El salón de belleza de la señora Ody Díaz enfrenta como muchos otros pequeños negocios las complicaciones económicas que ha originado la pandemia del Covid-19. En un esfuerzo por continuar de pie la familia y los clientes juegan un papel primordial, plática la dueña del lugar. Con 15 años de antigüedad el espacio se mantuvo cerrado durante abril y mayo, sin la oportunidad de ofrecer a la clientela de la señora Díaz servicios como pintado de uñas, delineado permanente, microblading, maquillaje, peinados, entre otros.
"Tuvimos que estar dos meses encerrados. Fue fuerte, muy fuerte y no lo puedes creer porque es un negocio familiar y toda la familia está mezclada", comentó Ody.
Años atrás había sufrido depresión y ansiedad, logrando que estos trastornos psicológicos no la afectaran en los últimos cinco años, sin embargo, ante el cierre del negocio sus emociones volvieron a aparecer.
"Esto me afectó al grado de estar acostada todos los días, 15 días duré así. Después dije no, si cuando yo vine sola con mis cinco hijos aquí no me caí, por qué ahorita si mis hijos ya no son bebés, levántate, anímate (se dijo)", subrayó.
Sin poder atender a su clientela, la dueña del negocio optó por vender productos a través de catálogos. Tocando puertas y recurriendo a viejas amistades logró hacerse de una entrada de dinero mientras el salón de belleza permanecía cerrado.
"Lo que me ayudó fue mi cartera de clientas, les vendía y les ofrecía (productos) y que te pagan mil 200, 600 u 800, según como vendas: es bonito sentirse un empleado y tener una tarjeta con la que te vas a cobrar al cajero tu nómina", narró.
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Al mismo tiempo, préstamos del banco le hacían sobrellevar la compra de alimentos, pagos pendientes, entre otros.
Gracias a que el negocio es llevado por Ody, sus hijas y nietas, el ambiente en el salón de belleza es familiar, incluso para las clientes, quienes son tratadas como si estuvieran en casa, según lo platicó Ody.
"Aquí tú vienes y si nos has comido aquí la gente te atiende porque ahí tenemos la cocinita y cocinamos rápido un bistec. El cliente ve la tele, una película, lo que sea, aquí es tu casa, aquí no es un negocio cualquiera: aquí tú puedes hacer lo que tú quieras", añadió.
Una vez llegado junio, comenzó a atender en su local, pero solo de una clienta a la vez. "Tenía que defenderme, tengo que pagar impuestos, tengo que luchar, mis pagos siguen, como dije el banco me dio prioridad, pero luego vienen y hay que pagar", sostuvo la señora Díaz.
A través de citas y luego de realizar mejoras en su espacio de trabajo, Ody vio como se tenía que adaptar a la llamada “nueva normalidad”, donde los protocolos de higiene son indispensables.
"Tienes que darle esa seguridad al cliente. Mis clientes son familia. Muchas amigas mías me apoyaron, yo soy una persona bien bendecida", enfatizó.
Después de intentar en dos ocasiones conseguir un préstamo a través del gobierno del estado sin tener éxito, pudo hacerse de uno que utilizará para ponerse al corriente con deudas originadas durante la pandemia.
Para Ody, el Covid-19 ha sido un reto que ha podido superar gracias a que en su negocio familiar existe una sola regla: "La norma número uno es el amor al cliente, porque él es el que nos da", expresó.
Al mismo tiempo, entendió que el virus no es pasajero. "Hay que acostumbrarse a dormir con el enemigo, no hay que decir esto se va acabar mañana porque no es gripa", sostuvo.
Los cambios, dijo, son buenos y en ese sentido observó cómo ahora su labor se reconoce más por los clientes.
"En ese aspecto me benefició porque la gente valoró lo que yo vendo, el medio minuto o la media hora que trabaje con ellas es calidad, y yo les doy amor dentro de todo, porque soy dinámica y espontánea", refirió.
Las redes sociales, pláticó, le ayudaron a conectarse con sus clientas, mismas que junto a otras personas fueron las responsables de que su negocio continúe en pie.
"Sin mis amigas, mis clientas, la rentera, que son la familia Brizuela sin ellos y sin el apoyo del banco, el gobierno, mi hubiera ido a la ruina: tengo que ser noble y tengo que ser muy agradecida con todos y cada uno".
Por lo pronto prevé que la recuperación del negocio se dé entrando el año, teniendo claro que es tiempo de esforzarse, por lo que incita a otros comerciantes a seguir luchando por lo que construyeron.
"Como empresaria que tengo muchísimos pagos diarios sale para eso. Primero que nada que nos levantemos y demos gracias al señor. Hemos vivido con muchísimas cosas, el Covid es solo una más", precisó.
También habló del cómo la pandemia ayudó a vivir con más limpieza y al mismo tiempo a mejorar la atención al cliente, algo que Ody considera como lo más importante. "Lo estábamos perdiendo. Ibas a un lugar y la gente ya no atendía con ese respeto que te merecías".
"Ahorita ya tienen cuidado, ya se fijan en ti, ya te miran a los ojos: yo siento que afectó (la pandemia), pero en cierta parte para los que tenemos visión, subamos: nadie se va a ver afectado si sabemos salir, porque una puerta se cierra, pero se abren mil", comentó.
Para finalizar, Ody tiene muy claro que si se quiere el negocio que se encabeza, hay que luchar por él.
"Que esta cosa no nos tumbe, si fuimos capaces de levantar un negocio y emprenderlo es que somos fuertes y una cosa así (como el Covid-19) no te va a tumbar, porque aprendes a vivir con él, te tienes que acostumbrar", concluyó.
El cliente ve la tele, una película, lo que sea, aquí es tu casa
Ody Díaz Estilista
