/ sábado 15 de octubre de 2022

Faltan manos para producir prótesis, son casi inaccesibles

En el CRI hay entre 100 a 150 personas recibiendo terapias de rehabilitación, y al menos 40 personas más esperan recibir órtesis y prótesis

Tijuana.- Desde las 11:00 de la mañana hasta las 18:00 horas, Encarnación Tovar Pedraza, de 73 años de edad, recorre la Plaza Universitaria en su silla de ruedas vendiendo paletas porque hace dos años perdió parte de su pierna izquierda a causa de la diabetes.

Buscando prótesis se dio cuenta que el precio era muy alto: 90 mil pesos. Posteriormente buscó ayuda en el Centro de Rehabilitación Integral (CRI), del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal, pero sigue esperando.

“Hace dos años que no me han respondido. Me tomaron medidas pero quién sabe hasta cuándo me hablen”, mencionó.

Tovar Pedraza es pensionado, vende paletas para conseguir un ingreso extra y siempre hay personas que lo ayudan a bajar de su vehículo para subir a su silla de ruedas a comenzar con su labor.

Se debe valorar si el cuerpo del paciente está en condiciones de utilizar una pieza ajena. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

“Uno lo hace como puede, no voy a llorar ni me voy a agüitar porque me falta el pie. Si Dios así lo quiso, me voy a aguantar”, expresó.

La situación que enfrenta Encarnación Tovar es la misma que cualquier otra persona que necesita aparatos ortopédicos.

Las causas son múltiples: No hay producción de órtesis y prótesis para su compra local; hay pocos talleres para su reparación; el costo de estos aparatos es alto, y faltan especialistas en el sector público.

Martín Coronel, guardia de seguridad, está en una situación parecida a la de Encarnación porque solicitó el 8 de febrero de este año un apoyo económico al gobierno estatal para reparar los aparatos ortopédicos (órtesis), que necesita en sus piernas.

“No he tenido respuesta. Fui directamente con sus trabajadores; mandamos solicitud entre yo y mi madre; fui a la oficina, entregamos la documentación, la hoja de cotización de lo que cuesta la reparación. Porque las órtesis nuevas cuestan 80 mil pesos, la reparación me cuesta 21 mil 650 pesos”, explicó.

Martín Coronel padeció poliomielitis desde los seis meses de nacido y a partir de allí ha requerido aparatos ortopédicos. Hasta los 21 años de edad un hospital del sector privado lo ayudó y ahora él debe adquirir sus órtesis.

“No tengo estos aparatos en buenas condiciones, en cualquier momento se me van a quebrar y me quedaré en silla de ruedas. No puedo estar en silla de ruedas, requiero de mi movilidad para poder trabajar”, agregó.

Debido a las malas condiciones de sus aparatos ortopédicos, señaló que el cansancio por su trabajo cada vez es mayor, e incluso su movilidad se ha visto afectada.

“Me muevo como puedo, pero corro con el miedo de que se me vaya a quebrar el plástico. Me puedo caer o me puedo fracturar el tobillo (...) Me da miedo, cuando voy caminando no sé si moverme más rápido o despacio, porque tengo la inseguridad de que se me doble el tobillo. Una vez ya me caí, gracias a Dios no se rompió el aparato”, contó.

Con el costo de los aparatos ortopédicos y su reparación, Felipe Cordero Loaiza, de 59 años y diagnosticado con poliomielitis desde los 11 meses de edad, decidió utilizar silla de ruedas. Mencionó que la última vez que quiso comprar ortesis, 10 años atrás, costaban dos mil dólares.

Hay pocos talleres para la reparación de los aparatos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

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“Duré 45 años trayendo fierros en las piernas, ¿sabe lo que es cargar un aparato ortopédico que pesaba de 10 a 15 kilos además de las muletas, y que se rompan en la calle mientras la varilla se encaja en el cuerpo? Fue un martirio”, recordó.

Desde que necesita órtesis, Cordero Loaiza ha utilizado 12 aparatos ortopédicos diferentes porque con el paso de los años debe cambiaros.

“Por los cambios físicos. De adulto compré tres aparatos nuevos porque empecé a subir de peso y los aparatos se me rompían frecuentemente”, agregó.

Para recibir terapias, obtener un certificado médico y la credencial de discapacidad, Cordero Loaiza acude al Centro de Rehabilitación Integral (CRI) del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) a nivel estatal.

“Siempre he ido ahí y he sido muy bien atendido”, expresó.

Hirám Arontes López, coordinador del Centro de Rehabilitación Integral (CRI), en Tijuana, explicó que reciben a todo tipo de pacientes con o sin derechohabiencia.

