Juan Miguel Hernández
En el Valle de San Quintín la desalinización de agua se ha convertido en un alternativa para continuar con las actividades agrícolas, expuso el investigador del Departamento de Estudios Urbanos del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), Óscar Alberto Pombo López.
El especialista señaló que en el sur de Baja California hay 54 plantas desaladoras, de las cuales tres son de alta capacidad y 25 de producción promedio.
San Quintín es una zona particular, agrícola que se ha desarrollado y tiene un gran desarrollo con alta técnica
Indicó que las desaladoras están ubicadas en la parte baja de la cuenca, ya que requieren de mucha electricidad para operar y procesar el vital líquido.
“Esto nos muestra que tenemos distribución pareja en toda la sección, lo que ocurre es que varias empresas que tienen más de una planta”, apuntó.
El investigador del Departamento de Estudios Urbanos del Colef, precisó que el uso de las desaladoras ha promovido la sobreexplotación de los mantos acuíferos de la zona, dado que entre 2001-2016 la capacidad de recarga del manto era de 283 millones de metros cúbico y se le extrajeron poco menos de 400 millones de metros cúbicos.
“Los volúmenes de producción son iguales desde hace 3 o 4 años, pero en el momento en que se pueda desalar agua de mar se va a disparar la producción”, apuntó.
Por último, reconoció que tratar aguas negras resulta más económico que desalar agua, sin embargo, el consumo de energía eléctrica se dispara en la zona del Valle de San Quintín.
“Aunque tú quisieras poner mañana agua y drenaje, primero tiene que tener agua y drenaje, cuántos años van a tener que pasar para juntar esa agua que se produce y trata”, precisó.