/ sábado 8 de febrero de 2020

Un viaje con un final inesperado

Sonia Alcantar narra su experiencia durante su estancia académica en Hong Kong y el brote del coronavirus

Sonia Alcantar Jaime inició en septiembre del año pasado, una estancia académica en Hong Kong, que le llevaría a conocer gran parte de Asia. Sin embargo, a finales de enero de 2020, se desató la propagación del coronavirus en China, lo que complicaría su regresó al continente americano, luego de unos meses en el otro lado del mundo.

El Sol de Tijuana: ¿Por qué tu viaje a China?

Sonia Alcantar: Fui a China precisamente para hacer una estancia de investigación respecto a mi tesis, de aquel lado hay uno de mis lectores, tuve que ir a entrevistarme con él y hacer revisiones de mi trabajo y hacer recolecciones de trabajo de campo.

ST: ¿Los primeros tres meses se fue desarrollando tu estancia de acuerdo a lo previsto?

SA: Tuve un mes y medio en Hong Kong, no era una vida cotidiana normalmente porque había protestas y estar en medio de esa protestas es una dinámica muy importante. No me tocó conocer ese Hong Kong tranquilo.

ST: ¿Cómo te llega la primera noticia del brote del coronavirus?

SA: Yo me encontraba en Camboya y al momento de estar revisando mis redes sociales, empecé a leer acerca de ese virus, que a finales de diciembre habían detectado ese primer caso en China, pero no sonaba tan fuerte, sin embargo, se hablaba de un nuevo virus. Conforme pasaron los días de Camboya fui a Malasia y de ahí a Singapur, me di cuenta que el número de las noticias incrementaba y se hablaba del número de personas que habían fallecido.

No le presté importancia hasta que muchos amigos mexicanos me empezaron a escribir para preguntarme cómo estaba, si estaba bien, estaba enferma. Cuando noté el pánico fue cuando regresé de Singapur a Hong Kong, el 26 de enero, puesto que en el aeropuerto las medidas habían cambiado. En todos mis trayectos, en todos los aeropuertos que estuve las medias de seguridad eran las mismas, pero de regresar de Singapur a Hong Kong, me di cuenta que el personal repartía cubrebocas de manera gratuita, todas las personas se estaban cubriendo.

Cuando llegue a Hong Kong me di cuenta que todo mundo traía el cubre bocas, fue cuando supe que esta era una situación crítica. Muchos ya no iban a trabajar, las calles están más vacías, yo lo atribuí a que están de vacaciones por el Año Nuevo, pero al mismo tiempo prolongaron la entrada de los niños a las escuelas, precisamente a causa del virus. Ahí me di cuenta que era una emergencia distinta.

ST: ¿Cómo se está desarrollando la vida allá, si se percibe esta alerta?

SA: Se encuentran en alerta máxima, todas las protestas han virado de un objetivo democrático al aumento de las medidas de seguridad. Las personas en Hong Kong no se asumen como chinos, piden que se cierren las fronteras para que no incrementen los casos.

Allá se respira un aire de pánico, incluso en la iglesia donde yo me congregaba enviaron un comunicado por internet, donde a todos les dijeron que si tenían cualquier síntoma, se sentían mal, no fueran a esa lugar, por lo tanto disminuyó el número de congregantes. Prohibían que se dieran la mano, nos pedían no tener contacto físico.

ST: ¿Tuviste algún problema para regresar ?

SA: Mis conocidos me pidieron que extremara precauciones. Llegué al aeropuerto, revisé mi aplicación de American Airlines que fue la línea con la que volé, llegué al aeropuerto y vi que el vuelo estaba cancelado y ahí es donde entre en un momento de pánico, porque llegue a pensar que me iba a quedar en Asia. La compañía decidió que me cambiaran de aerolínea y pude regresar aquí.

Me di cuenta que en el aeropuerto de Hong Kong había medidas de seguridad que no había en el mes pasado, que fue cuando salí de Hong Kong, una de ellas era que a todos nos medían las temperaturas, no solo a los niños. Si alguien presentaba síntomas, a todos nos mandaban a segunda revisión.

ST: ¿Y al volver a Estados Unidos?

SA: Tenía miedo al regresar a Estados Unidos, pensé que los controles de seguridad serían más agresivos aquí, porque ya hay casos en California. Pero la revisión no fue tan agresiva como yo pensaba, el tema migratorio fue igual, las personas no traen cubrebocas, quizás menos de la mitad. Los únicos que veníamos de Asía, todos traíamos el cubrebocas.

Sonia Alcantar batalló para poder regresar al continente americano. Foto:Carlos Luna | El Sol de Tijuana

No todos los agentes de migración traían el cubrebocas, lo cual me pareció muy raro, pensé que nos mandarían a una sección especial, pero no pasó nada de eso. Solo me preguntaron si había estado en China los últimos 40 días. No pasó a mayores, pensé que habría más.

Al momento de cruzar a México no había ninguna revisión. Aunque yo sea mexicana, estuve en Asia, y ahora con este brote, no hay control de seguridad en el momento de ingresar. Hubiera preferido que lo hubiera.

ST: ¿Cómo te recibió tu familia y amigos, no les dio miedo?

SA: Me han recibido con mucho bullying, pero para tenerlos tranquilos me fui a hacer una revisión médica para descartar todo, y tengo mi certificado en mano para que estén tranquilos. Finalmente viajar 13 horas en un avión de Asía, puede haber un riesgo. Pero se sienten tranquilos de que ya esté en casa.