El primer paso es la apertura de un expediente para ingresarlos al programa de rehabilitación y valorar si el cuerpo del paciente está en condiciones de utilizar una pieza ajena.

“En el momento en que el médico considera que ya es candidato a una prótesis, se inscribe al programa de apoyos funcionales”, agregó el también médico especialista en rehabilitación.

En 2018, EU donó al CRI un horno para la fabricación de aparatos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Detalló que en el transcurso de este año el CRI ha abierto alrededor de mil 400 expedientes, hay entre 100 a 150 personas recibiendo terapias de rehabilitación, y al menos 40 personas más esperan recibir órtesis y prótesis.

Los pacientes que requieren prótesis, explicó Arontes López, principalmente son personas que sufrieron amputaciones de origen no traumático como diabetes e infecciones.

En cambio en los pacientes que requieren órtesis los principales padecimientos atendidos por la paraestatal son a causa de enfermedades neurológicas como parálisis cerebral y enfermedades vasculares cerebrales.

En marzo de 2018 el gobierno de Estados Unidos donó al CRI un horno para la fabricación de aparatos ortopédicos y prótesis.

Sin embargo, no ha sido utilizado por falta de personal con el conocimiento para hacerlo, de acuerdo con Hiram Arontes.

“Es muy complicado contar con personal capacitado, licenciado en órtesis y prótesis en la ciudad, porque hay muy pocos, y los pocos que hay se van al sector privado. Una prótesis arriba de la rodilla tiene un costo de 120 a 150 mil pesos, muchas veces no les conviene trabajar en el sector público”, detalló.

Ante la falta de personal que opere el horno para la fabricación de aparatos ortopédicos, ha sido necesario que empresas externas realicen el trabajo solicitado a la paraestatal

“Se baja el recurso para contratar a gente que viene. En esta ocasión fueron protesistas de Guadalajara. Para realizar las prótesis toman medidas, se realizan y luego se hace la entrega”, agregó el coordinador del CRI.

Pero las cosas no terminan aquí para los pacientes, porque al recibir una prótesis u ortesis, deben cumplir con un periodo de entrenamiento protésico para aprender a utilizar y vivir con aparatos ortopédicos, explicó el especialista.

“Muchas veces se confunde que comprar una prótesis es como comprar zapatos, pero se requiere de entrenamiento”, detalló.


FALTAN OPCIONES A LA NECESIDAD DE PRÓTESIS Y ÓRTESIS

Eduardo López Ruiz, titular de la Agencia de Inclusión, Discapacidad, Entorno y Accesibilidad (IDEA MX), destacó que para las personas con discapacidad que necesitan aparatos ortopédicos o prótesis, estos aparatos se vuelven parte de su costo de vida.

“Tenemos que presupuestar un dispositivo por lo menos cada cinco años, estamos hablando de cinco mil dólares mínimo que tenemos que desembolsar (...) Lo que estamos viendo es algo que podríamos llamar el costo de la discapacidad a largo plazo”, expresó.

En Tijuana, añadió López Ruiz, no solo hay pocos profesionales que realicen órtesis y prótesis, también hay pocos talleres para la reparación, y la necesidad es alta.

El titular de IDEA señaló que en la ciudad hay fábricas de órtesis y prótesis, pero estos productos no son para consumo local, sino extranjero.

“Tijuana ya tiene dos millones de habitantes, y es un lugar favorito del turismo médico, valdría la pena que pudiera existir una planta de manufactura de dispositivos ortopédicos de consumo local, que podría ser rentable para centro y sudamérica”, consideró.

Las personas que requieren aparatos ortopédicos y prótesis en Estados Unidos, sí compran de este lado de la frontera porque tienen un mayor poder adquisitivo en comparación con los locales y esto también es en su perjuicio.

Para atender el rezago de aparatos ortopédicos, sugiere el titular de IDEA, podría darse una alianza entre gobierno y sector privado con recursos etiquetados para apoyo social.

Las prótesis en el sector privado cuestan miles de pesos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

A través de las paramunicipales podrían emitir deducible de impuestos para las empresas, e incluso buscar que la iniciativa privada apadrine a los beneficiados.

“Con un árbitro y garante que es el gobierno”, agregó.

López Ruiz destacó que para el desarrollo de cualquier actividad como el deporte, el campo laboral, las artes y la educación, es necesario tener herramientas básicas para competir, las personas con discapacidad motriz tienen necesidades adicionales.

“Para ser funcional en las tareas diarias necesito ciertos dispositivos, para tener un mayor rendimiento. Esto me permite ser de cierta manera más competitivo, por lo menos en lo que podría ser una norma general, ahí está la importancia”, detalló.

