El tatuaje, obras de arte grabadas en la piel, historias de vida, un firme recordatorio de lo que somos, de lo que vivimos y de lo que representamos. Pero también, es una muestra gráfica de nuestro pensar y sentir, así como de la cultura a la que pertenecemos y el contexto en el que nos desarrollamos.
Roberto, de casi 23 años de edad, mejor conocido como: Feck en el mundo de las calles y en la industria del tatuaje, es un artista en ascenso que va desarrollando su propio estilo y manera de hacer las cosas.
Proveniente de un barrio de Ecatepec de Morelos, demuestra que los sueños se convierten en metas cuando la fuerza de voluntad, el compañerismo y el entusiasmo toman las riendas del juego.
Route 66 Barbería & Tatuajes, es una marca pensada para crear un ambiente especialmente para que el hombre se sienta seguro y a gusto. Fue fundada por Feck y su amigo y socio Alex hace poco más de un año. Debido a la inseguridad de la que fueron víctimas, han contado con dos locaciones en el trayecto, la primera se encontraba en la calle de Valle del Garona, en Valle de Aragón, pero posteriormente se trasladó a Boulevard Bosque De las Naciones #62-B, cerca del metro Villa de Aragón, en el Estado de México.
Feck se interesó por el arte desde que cursaba la primaria, según recuerda, lleva nueve años aproximadamente, dedicado al arte y después de haber hojeado revistas de grafiti y ver ilustraciones en sus libros de texto, consecuentemente comenzó a practicar de manera “ilegal” en las calles, pero inició en la industria, hace un par de años.
Como todo artista, busca su estilo y características propias; simultáneamente utiliza esos elementos para crear la esencia y sello que diferencien Route 66 de otros conceptos emergentes de hoy en día y su “ambiente perfecto para el hombre moderno”. Feck comenzó como todo aprendiz, practicando y “echando a perder” y hasta la fecha no ha tenido quejas de su trabajo.
Comenta que entre tantos estilos y maneras de hacer un tatuaje, él se especializa en dos: Realismo y Freehand.
El primero se basa en la profundidad de imagen, sombras y cuidadosos delineados, mientras que el segundo, consta de trazar el tattoo sin un boceto. La pieza se traza en el momento y conforme la idea del cliente y la imaginación y talento del tatuador.
Escuchar los objetivos y metas de los que trabajan en Route 66, al igual que los tattos que hace Feck, se tornan en un realismo profundo, al respirar la solidaridad, compañerismo y calidez con la que tratan a los que visitan este establecimiento.
“Antes de decidir emprender este negocio, mi amigo y socio trabajábamos en un verifi-centro, pero la neta no nos gustaba y en un arranque por querer zafarnos de ahí y de hacer lo que nos interesa, ahorramos un rato y abrimos el primer local”, describe.Su proyecto, que rebasa las expectativas que seguramente se tenían en el inicio, se ha mantenido.
“El objetivo es hacer que esto crezca, que llegue a más gente y lugares. También me veo siendo un buen tatuador e incluso transmitiendo mi conocimiento en algún momento”, es lo que Feck planea a corto y mediano plazo.
