Tijuana.- Más que obedecer intereses políticos de Estados Unidos, la migración que llega a Tijuana es de carácter humanitario y así debe ser atendida, señaló José Luis Pérez Canchola, director de Atención al Migrante.

Calificó como “una tesis válida” la afirmación del padre Alejandro Solalinde, en el sentido de que la migración es utilizada por políticos de Estados Unidos, a través de organismos como Pueblo sin Fronteras, para movilizar a migrantes durante periodos electorales en aquel país.

“Pero mi punto de vista es que, si una familia no tiene razón fundamental grave, no se mueve de sus casas, no va a andar con niños y abandonando su lugar de origen, sino hay una razón fundamental, la gente cuando está bien, aunque llegue supermán a invitarlos a salir de ahí, no van a salir”, subrayó.

Se están saliendo porque hay causas fundamentales, principalmente por violencia y criminalidad, dijo.

En ese sentido, anotó, tanto sociedad como autoridades “deberíamos ampliar nuestra propia visión y decir que es una migración de carácter humanitario y, desde luego, que la gente tiene más temor de viajar sola en razón de asaltos y robos”.

Subrayó que el maltrato a migrantes se da al cruzar México para llegar a la frontera con Estados Unidos, sobre todo por parte de agentes de migración ubicados en los retenes y de elementos de la Guardia.

Señaló que en los retenes que los migrantes cruzan en su paso por este país, los “malos elementos” de Migración y de la Guardia Nacional les cobran de 200 a 600 pesos para permitirles seguir su camino.

Por ello, subrayó, “estamos en contra de la intervención de la Guardia Nacional en temas migratorios, en contra del uso de la violencia”.

Otra muestra de la falta de solidaridad de México hacia los migrantes, son las situaciones de maltrato y abandono por parte de las autoridades hacia quienes se ven obligados a transitar por el territorio mexicano, ya sean centroamericanos o connacionales.

“En el caso de la frontera sur hay casos de secuestro, violación sexual de niñas, separación de familias, polleros que abusan de ellos, jóvenes marcados por la mafia, familias de Michoacán a quienes los narcos les queman las casas porque no se van a formar parte de sus filas, así como reclutamiento forzado de jóvenes en Michoacán y Guerrero”.