/ martes 4 de junio de 2024

Crónicas Tijuanenses / Pedro Sanoja Morell

Pedro Luis Sanoja Morell (1936-2024). Nació en la Habana, Cuba, de padre, Mexicano y madre, cubano-francesa. Sus padres, decidieron regresar, junto con su hermana Magdalena a México, pues el ambiente político se encontraba muy enrarecido bajo la dictadura de Batista. Su padre trabajaba y al mismo tiempo, estudiaba leyes. Al terminar la carrera, el “padrino” de la Generación, Fulgencio Batista, les entrega a “sus ahijados” como regalo de graduación: una pistola 45 y una credencial de “agentes confidenciales”.

El Sr. Sanoja vendió la pistola y regreso a México con su familia. Pedro Luis, pasó sus primeros años y estudios en la capital mexicana. De adolescente entró a las academias de fútbol del América, donde se desarrolló un tiempo, pero una enfermedad lo retiró del deporte. A los pocos años, su padre, como abogado litigante, se traslada a Tijuana, pues la familia aumentó con una hermana y tres hermanos más, entre ellos, quien en Tijuana, fue muy popular: Humberto “El Flaco” Sanoja, gran deportista y muy “amiguero”. Pedro Luis, su hermana Magdalena y sus otros hermanos, van a vivir el ambiente dorado y “tijuanero” de fiestas y paseos de los años 50.

Pedro Luis, decide emigrar a los Estados Unidos, en los años 60, donde a los pocos meses, es llamado al ejército como paracaidista y donde participará dos veces en la guerra de Viet Nam. Terminada ésta, regresa Estados Unidos y pronto es asignado a una base en la Alemania de la reconstrucción. Ahí contrae matrimonio por primera vez, procreando tres hijos con una joven alemana. Regresa con la familia a Norteamérica donde vivirán algunos años. En el ejército obtuvo el grado de Sargento instructor, donde duró 20 años, destacándose por su disciplina y eficiencia, recibiendo importantes condecoraciones. Como civil, separado de su primera esposa y con sus hijos ya adultos e independientes, estudió administración y trabajó en un “colegio” en San Diego, en una empresa automotriz y en un banco.

Decidió luego, vivir en Tijuana donde conoció a la química Ligia Ortiz Villacorta, con quien casó en segundas nupcias en febrero de 1992. Ambos desarrollaron una vida feliz como matrimonio y ambos ingresaron al club de Leones de Playas de Tijuana donde desarrollaron una gran Labor. A la muerte de su hermano Humberto, quien era un destacado socio león y siendo yo presidente del club, me dijo: deseo participar en nombre de mi hermano. Fue un gran compañero, fue amable y generoso con mis padres ya ancianos, pero para mí, el esposo de mi hermana, fue el hermano que nunca tuve.

ENVÍO: La amistad es otro don divino.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com

Pedro Luis Sanoja Morell (1936-2024). Nació en la Habana, Cuba, de padre, Mexicano y madre, cubano-francesa. Sus padres, decidieron regresar, junto con su hermana Magdalena a México, pues el ambiente político se encontraba muy enrarecido bajo la dictadura de Batista. Su padre trabajaba y al mismo tiempo, estudiaba leyes. Al terminar la carrera, el “padrino” de la Generación, Fulgencio Batista, les entrega a “sus ahijados” como regalo de graduación: una pistola 45 y una credencial de “agentes confidenciales”.

El Sr. Sanoja vendió la pistola y regreso a México con su familia. Pedro Luis, pasó sus primeros años y estudios en la capital mexicana. De adolescente entró a las academias de fútbol del América, donde se desarrolló un tiempo, pero una enfermedad lo retiró del deporte. A los pocos años, su padre, como abogado litigante, se traslada a Tijuana, pues la familia aumentó con una hermana y tres hermanos más, entre ellos, quien en Tijuana, fue muy popular: Humberto “El Flaco” Sanoja, gran deportista y muy “amiguero”. Pedro Luis, su hermana Magdalena y sus otros hermanos, van a vivir el ambiente dorado y “tijuanero” de fiestas y paseos de los años 50.

Pedro Luis, decide emigrar a los Estados Unidos, en los años 60, donde a los pocos meses, es llamado al ejército como paracaidista y donde participará dos veces en la guerra de Viet Nam. Terminada ésta, regresa Estados Unidos y pronto es asignado a una base en la Alemania de la reconstrucción. Ahí contrae matrimonio por primera vez, procreando tres hijos con una joven alemana. Regresa con la familia a Norteamérica donde vivirán algunos años. En el ejército obtuvo el grado de Sargento instructor, donde duró 20 años, destacándose por su disciplina y eficiencia, recibiendo importantes condecoraciones. Como civil, separado de su primera esposa y con sus hijos ya adultos e independientes, estudió administración y trabajó en un “colegio” en San Diego, en una empresa automotriz y en un banco.

Decidió luego, vivir en Tijuana donde conoció a la química Ligia Ortiz Villacorta, con quien casó en segundas nupcias en febrero de 1992. Ambos desarrollaron una vida feliz como matrimonio y ambos ingresaron al club de Leones de Playas de Tijuana donde desarrollaron una gran Labor. A la muerte de su hermano Humberto, quien era un destacado socio león y siendo yo presidente del club, me dijo: deseo participar en nombre de mi hermano. Fue un gran compañero, fue amable y generoso con mis padres ya ancianos, pero para mí, el esposo de mi hermana, fue el hermano que nunca tuve.

ENVÍO: La amistad es otro don divino.

(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)

Correo electrónico: marioortizvillacorta@gmail.com