Como todo migrante tiene un sueño pero más profundo que el meramente económico, llegar a Vancouver, Canadá, donde vive su hijo Nicolás Urbina Peter, de 15 años, a quien no ve desde su deportación de aquel país a finales del 2009 y en donde le han negado la visa para poder visitarlo.
Es el fondo de la historia vivencial de Fernando Iván Urbina Orellana, de 40 años, que llegó a Mexicali tras recorrer en bicicleta alrededor de 4 mil 700 kilómetros desde su natal Naco Cortés, en Honduras, de donde salió el 25 de febrero sin avisar a su padre ni a sus hermanos que se dieron cuenta cuando iba en camino.
“Ya les había comentado mi intención, pero no les dije cuándo porque no querían al pensar que era peligroso”.
Viaja en bicicleta porque se dio cuenta que recorrer largas distancia llama la atención de los medios de comunicación y podría ser una forma de obtener visa canadiense, ya que para no ser deportado se escondió y se le sancionó negándosela.
Su hijo y la mamá Kody Peter, se dieron cuenta que viajaba en esas condiciones por una publicación que hizo un medio de Sinaloa y establecieron comunicación telefónica.
“La verdad yo siempre he estado en contacto con mi hijo, pero no he podido viajar por la falta de dinero y de la visa”.