Monterrey, N. L.- Por lo menos son ya diez años en que lososos abandonan su hábitat natural en la sierra para bajar a lazona urbana de Monterrey en busca de comida y agua.
Fue en 2008 cuando se dieron los primeros avistamientos deplantígrados y se contabilizaron diez, un número que semantuvo al año siguiente y en los que siguieron rondaron ladocena e inclusive 18 animales.
Nuevamente un oso negro deambuló en las instalaciones de laFacultad de Ciencias de la Comunicación, de la UniversidadAutónoma de Nuevo León, en una situación que se hatornado normal para quienes residen en sectores boscososcolindantes con zonas serranas.
Estudiantes del plantel grabaron al oso negro y Blanca Rivera,dijo que se han acostumbrado a ver a esos animales quecontinuamente deambulan por la escuela que se ubica en las faldasde una sierra al sur de la ciudad. En este mismo mes, recordóla alumna, hubo otro avistamiento.
Inclusive, el 23 de agosto un oso entró a una residencia ydevoró a un cerdito mascota de la familia; en añosanteriores, se han instalado en albercas familiares.
Aunque han aparecido en el norte del Estado, son numerosos losavistamientos al sur en los municipios de Monterrey y San PedroGarza García, pues de acuerdo a la Profepa, los animales bajande la Sierra Madre en busca de alimentos y agua.
Las recomendaciones se mantienen en el sentido de no daralimentos, ni tomarse fotos con ellos para evitar algúnataque.
En su gran mayoría, los plantígrados son capturadospor elementos de la Profepa y tras una revisión son llevados asu hábitat natural en la sierra.
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