Karina Torres
Tijuana.- La población de Tijuana está compuesta por una gran variedad de ciudadanos originarios de esta frontera y por cientos de viajeros que adoptaron esta tierra a la que llegaron en busca de una mejor oportunidad de vida, pero existe otro sector que viene a esta región diariamente; son los migrantes deportados de los Estados Unidos que, después de residir por muchos años en el vecino país del norte, regresan a al país que los vio nacer, mismo que desconocen por haber emprendido el viaje a tierras norteamericanas.
José Núñez es un caso de estos. Originario de Michoacán, llegó a Estados Unidos con la intención de buscar un mejor futuro; vivió durante 20 años en el vecino estado de California, en donde formó una familia con tres hijos, pero su problema con la bebida ocasionó que reuniera tres multas por manejar bajo los efectos del alcohol y, en la última detención, fue deportado por las autoridades norteamericanas a Tijuana.
“Me tocó deportación, y ahorita he tratado de evitar cruzar para que se limpie mi récord, (para que) me otorguen el perdón y buscar la forma de ingresar. Ahorita mis hijos ya están grandes de edad; ellos ya tienen la mayoría de 21 años, y si se me da la oportunidad, regresar(é) a los Estados Unidos”, expresó el señor Núñez, quien además de su familia, en Estados Unidos dejó su negocio de jardinería. Siendo su propio jefe, lograba llevar el sustento a su hogar; sin embargo, al ser deportado, tuvo que vender su negocio con ayuda de uno de sus hermanos, y el dinero recaudado intentó emplearlo para regresar a su natal Michoacán. Sin embargo, fue víctimas de una estafa y perdió los pocos recursos que le quedaban, situación que lo orilló a quedarse en esta ciudad fronteriza.
Desde entonces, ha buscado habitaciones en renta y albergues para migrantes connacionales deportados. Actualmente, hace trabajos de limpieza en casas de la Zona Norte; asimismo, limpia carros para obtener recursos para poder comer todos los días. El contacto con su familia, que aún radica en Estados Unidos, lo perdió por completo, ya que, hace 10 años, fue la última vez que pudo ver a sus hijos.
“Después de 20 años, intenté regresar a Michoacán y para mí fue muy difícil, porque, la verdad, cuando tuve la oportunidad de regresar, pues (…) los mismo policías me quitaron los papeles, mi dinero, y traté de denunciarlos para tratar de recuperar al menos mis papeles, pero todos me hicieron caso omiso; me decían “vaya a tal parte”. Luego, “vaya a tal parte”; entonces, lo que hice (fue que) busqué un trabajo aquí sin papeles, (en el) que no me pidieran documentación. Empecé a hacer mantenimiento a las tiendas, hacer mandados, y ahorita hago detallado de vehículos, lavo, pulo; es mi manera de sobrevivir”, afirmó el señor José.
Sus ingresos varían todos los días. En fines de semana, gana hasta 500 pesos por día, pero, entre semana, logra sacar 200 pesos por día, situación que lo limita para salir adelante. Sin embargo, aseguró que la policía local lo detiene hasta tres veces por semana perdiendo el poco dinero que logra reunir.
Pese a su situación económica, confía en que próximamente pueda regresar a Estados Unidos para reunirse con su familia y comenzar de nuevo con su negocio, lo que le permitiría estabilizar su situación económica.