Juan Miguel Hernández
Tijuana.- Madres de familia de Guerrero y Michoacán llegan a esta frontera luego de haber perdido a sus esposos a causa de la violencia que se vive en esos estados del país.
La representante del albergue Madre Assunta, María Galván, señaló que actualmente en el albergue hay 120 personas entre mujeres y niños. De ese número, 100% se desplazaron desde sus hogares luego de haber sido víctima de extorsiones e intento de asesinato.
“Llegan temerosas; son personas que llegan contando historias de mucha violencia. Los niños cuentan cómo vieron que se querían llevar a su papá o a ellos mismo para meterlos a las bandas. Amenazan a las señoras para que les den una cuota mensual; si no la dan, las matan”, expresó.
Del total de mujeres que arriban a Tijuana, son pocas las que llegan con su esposo; gran parte de ellas los perdieron a manos del crimen organizado, mientras que otras relatan haberse separado de sus parejas.
“La gran mayoría son madres solteras o separadas; y otras, viudas que sufren por la pérdida de sus parejas a causa de la violencia”, comentó.
ALBERGUES, SATURADOS
El retraso en las citas para solicitar asilo político en los Estados Unidos ha provocado que buena parte de los albergues de Tijuana se encuentren a su máxima capacidad; algunos, incluso, reciben a más gente de la que pueden atender.
“Rebasamos nuestra capacidad; casi la estamos triplicando. Tenemos capacidad para 45 personas, y ahora hay más de 120”, reveló la representante de Madre Assunta.
Actualmente, el gobierno norteamericano tarda un promedio de 30 días en otorgar la cita de asilo político. En dicho tiempo de espera, las familias que llegan a esta frontera suelen acudir a los albergues en búsqueda de un refugio que les otorgue un techo y alimentación.
Tan solo el albergue Juventud 2000, ubicado en la Zona Norte de Tijuana, aloja en estos momentos a 104 personas, de las cuales 48 son niños.
“Existe la violencia que afecta a las poblaciones aledañas de las comunidades de Michoacán y Guerrero, pero también en Centroamérica huyen de la violencia; no ha parado”, declaró el director del albergue, José María García.
Otros, como el albergue Casa Puerta de la Esperanza, operado por Ejército de Salvación, han optado por no recibir a más mujeres migrantes con el propósito de garantizar un buen servicio y alimentación a las 30 personas que alojan.
“Nos preocupa, porque nosotros apelamos a la calidad de nuestro servicio; no atendemos a más personas que podamos atender. Cada vez me toca decirle(s) a más personas ‘no tengo espacio’”, confesó el director del Ejército de Salvación, Isaac Olvera.