Campamento El Chaparral pide vacuna contra el coronavirus

Aseguran que son recurrentes las enfermedades respiratorias porque las casas de acampar se humedecen

Ana Lilia Ramírez | El Sol de Tijuana

  · miércoles 26 de mayo de 2021

El campamento se instaló desde el mes de febrero. Foto: José Luis Camarillo | El Sol de Tijuana

Tijuana.- Los migrantes de la garita del El Chaparral piden ser vacunados contra el coronavirus, pues aseguran que las enfermedades respiratorias son recurrentes en el lugar, derivado de que viven a la intemperie y la humedad del clima.

Evelin Anabela dijo que las casas de acampar son húmedas, sus hijos se enferman constantemente, mismos que son atendidos en los módulos de salud.

Foto: Ramón Hurtado | El Sol de Tijuana

“Por las enfermedades que hay aquí, con la vacuna contra el coronavirus estaríamos más seguros. Hay muchas enfermedades como tos y congestión nasal porque las carpas están húmedas, los niños se enferman mucho y también los grandes”.

Evelin Anabela es de origen hondureño, desde el mes de febrero se asentó en el campamento de El Chaparral con sus dos hijos, y pese a que han buscado la vacuna contra el coronavirus, dice que no tienen acceso, pero está dispuesta a aplicársela. “Hay gente que anda buscando dónde ponerse la vacuna, gracias a Dios no les ha dado (Covid) a nadie”.

En una pequeña ciudad se convirtió el campamento de la garita El Chaparral, donde pernoctan alrededor de mil migrantes mexicanos e intercontinentales; señalan que cada vez crece más, pues son miles de centroamericanos los que quieren cruzar a Estados Unidos.

Lo que un día fue la explanada para el acceso peatonal de la garita El Chaparral, se encuentra invadida de casas de acampar y carpas, al lugar no pueden ingresar personas ajenas al campamento, pues lo impide la población migrante.

Sobre la calle José María La Roque, de la colonia Empleados Federales, se encuentra dividida con área de baños y regaderas, también puestos de venta de comida y dulces, pues dicen que ya no tienen comedor comunitario, señaló Nataly, una mujer centroamericana que vive en el campamento desde hace un mes.

Foto: Alejandro Rodríguez | Cuartoscuro

“No creo que tengan permisos para vender los puestos, pero pues tienen que sobrevivir de algo y nosotros tenemos que comprar comida”.

Un parque sobre la calle Padilla es el área de juego para niños migrantes y la caseta de seguridad que era de la policía municipal la utilizan como una pequeña vivienda y las conexiones de energía eléctrica cargan sus celulares o conectan parrillas eléctricas para calentar agua y preparar sopas instantáneas.

Algunos migrantes indicaron que no se retirarán del lugar, pues consideran que no le hacen daño a nadie.