La poeta Alejandra Pizarnik escribió en uno de sus versos sobre un calor entrañable que le abrigaba, el cual estaba hecho por otras mujeres, sensibles, luchadoras y de corazón guerrero.
Tal vez estas palabras puedan servir para describir a Salome Limas, una de las hermanas del albergue migrante "Madre Asunta", un espacio que da refugio a mujeres, niños y adolescentes que llegan a la ciudad en busca de cruzar a Estados Unidos o deportadas de ese país; en ambos casos, dejando atrás familia, una vida.
La labor de las hermanas dentro del espacio se vuelve fundamental para servir de soporte e incluso trampolín para aquellas mujeres y madres de familia que pasan por una situación donde están lejos de casa, a la deriva; sobre cómo son estas tarea, nos narra.
"Tengo seis años aquí. Soy la trabajadora social y una de las actividades es la primera entrevista al momento de darles el pase de entrada y registro. En éste sea hace un estudio sociodemográfico para ver en qué condiciones están ellas, la vulnerabilidad de cada caso y así irlos refiriendo al médico, al psicólogo, al abogado".
¿Cómo es lidiar con la carga emocional de todo lo que le platican?
"Es complicado en ocasiones. Sabemos que nosotros no podemos ponernos a llorar con ellas en el momento en el que las vemos que están llorando, buscamos darles el espacio para que ellas puedan desahogarse; sabemos que no estamos trabajando con algo material, sino con algo muy sensible como son los sentimientos y las emociones de las personas".
"A mí me ayuda mucho poder compartirlo o explicarles a las hermanas de la comunidad lo que pasa con una migrante. La ayuda que va a necesitar, para que no solamente yo me quede con lo que ella trae, sino que ellas en una visión más amplia lleguen a ver otras vulnerabilidades que pueda tener la mujer y poderla apoyar".
¿Qué es lo que le queda de hacer esta labor?
"El pago es ver cómo las mujeres pueden salir adelante. Tanto mexicanas como centroamericanas es un reto y una esperanza. Nosotros no les quitamos nada, las sostenemos un poco para que salgan y sean los que ellas son, mujeres luchadoras que siempre buscan la sobrevivencia tanto en ellas como en sus hijos".
"Cuando las mujeres se van de aquí y nos hablan para decirnos que ya están con los familiares, ya están trabajando, empezando una vida nueva, ese es el pago para cualquiera que trabaja en un espacio así. El que ellas se estén realizando es el pago al esfuerzo que nosotras estamos haciendo de este lado".
La mujer actual cómo la ve, qué retos enfrenta.
"La mujer de hoy tiene muchos desafíos por delante porque la mayoría de las mujeres con las que nosotros estamos trabajando nos damos cuenta que son madres solteras y el hecho que estén solas, no tener una pareja sentimental que las apoye, las escuche, va ser un poquito más difícil su trayecto".
"Muchos creen que la mujer sólo pueda trabajar en servicio de la limpieza, costura, pero nosotras estamos viendo la posibilidad de que haya un nuevo impulso para las mujeres, potenciarlas de otra manera".
"Se está trabajando muy despacio, pero ahí va un proyecto sobre la instalación de paneles solares, donde se ofrece la opción de capacitar a dos o tres mujeres migrantes. Es una nueva oportunidad para que ellas aspiren a trabajar en algo más grande, porque muchas veces creemos que solamente es para hombres".
¿Qué opinan del paro nacional de mujeres?
"Creo que va impactar este paro porque en todos lados vemos que hay mujeres trabajando. Si un día la mamá no está la casa se cae. Nosotras nos damos cuenta de la importancia que tiene la mujer en la sociedad y que este paro sirva para eso, para reflexionar que la mujer tiene un lugar muy importante en la sociedad, que se lo ha ido ganando".
"Que este paro sirva para posicionarlas como algo clave en la sociedad, no solamente como alguien que está para limpiar, sino como alguien indispensable".
La hermana Salome Limas tiene seis años en el albergue y platica que la mayor satisfacción es saber que las mujeres e hijos que algún momento recibieron, se encuentran bien, iniciando una nueva vida