hijos ya casi no reconocían su rostro y además le fue sumamente difícil adaptarse de nuevo a la vida de madre y sostén de sus hijos.

“Cuando los vi, estaba bien emocionada, lloré y lloré. Casi cuatro años sin verlos. Una de mis hijas no sabía que estaba recluida, le decía que estaba trabajando en Estados Unidos, porque ella estaba yendo a terapia psicológica por un problema que tuvo. No la quería dañar más, lo que me mandaba eran cartas”, dice.

Laura comenta que después de dejar la prisión tuvo que rehacer su vida y eso significó acostumbrarse a que la señalaran como exconvicta.

Asegura que eso a ella no le preocupa, pero en cambio sí le importa que a sus hijos los critiquen por errores que ella cometió y ya pagó privada de su libertad.

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MATERNIDAD A TRAVÉS DE LAS REJAS

Durante los casi cuatro años que estuvo presa, Laura conoció que la mayoría de las mujeres no reciben visitas de sus hijos. Los 10 de mayo, “Día de las Madres”, son nostálgicos porque muchas de las personas en prisión se encuentran lejos de sus madres, y en muchos otros casos sin poder ver a sus propios hijos.

“Sí era depresivo, pero las muchachas hacíamos pasteles en las celdas con galletas Marías para tratar de animarnos”, recuerda.

Como a los hombres, a las mujeres se les permiten las visitas conyugales y algunas de ellas deciden embarazarse.

Lo hacen aunque saben que no les permitirán quedarse con sus hijos, dice Laura Murillo, pues los niños y niñas no pueden vivir entre las rejas, los candados y las celdas.

Cuando las mujeres empiezan la labor de parto son trasladadas al Hospital General de Tijuana para dar a luz y únicamente pueden ver a sus hijos mientras están hospitalizadas; después, un familiar tiene que recoger al recién nacido en el nosocomio.

En el penal de La Mesa no existen áreas para niños y no está permitido que vivan en la prisión, así que únicamente pueden ingresar para visita.

De acuerdo con el Informe especial sobre mujeres internas en los centros de readaptación social, publicado en 2015 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), hay una decena de penitenciarias en los estados del país, donde no se permite la estancia de menores de edad con sus madres privadas de la libertad.

Entre estos centros de reinserción están los de Tijuana, Mexicali y Ensenada, en el caso de Baja California, además de otros estados como Chiapas, Jalisco, Nayarit, San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas.

La razón para no permitir que los niños y niñas vivan en los penales es velar por el interés superior del menor. También hay una apuesta por la separación gradual y paulatina del menor y su madre.

En el penal de La Mesa hay 331 mujeres internadas. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

Por esa razón, la edad máxima para que niñas y niños estén con sus madres en algunas prisiones de México es de tres años, de acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal (LNEP), vigente desde junio de 2016.

La LNEP también establece que los centros penitenciarios deben garantizar a los menores zonas para esparcimiento, una buena alimentación, servicios de salud y de educación, de acuerdo con su edad.

LAS RESTRICCIONES EN BAJA CALIFORNIA

Las madres no pueden criar a sus hijos dentro de los penales de Baja California desde agosto del año 2002, cuando fue desarticulado “el pueblito” en la penitenciaría de Tijuana, donde las miles de personas privadas de su libertad convivían bajo sus propias reglas.

Todavía en la mente de muchas personas están vivas esas imágenes en las que cientos de familias podían convivir dentro de la cárcel entre delincuentes de alta peligrosidad y venta de drogas.

Según datos de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario, en Baja California hay aproximadamente 650 mujeres privadas de la libertad en alguno de los tres centros penitenciarios mixtos.

Son ellas las que este lunes 10 de mayo no podrán festejar con sus madres o con sus hijos porque las visitas se realizan el domingo de cada dos semanas.

Del total de mujeres que se encuentran en las cárceles de Baja California, el penal de La Mesa es el que tiene la mayor cantidad de ellas, con 331; le sigue Mexicali con 217 y al final se encuentra Ensenada con 103.

También hay madres que trabajan como custodias. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

HIJOS PRESOS, MADRES LIBRES

La maternidad y las rejas también tiene otra historia: las madres que esperan a que sus hijos internos en un penal vuelvan a ser libres.

Es el caso de María, que este “Día de las Madres” vivirá una celebración muy distinta, una que ninguna madre quisiera tener, pues será el primer 10 de mayo que lo hará con el corazón en el penal de Tijuana visitando a su hijo.

“Triste, tengo más hijos, pero no va a estar él. El primer 10 de mayo que no estará conmigo, todo el tiempo me he sentido mal”, comenta.

Su hijo tiene 27 años e ingresó hace apenas dos meses a la penitenciaría acusado del delito de robo de vehículo, aunque las acusaciones de la Fiscalía General Estatal (FGE) no son válidas para María, que cree en la inocencia de su hijo.

“Compró un carro que resultó ser robado; con los papeles originales supuestamente, pero eran clones. Según es un delito equiparado porque venía manejando él, pero él no se robó el carro”, subraya.

¿BUSCAS O VENDES ALGO? ¡ANÚNCIALO EN CLASIFICADOS!

Cada domingo, María hace fila hasta por ocho horas únicamente para depositarle dinero a su hijo y que pueda tener una mejor alimentación.

Dice que la comida que reciben las personas privadas de su libertad es escasa y para hacerle llegar un poco de dinero se planta desde las 7:00 horas afuera del penal hasta que las puertas abren para iniciar con los depósitos.

“Es mi hijo, una madre hace todo por un hijo y no lo puedo dejar solo”, dice María.

Guadalupe es otra madre de familia que espera que su hijo salga en libertad, y lo espera desde hace 25 años, mientras él ha recorrido diferentes centros de readaptación social de máxima seguridad en otros estados del país.

Los familiares apoyan con artículos a los internos. Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

“Lo cambiaron al penal de La Mesa porque ya está por salir libre. Estamos esperando que lo liberen estos días, a lo mejor es el primer 10 de mayo que esté en libertad y sea su primer ‘Día de las Madres’ libre” (sic), dice con esperanza.

Ninguna de estas dos mujeres quiso revelar su identidad completa porque dicen que tener un hijo preso, y provoca que la sociedad las considere “malas madres”. Cuentan que son juzgadas bajo la acusación de que al no haberles dado una educación, sus hijos cayeron presos.

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