Tijuana.- Desde las 11:00 de la mañana hasta las 18:00 horas, Encarnación Tovar Pedraza, de 73 años de edad, recorre la Plaza Universitaria en su silla de ruedas vendiendo paletas porque hace dos años perdió parte de su pierna izquierda a causa de la diabetes.

Buscando prótesis se dio cuenta que el precio era muy alto: 90 mil pesos. Posteriormente buscó ayuda en el Centro de Rehabilitación Integral (CRI), del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal, pero sigue esperando.

“Hace dos años que no me han respondido. Me tomaron medidas pero quién sabe hasta cuándo me hablen”, mencionó.

Tovar Pedraza es pensionado, vende paletas para conseguir un ingreso extra y siempre hay personas que lo ayudan a bajar de su vehículo para subir a su silla de ruedas a comenzar con su labor.

Se debe valorar si el cuerpo del paciente está en condiciones de utilizar una pieza ajena. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

“Uno lo hace como puede, no voy a llorar ni me voy a agüitar porque me falta el pie. Si Dios así lo quiso, me voy a aguantar”, expresó.

La situación que enfrenta Encarnación Tovar es la misma que cualquier otra persona que necesita aparatos ortopédicos.

Las causas son múltiples: No hay producción de órtesis y prótesis para su compra local; hay pocos talleres para su reparación; el costo de estos aparatos es alto, y faltan especialistas en el sector público.

Martín Coronel, guardia de seguridad, está en una situación parecida a la de Encarnación porque solicitó el 8 de febrero de este año un apoyo económico al gobierno estatal para reparar los aparatos ortopédicos (órtesis), que necesita en sus piernas.

“No he tenido respuesta. Fui directamente con sus trabajadores; mandamos solicitud entre yo y mi madre; fui a la oficina, entregamos la documentación, la hoja de cotización de lo que cuesta la reparación. Porque las órtesis nuevas cuestan 80 mil pesos, la reparación me cuesta 21 mil 650 pesos”, explicó.

Martín Coronel padeció poliomielitis desde los seis meses de nacido y a partir de allí ha requerido aparatos ortopédicos. Hasta los 21 años de edad un hospital del sector privado lo ayudó y ahora él debe adquirir sus órtesis.

“No tengo estos aparatos en buenas condiciones, en cualquier momento se me van a quebrar y me quedaré en silla de ruedas. No puedo estar en silla de ruedas, requiero de mi movilidad para poder trabajar”, agregó.

Debido a las malas condiciones de sus aparatos ortopédicos, señaló que el cansancio por su trabajo cada vez es mayor, e incluso su movilidad se ha visto afectada.

“Me muevo como puedo, pero corro con el miedo de que se me vaya a quebrar el plástico. Me puedo caer o me puedo fracturar el tobillo (...) Me da miedo, cuando voy caminando no sé si moverme más rápido o despacio, porque tengo la inseguridad de que se me doble el tobillo. Una vez ya me caí, gracias a Dios no se rompió el aparato”, contó.

Con el costo de los aparatos ortopédicos y su reparación, Felipe Cordero Loaiza, de 59 años y diagnosticado con poliomielitis desde los 11 meses de edad, decidió utilizar silla de ruedas. Mencionó que la última vez que quiso comprar ortesis, 10 años atrás, costaban dos mil dólares.

Hay pocos talleres para la reparación de los aparatos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

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“Duré 45 años trayendo fierros en las piernas, ¿sabe lo que es cargar un aparato ortopédico que pesaba de 10 a 15 kilos además de las muletas, y que se rompan en la calle mientras la varilla se encaja en el cuerpo? Fue un martirio”, recordó.

Desde que necesita órtesis, Cordero Loaiza ha utilizado 12 aparatos ortopédicos diferentes porque con el paso de los años debe cambiaros.

“Por los cambios físicos. De adulto compré tres aparatos nuevos porque empecé a subir de peso y los aparatos se me rompían frecuentemente”, agregó.

Para recibir terapias, obtener un certificado médico y la credencial de discapacidad, Cordero Loaiza acude al Centro de Rehabilitación Integral (CRI) del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) a nivel estatal.

“Siempre he ido ahí y he sido muy bien atendido”, expresó.

Hirám Arontes López, coordinador del Centro de Rehabilitación Integral (CRI), en Tijuana, explicó que reciben a todo tipo de pacientes con o sin derechohabiencia.

El primer paso es la apertura de un expediente para ingresarlos al programa de rehabilitación y valorar si el cuerpo del paciente está en condiciones de utilizar una pieza ajena.

