Laura Bueno Medina
Tijuana.- Immaculée Ilibagiza, sobreviviente del genocidio en Ruanda en 1994, narró cómo resistió la desgracia en su país en el año 1994; vivió durante tres meses en un baño junto a otras niñas y mujeres.
La mujer inició su relato contando que el problema fue por un conflicto que se inició por el odio alimentado entre la población de su país.
Immaculée Ilibagiza sobrevivió porque sus padres decidieron enviarla a la casa de una persona perteneciente a otra tribu de la que ella era parte; sin embargo, no estuvo ahí en libertad.
Para no ser asesinada aquel 7 de abril de 1994, Immaculée Ilibagiza tuvo que permanecer en un baño de apenas unos metros junto a siete personas más, durante tres meses, hasta que el conflicto acabó y era seguro salir a la calle.
Los agresores mataron a más de un millón de personas, afirmó Immaculée Ilibagiza; no obstante, a la fecha no se conoce una cifra oficial del número de víctimas.
Hasta el momento en que terminó la guerrilla, pudieron salir del aislamiento en el que vivían solo para enfrentarse a la realidad devastadora de la muerte de sus padres y de la destrucción de todo lo que conocía con los miembros de su tribu.
TODO LO QUE CONOCÍA ESTABA DESTRUIDO
Como reflexión, y ante una época en la que el mundo vive un fenómeno denominado las “grandes migraciones”, Immaculée Ilibagiza manifestó: “todos podemos aprender de esta situación en Ruanda” y aprender a perdonar, amar al prójimo con consecuencias positivas para todos.
Los políticos, dijo la sobreviviente, están obligados a hacer lo que consideran mejor para sus países y la población que representan, aunque eso no siempre signifique el apoyo a las comunidades desprotegidas.
“El resto de las personas tenemos la responsabilidad de demostrar gentileza, amor y compasión hacia los demás”, comentó Immaculée Ilibagiza, con lo que invitó a reflexionar sobre la voluntad propia, porque se tiene la posibilidad de elegir por el bien o por el mal.
