Tijuana.- El último año la ciudad fue escenario de grandes flujos migratorios, hechos violentos y sucesos naturales que marcaron a los tijuanenses.
Primero fue el asesinato del fotoperiodista de policiaca, Margarito Martínez Esquivel, el 17 de enero, y tan solo una semana después, el día 23, el de Lourdes Maldonado.
Las crisis por migración fueron una constante: el 6 de febrero el campamento de la garita El Chaparral, donde hubo hasta 2 mil connacionales y centroamericanos, fue desmantelado.
En marzo, la guerra entre Rusia y Ucrania trajo a miles de ciudadanos de ambos países para solicitar asilo en Estados Unidos.
Un temblor de 4.7 grados el 14 de abril acrecentó los daños estructurales del puente Los Olivos, hoy cerrado y en lenta reconstrucción.
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El 11 de junio la Asociación Latinos Musulmanes habilitó el primer albergue para esa comunidad que llega a esta frontera con planes de pedir asilo en EU.
En política, a lo largo del año fueron notorias las diferencias y falta de coordinación entre la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda y la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez, ambas morenistas.
Así fue hasta que la segunda presentó su primer informe de gobierno en septiembre que se les vio en buenos términos, al menos para la foto.
En diciembre, la violencia sentó un nuevo precedente: fueron rebasados los 1,973 asesinatos cometidos en todo 2021.
Esto ocurrió con el hallazgo de seis personas dentro de una camioneta tipo panel en la Plaza Conquistador, en bulevar Aguacaliente.
El clima azotó la ciudad y cobró la vida de Hugo Enrique Miranda Olivera y su hermana de 16 años, Rebeca, arrastrados por la corriente a un desarenador en el Cañón del Pato.
Este mes, una tromba provocó la caída de árboles en el bulevar Gustavo Díaz Ordaz y vía rápida
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También a causa del clima, cientos de pasajeros que buscaban pasar Navidad con sus familias quedaron varados en el Aeropuerto de Tijuana, algunos de ellos por hasta 48 horas.