Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- Gerardo A. fuma marihuana de manera recreativa desde hace seis años sin temor a ser sorprendido por la policía y terminar frente a un juez.
Aunque toma precauciones cuando compra la hierba y regresa a su casa con ella, lo considera una actividad normal.
“Mucha gente lo hace y ni siquiera te imagina (…) el rechazo es de la generación atrás de nosotros y no va a pasar de allí”, dice en entrevista telefónica desde el lugar en el que trabaja como diseñador gráfico.
Hoy una persona puede traer consigo hasta cinco gramos de marihuana para consumo personal y no ir a la cárcel, pero más de esa cantidad puede ser considerado narcomenudeo.
Ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que los mayores de edad tienen derecho a fumar marihuana con fines recreativos, pero Gerardo no sabe qué cambios habrá en la práctica.
Pero no es el único, porque especialistas del derecho como Cuauhtémoc Rubio, expresidente del Colegio de Abogados Constitucionalistas de Tijuana, dice que hay mucho por definir.
Considera que falta claridad sobre detalles como la distribución de la marihuana que hoy controlan los cárteles de la droga.
“Lo veo un poco descabellado. Creo que nuestro país todavía no está preparado para que nuestros jóvenes tengan la opción de entretenerse de esa manera”, comenta.
También piensa que el fallo del máximo tribunal de este país puede reproducir un modelo como el de California, EU, donde el producto paga impuestos y hay vigilancia de las autoridades.
“Bien organizadas las cosas sí se pueden hacer”, dice el abogado remarcando la necesidad de una regulación precisa.
Y hay otra cosa en la que coincide con Gerardo: ser detenido con la cantidad permitida es una falta administrativa, y en ocasiones ni siquiera eso.
“Lo que pasa normalmente es que la policía les recoge la marihuana cuando son cantidades muy pequeñas”, comenta Cuauhtémoc Rubio.
Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), en los dos años que van de esta administración suman cinco mil 330 detenidos por posesión de droga, y la minoría son grandes cargamentos.
Incluso el doctor Vicente Sánchez, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública en El Colegio de la Frontera norte (El Colef), no espera un gran cambio en los problemas de seguridad.
“No es que ya con eso se acabe la violencia, tiene muchos orígenes. La que tiene que ver con el mercado negro de drogas es solamente parcial la que tiene que ver con el tráfico de la marihuana”, dice.
Además, explica, el fallo de la corte que generó jurisprudencia no es una puerta abierta al consumo, sino la posibilidad de que cualquier ciudadano obtenga un amparo de ahora en adelante.
El siguiente paso, continúa, sería que los legisladores federales modificaran la ley para garantizar el derecho que la SCJN reconoció.
“El gobierno entrante y algunos de los funcionarios que se han propuesto se han manifestado por hacer las regulaciones adecuadas”, refiere Vicente Sánchez.
“Ningún país antes de crear una estructura legal para que se normalice o regule el uso de sustancias prohibidas tiene una estructura hasta que se crea el marco legal. Habrá que ver hacía donde se camina”, agrega sobre las condiciones del país para esos cambios.
Gerardo, quien también es parte de una banda de música y convive con otros consumidores de marihuana en sus conciertos, cree que pueden venir cosas buenas.
Una es la posibilidad de comprar marihuana de calidad sin estar sujeto a la oferta en las calles, y otra dejar de dar su dinero a los narcotraficantes.
Creo que nuestro país todavía no está preparado para que nuestros jóvenes tengan la opción de entretenerse de esa manera
Cuauhtémoc Rubio, expresidente del Colegio de Abogados