CHILPANCINGO. Integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Pueblos Fundadores (CRAC-PF) presentaron este miércoles a niños de pueblos indígenas armados para sumarlos a los trabajos de vigilancia en las comunidades y para la búsqueda de cuatro personas desaparecidas en el municipio de José Joaquín de Herrera, cuya cabecera es Hueycantenango, en la región de la Montaña baja de Guerrero.
Las autoridades comunitarias continúan con la búsqueda de José Teodoro Domingo, Cecilia Gaspar y los hijos de ambos: Roberto y Audencio, quienes fueron privados de su libertad el pasado viernes en el punto conocido como Zacatepec, cercano a la comunidad de Acoitapachtlan, municipio de Chilapa.
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Mediante un comunicado, la policía comunitaria que opera la CRAC-PF convocó a niños para armarlos y para que participen en los trabajos de búsqueda que se realiza en toda la región de la Montaña baja de Guerrero.
La decisión de armar a los menores fue tomada en la asamblea de la comunidad ante la situación de inseguridad que viven en esa región y con la necesidad de mantenerse a salvo de los embates de los grupos criminales.
El grupo que fue presentado durante la asamblea está conformado por 20 menores, de los cuales 15 son varones y cinco mujeres, y sus edades fluctúan entre 11 y 15 daños, los cuales, de acuerdo con la CRAC-PF, fueron previamente preparados para operar un rifle de bajo calibre como el .22.
En la asamblea, los menores realizaron una pequeña demostración de cómo usarán las armas para defenderse ante el embate de los grupos delincuenciales, sin embargo, los rifles fueron sólo para los mayores de 14 años, mientras que a los restantes les dieron varas de carrizo para que lo portaran como si fuera un fusil.
Los menores que se presentaron en la cancha del pueblo de Ayahualtempa se formaron para que les pasaran lista, y todos asistieron con el rostro cubierto con paliacates, con pantalón de mezclilla y con una playera verde olivo con insignias de la CRAC-PF; la mayoría con huaraches.
La CRAC-PF en 2020 armó a sus niños para participar en labores de seguridad ante la situación de acoso que viven por parte de un grupo criminal al que se conoce como Los Ardillos y la disputa que mantienen con pueblos vecinos que son controlados por ese grupo.
Ese año, a los menores los armaron en respuesta al asesinato de 10 integrantes de una banda de música que fue emboscada y calcinada.
El sistema de autodefensa que prevalece en esa región de la Montaña Guerrero tiene su origen en la policía comunitaria que nació a principios de la década de los 90 en la región Costa Chica, que posteriormente se replicó en casi toda la zona de la Montaña y llegó a esa parte baja auspiciada por miembros fundadores como Cirino Plácido Valerio.
Ese sistema de autodefensa tiene su fundamento en la Constitución Política del país que concede el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, también en tratados y convenios internacionales que garantiza la libre determinación de los pueblos y su derecho a la seguridad y justicia.
Desde la denuncia de la privación de la libertad de sus cuatro compañeros, la CRAC-PF lanzó advertencias de que utilizará todos sus recursos para buscarlos y liberarlos pues asegura que fueron llevados al pueblo de Tlanicuilulco, perteneciente al municipio de Quechultenango, y que se sabe es la base operativa del grupo delincuencial conocido como Los Ardillos.
En sus desplegados, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias ha señalado como responsables de la desaparición de sus cuatro integrantes a autoridades y pobladores de Tlanicuilulco que presumen son una célula del grupo delincuencial que mantiene controlada la región.
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Cabe resaltar que tras el anuncio de armar a los niños, las autoridades desplegaron acciones en el pueblo para tratar de localizar a los desaparecidos de manera coordinada con la Fiscalía General del Estado de Guerrero, con la policía estatal, con la Guardia Nacional y con el Ejército mexicano sin que hasta el momento se tengan indicios de donde se encuentran los cuatro habitantes de Ayahualtempa.
Nota publicada en El Sol de Acapulco