“En el momento en que el médico considera que ya es candidato a una prótesis, se inscribe al programa de apoyos funcionales”, agregó el también médico especialista en rehabilitación.

En 2018, EU donó al CRI un horno para la fabricación de aparatos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

Detalló que en el transcurso de este año el CRI ha abierto alrededor de mil 400 expedientes, hay entre 100 a 150 personas recibiendo terapias de rehabilitación, y al menos 40 personas más esperan recibir órtesis y prótesis.

Los pacientes que requieren prótesis, explicó Arontes López, principalmente son personas que sufrieron amputaciones de origen no traumático como diabetes e infecciones.

En cambio en los pacientes que requieren órtesis los principales padecimientos atendidos por la paraestatal son a causa de enfermedades neurológicas como parálisis cerebral y enfermedades vasculares cerebrales.

En marzo de 2018 el gobierno de Estados Unidos donó al CRI un horno para la fabricación de aparatos ortopédicos y prótesis.

Sin embargo, no ha sido utilizado por falta de personal con el conocimiento para hacerlo, de acuerdo con Hiram Arontes.

“Es muy complicado contar con personal capacitado, licenciado en órtesis y prótesis en la ciudad, porque hay muy pocos, y los pocos que hay se van al sector privado. Una prótesis arriba de la rodilla tiene un costo de 120 a 150 mil pesos, muchas veces no les conviene trabajar en el sector público”, detalló.

Ante la falta de personal que opere el horno para la fabricación de aparatos ortopédicos, ha sido necesario que empresas externas realicen el trabajo solicitado a la paraestatal

“Se baja el recurso para contratar a gente que viene. En esta ocasión fueron protesistas de Guadalajara. Para realizar las prótesis toman medidas, se realizan y luego se hace la entrega”, agregó el coordinador del CRI.

Pero las cosas no terminan aquí para los pacientes, porque al recibir una prótesis u ortesis, deben cumplir con un periodo de entrenamiento protésico para aprender a utilizar y vivir con aparatos ortopédicos, explicó el especialista.

“Muchas veces se confunde que comprar una prótesis es como comprar zapatos, pero se requiere de entrenamiento”, detalló.


FALTAN OPCIONES A LA NECESIDAD DE PRÓTESIS Y ÓRTESIS

Eduardo López Ruiz, titular de la Agencia de Inclusión, Discapacidad, Entorno y Accesibilidad (IDEA MX), destacó que para las personas con discapacidad que necesitan aparatos ortopédicos o prótesis, estos aparatos se vuelven parte de su costo de vida.

“Tenemos que presupuestar un dispositivo por lo menos cada cinco años, estamos hablando de cinco mil dólares mínimo que tenemos que desembolsar (...) Lo que estamos viendo es algo que podríamos llamar el costo de la discapacidad a largo plazo”, expresó.

En Tijuana, añadió López Ruiz, no solo hay pocos profesionales que realicen órtesis y prótesis, también hay pocos talleres para la reparación, y la necesidad es alta.

El titular de IDEA señaló que en la ciudad hay fábricas de órtesis y prótesis, pero estos productos no son para consumo local, sino extranjero.

“Tijuana ya tiene dos millones de habitantes, y es un lugar favorito del turismo médico, valdría la pena que pudiera existir una planta de manufactura de dispositivos ortopédicos de consumo local, que podría ser rentable para centro y sudamérica”, consideró.

Las personas que requieren aparatos ortopédicos y prótesis en Estados Unidos, sí compran de este lado de la frontera porque tienen un mayor poder adquisitivo en comparación con los locales y esto también es en su perjuicio.

Para atender el rezago de aparatos ortopédicos, sugiere el titular de IDEA, podría darse una alianza entre gobierno y sector privado con recursos etiquetados para apoyo social.

Las prótesis en el sector privado cuestan miles de pesos. Foto: Carlos Luna | El Sol de Tijuana

A través de las paramunicipales podrían emitir deducible de impuestos para las empresas, e incluso buscar que la iniciativa privada apadrine a los beneficiados.

“Con un árbitro y garante que es el gobierno”, agregó.

López Ruiz destacó que para el desarrollo de cualquier actividad como el deporte, el campo laboral, las artes y la educación, es necesario tener herramientas básicas para competir, las personas con discapacidad motriz tienen necesidades adicionales.

“Para ser funcional en las tareas diarias necesito ciertos dispositivos, para tener un mayor rendimiento. Esto me permite ser de cierta manera más competitivo, por lo menos en lo que podría ser una norma general, ahí está la importancia”, detalló.

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