Casa de los Pobres nació hace 65 años para responder a las necesidades que trae la migración, porque la pobreza siempre ha existido en Tijuana, dijo la madre Gudelia Betanzos Lara, encargada del área de trabajo social.
Fundada por Misioneras Franciscanas de Nuestra Señora de la Paz, el sitio no ha parado de entregar desayunos y dar otros servicios a personas necesitadas desde 1957.
Gudelia Betanzos considera que la problemática de las personas en pobreza y situación de calle se hizo más visible cuando fue superada la capacidad de atención en albergues con la llegada masiva de migrantes extranjeros y de otros estados del país.
“Tijuana siempre ha sido tierra de migrantes y de gente pobre, no es algo nuevo”, señaló.
Todos los días del año el comedor está abierto a las 7:30 horas, y casi siempre en un lapso de tres horas terminan la entrega de entre 800 y 1,000 desayunos.
Desde temprano se hacen largas filas de personas que llegan de colonias aledañas a las afueras de La Casa. La mayoría son hombres solos, aunque también hay algunas mujeres con hijos menores de edad.
La señora Yolanda llegó a comer con su hija desde el cañón Maclovio Herrera, aledaño a la colonia Altamira.
Es madre soltera, perdió su empleo y vive en un pequeño cuarto que le prestan, por lo que todas las mañanas acude con su hija a comer con la madre Gudela Betanzos.
“Aquí vengo a desayunar y a veces me dan para llevar cuando hay”, comentó Yolanda.
La religiosa dijo que mensualmente entregan alrededor de 20 mil platillos y las donaciones del mes de noviembre les permitieron realizar tres envíos de comida a colonias de la periferia de la ciudad.
Porque con el crecimiento de Tijuana Casa de los Pobres quedó en el corazón de la mancha urbana, y en la periferia, “hay un gran cantidad de familias en extrema pobreza”, indicó la coordinadora del área de Servicio Social.
VOLUNTARIOS
El comedor es atendido por voluntarios que en su mayoría recibieron en algún momento ayuda de Casa de los Pobres, como es el caso de Irma Beatriz Flores, quien tiene ya 9 años colaborando.
“Desde que me ayudó la madre Maggie, en paz descanse, murió hace unos años, vengo tres días a la semana”, relató la mujer de 74 años de edad.
En Casa de los Pobres la ayudaron a conseguir una intervención quirúrgica en Estados Unidos para su hijo.
DÓNDE DORMIR, OTRA NECESIDAD EXTREMA
En Tijuana la migración es constante por el sueño de irse a Estados Unidos, aunque por diferentes razones muchas personas se van quedando en la ciudad, dijo la madre Gudelia Betanzos.
“La necesidad de los migrantes es diferente, una de sus prioridades es encontrar un lugar para descansar y ordenar sus ideas para seguir caminando”, señaló.
Entonces llegan sin nada, a veces ni documentos, así se van convirtiendo en personas en situación de calle y con los albergues llenos el problema de un espacio para vivir se complica.
“El alto costo de las rentas en Tijuana vuelve crítica la situación de conseguir una espacio donde puedan alojarse”, aseveró la religiosa.
Dijo que a veces ayudan temporalmente con el pago de hotel o renta de casa a algunas familias migrantes, pero es imposible ayudar a todas las personas que lo necesitan.
ATENCIÓN MÉDICA Y BECAS ESCOLARES
La institución ofrece servicios de pediatría, medicina general, dentista e internista, así como una farmacia que surte recetas. También apoyan con becas escolares desde primaria hasta universidad.
El pasado mes de noviembre brindaron 800 atenciones de servicio médico y entregaron 40 becas escolares, dos de ellas para nivel medio superior, mencionó la encargada de la Casa de los Pobres.
La clínica para atención médica está abierta de lunes a viernes con especialistas para personas sin recursos.
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“El personal médico no es voluntario, sino contratado para asegurar un servicio digno lo más posible”, señaló.
Subrayó que Casa de los Pobres no recibe apoyo gubernamental ni alimentos de ninguna empresa dedicada de ese ramo, solo se sostiene con donaciones de la población.
Por eso invitó a la comunidad a hacer conciencia acerca de las necesidades que tienen las personas en extrema pobreza.