Tijuana.- La presencia de personas en situación de calle con problemas de salud mental que duermen afuera de establecimientos, se desnudan o agreden a los transeúntes, ha incrementado en la Zona Centro.
Guillermo Díaz, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Tijuana, dijo que desde hace 20 años han estado empujando la creación de un hospital o clínica para la atención médica de estas personas por parte de las autoridades, sin embargo, no lo han podido concretar.
“Están en todas partes por el Centro. El problema no es sacarlos o echarlos a una patrulla, no es una solución del problema, además se violan sus derechos humanos”, apuntó.
Dijo que el gobierno estatal promovió el Hospital de Salud Mental de Tijuana, pero desde hace ocho años aproximadamente le dieron la dirección a una persona y se convirtió prácticamente en un hospital “privado”.
“¿A dónde vamos a llevar para que les den atención? No hay en todo Baja California. Las autoridades deben de prestar atención a este tema que es grave”, indicó Guillermo Díaz.
“Están fuera de sus cabales, se enojan y tiran golpes, maltratan a todo mundo en el Centro. ¿Dónde están las autoridades para este asunto?”, preguntó.
Comentó que recientemente tuvieron una reunión con las autoridades del estado para externa este problema y la respuesta recibida fue que los empresarios deben de cooperar para solucionar este problema.
Guillermo Díaz señaló que ellos ya pagan impuestos como para además abrir clínicas de para atender a las personas sin hogar que tienen problemas de salud mental, una responsabilidad del gobierno.
La coordinadora del área de trabajo social del Hospital de Salud Mental de Tijuana, Elena del Palacio Robles, dijo que aproximadamente hace ocho años que el gobierno del estado les retiró el presupuesto para atender a pacientes que se encontraban en la vía pública y sin familiares.
Al ser una asociación civil no tuvieron los recursos para seguir recibiéndolos e internarlos en las 100 camas con las que cuenta el hospital.
Actualmente solo reciben a pacientes acompañados con sus familiares porque la atención debe ser integral, donde la familia debe estar involucrada y dar seguimiento al consumo de medicamentos.
Del Palacio Robles indicó que solo reciben entre una o dos personas en situación de calle al mes, pero estos son llevados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM), o en algunos casos por la Secretaría de Seguridad Pública.
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“Una vez ya estabilizados los llevaban a algún albergue o centro de rehabilitación para que ya no regresaran a la calle”, comentó.
Refirió que de esa manera funcionaba el anterior programa, antes de que fuera retirado el subsidio para la atención de personas en condición de calle.
Comentó que cuando el Seguro Popular comenzó a funcionar en 2008, empezó también el retiró de muchos programas del gobierno en materia de salud, “quedando la población indigente desprotegida”.
“Este problema siguió creciendo porque ya no hubo quién les diera la atención. Lo que podemos ofrecerle es la consulta, pero una consulta no es suficiente porque no tienen cómo surtirse el medicamento. ¿Quién estará al tanto de que se lo tome para que tenga una mejoría? Nosotros no podemos hospitalizarlos por falta de presupuesto”, señaló
En Baja California solamente hay un hospital psiquiátrico y se encuentra en el municipio de Mexicali, donde son atendidas todas las personas que no cuenten con servicios médicos, pero en Tijuana no lo hay, agregó.
“Todos los días recibimos llamadas de la ciudadanía para reportarnos que afuera de sus domicilios se encuentran personas que se están desnudando, que les gritan palabras a su familia”, dijo la coordinadora.
Opinó que esta situación debe de ser atendida a fondo para proteger al paciente psiquiátrico que está en la calle y esto debería ser “una prioridad para el gobierno”.
Del Palacio Robles señaló que muchas personas que están en la calle son consumidoras de sustancias que les generan cuadros psiquiátricos.
“Nos llegan personas solicitando internar a sus familiares que utilizan drogas y ya quedaron dañados. Hablan solos aunque ya no utilicen drogas, queda un trastorno residual”, platicó.
