Un alza del 10% en las atenciones por depresión y ansiedad en niños y adolescentes es lo que ha detectado el Instituto de Psiquiatría de Baja California (IPBC) desde la llegada de la pandemia Covid-19, reconoció el director de la institución, Víctor Salvador Rico Hernández.
Señaló que las atenciones se han dado entre menores de 12 a 17 años de edad, a pesar de que regularmente los principales padecimientos en menores que atiende el Instituto han sido relacionados a trastornos de conducta, de atención e hiperactividad.
“Mucho tuvo que ver la situación de la pandemia, los seres humanos somos gente que tendemos a socializar; ellos estuvieron prácticamente dos ciclos sin hacerlo, de tal manera que cuando se retoman se empiezan a ver este tipo de problemas”.
Dentro de los criterios para la depresión y ansiedad, indicó Rico Hernández, se encuentran la presencia de pensamientos suicidas, tristeza, aislamiento y cambios repentinos en las actividades de las personas, aunque en algunos casos también se pueden presentar ataques de enojo o irritabilidad.
A nivel mundial, el grupo poblacional con el mayor riesgo suicida se da entre las edades de 12 a 29 años y, aunque es más común este padecimiento en mujeres, no hay restricciones de edad o sexo entre las personas a quienes puede llegar a afectar.
“El pensamiento suicida es un criterio clínico de la depresión, y los que más han llegado a consumar un suicido es porque traen un problema ahí afectivo”.
Según estadísticas de Baja California, 6 de cada 20 personas presentarán en algún momento de su vida una enfermedad mental, y de estas el 40% estará relacionado a un caso de depresión.
En el caso de los menores de edad, el director del Instituto de Psiquiatría de Baja California recordó la importancia de que los padres estén atentos a cualquier cambio en el comportamiento de sus hijos, ya que podría estar relacionado a síntomas de depresión o ansiedad.
Resaltó que la principal alarma es un cambio de comportamiento abrupto, ya sea considerado negativo o positivo en el niño o adolescente, e hizo énfasis en la necesidad de que los padres conozcan a sus hijos y se mantengan pendientes de cualquier cambio que puedan tener.
“Un cambio de comportamiento abrupto tenemos que saber porqué, tenemos que investigarlo”, dijo.
Otros signos que pueden estar relacionados a casos de depresión o ansiedad en menores es el aislamiento de amigos o familiares, además de comentarios directos que realicen como que “no deberían estar aquí” o que su familia estaría “mejor sin ellos”.