Sonia Alcantar Jaime inició en septiembre del año pasado, una estancia académica en Hong Kong, que le llevaría a conocer gran parte de Asia. Sin embargo, a finales de enero de 2020, se desató la propagación del coronavirus en China, lo que complicaría su regresó al continente americano, luego de unos meses en el otro lado del mundo.

El Sol de Tijuana: ¿Por qué tu viaje a China?

Sonia Alcantar: Fui a China precisamente para hacer una estancia de investigación respecto a mi tesis, de aquel lado hay uno de mis lectores, tuve que ir a entrevistarme con él y hacer revisiones de mi trabajo y hacer recolecciones de trabajo de campo.

ST: ¿Los primeros tres meses se fue desarrollando tu estancia de acuerdo a lo previsto?

SA: Tuve un mes y medio en Hong Kong, no era una vida cotidiana normalmente porque había protestas y estar en medio de esa protestas es una dinámica muy importante. No me tocó conocer ese Hong Kong tranquilo.

ST: ¿Cómo te llega la primera noticia del brote del coronavirus?

SA: Yo me encontraba en Camboya y al momento de estar revisando mis redes sociales, empecé a leer acerca de ese virus, que a finales de diciembre habían detectado ese primer caso en China, pero no sonaba tan fuerte, sin embargo, se hablaba de un nuevo virus. Conforme pasaron los días de Camboya fui a Malasia y de ahí a Singapur, me di cuenta que el número de las noticias incrementaba y se hablaba del número de personas que habían fallecido.

No le presté importancia hasta que muchos amigos mexicanos me empezaron a escribir para preguntarme cómo estaba, si estaba bien, estaba enferma. Cuando noté el pánico fue cuando regresé de Singapur a Hong Kong, el 26 de enero, puesto que en el aeropuerto las medidas habían cambiado. En todos mis trayectos, en todos los aeropuertos que estuve las medias de seguridad eran las mismas, pero de regresar de Singapur a Hong Kong, me di cuenta que el personal repartía cubrebocas de manera gratuita, todas las personas se estaban cubriendo.

Cuando llegue a Hong Kong me di cuenta que todo mundo traía el cubre bocas, fue cuando supe que esta era una situación crítica. Muchos ya no iban a trabajar, las calles están más vacías, yo lo atribuí a que están de vacaciones por el Año Nuevo, pero al mismo tiempo prolongaron la entrada de los niños a las escuelas, precisamente a causa del virus. Ahí me di cuenta que era una emergencia distinta.

ST: ¿Cómo se está desarrollando la vida allá, si se percibe esta alerta?

SA: Se encuentran en alerta máxima, todas las protestas han virado de un objetivo democrático al aumento de las medidas de seguridad. Las personas en Hong Kong no se asumen como chinos, piden que se cierren las fronteras para que no incrementen los casos.

Allá se respira un aire de pánico, incluso en la iglesia donde yo me congregaba enviaron un comunicado por internet, donde a todos les dijeron que si tenían cualquier síntoma, se sentían mal, no fueran a esa lugar, por lo tanto disminuyó el número de congregantes. Prohibían que se dieran la mano, nos pedían no tener contacto físico.

ST: ¿Tuviste algún problema para regresar ?

SA: Mis conocidos me pidieron que extremara precauciones. Llegué al aeropuerto, revisé mi aplicación de American Airlines que fue la línea con la que volé, llegué al aeropuerto y vi que el vuelo estaba cancelado y ahí es donde entre en un momento de pánico, porque llegue a pensar que me iba a quedar en Asia. La compañía decidió que me cambiaran de aerolínea y pude regresar aquí.

Me di cuenta que en el aeropuerto de Hong Kong había medidas de seguridad que no había en el mes pasado, que fue cuando salí de Hong Kong, una de ellas era que a todos nos medían las temperaturas, no solo a los niños. Si alguien presentaba síntomas, a todos nos mandaban a segunda revisión.

ST: ¿Y al volver a Estados Unidos?

SA: Tenía miedo al regresar a Estados Unidos, pensé que los controles de seguridad serían más agresivos aquí, porque ya hay casos en California. Pero la revisión no fue tan agresiva como yo pensaba, el tema migratorio fue igual, las personas no traen cubrebocas, quizás menos de la mitad. Los únicos que veníamos de Asía, todos traíamos el cubrebocas.

Sonia Alcantar batalló para poder regresar al continente americano. Foto:Carlos Luna | El Sol de Tijuana

No todos los agentes de migración traían el cubrebocas, lo cual me pareció muy raro, pensé que nos mandarían a una sección especial, pero no pasó nada de eso. Solo me preguntaron si había estado en China los últimos 40 días. No pasó a mayores, pensé que habría más.

Al momento de cruzar a México no había ninguna revisión. Aunque yo sea mexicana, estuve en Asia, y ahora con este brote, no hay control de seguridad en el momento de ingresar. Hubiera preferido que lo hubiera.

ST: ¿Cómo te recibió tu familia y amigos, no les dio miedo?

SA: Me han recibido con mucho bullying, pero para tenerlos tranquilos me fui a hacer una revisión médica para descartar todo, y tengo mi certificado en mano para que estén tranquilos. Finalmente viajar 13 horas en un avión de Asía, puede haber un riesgo. Pero se sienten tranquilos de que ya esté en casa.

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