El año en que buena parte de la ciudad estuvo extrañamente atenta siguiendo la soporífera y simple caída de un par de viviendas en el bulevar Cuauhtémoc sur.
O sufriendo molesta el retraso en el puente Los Olivos y la destrucción del terraplén por las lluvias.
“Afortunadamente”, las autoridades trabajaron juntas y reconstruyeron el puente que hoy nos quieren presumir como obra completamente nueva. Más respeto a la inteligencia colectiva, por favor.
Esas mismas autoridades se tomaron la foto para el 134 aniversario de Tijuana. Festejo que desde hace unos años se viene descafeinando más y más, quién sabe si por la supuesta “austeridad republicana”.
El caso es que el mismo Palacio Municipal donde se dio la celebración, este año estuvo fuertemente vigilado por soldados y Guardia Nacional tras el fallido atentado en contra de una escolta de la alcaldesa Montserrat Caballero.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
La presidenta municipal sigue resguardada en instalaciones militares, al menos cuando sabemos o avisan que está en Tijuana, lejos de la cruenta realidad cotidiana fronteriza.
Para hablar de payasadas, y no llorar, los verdaderos profesionales de la risa regresaron alegres a la avenida Revolución para celebrar su día.
Eso sí es cosa seria, como que la ciudad se haya ganado un nuevo cerco para detener migrantes, cortesía del gobierno federal, desde que las obras del viaducto aeropuerto-Playas de Tijuana llegaron a la canalización del Río.
Es por seguridad de los migrantes, dicen las autoridades que igual los rescatan que los acosan en albergues o los jalan de la ropa para que no crucen la frontera, como quedó documentado más de una vez este año.
Pero coraje, el que trajeron las feministas en marzo y el que ellas mismas ocasionaron en más de una persona cuando alegremente rabiosas pintarrajearon y maltrataron una patrulla de la policía municipal. ¡Están viendo la tempestad y no se hincan!, diría mi abuela.
Total, que la ciudad está viva otro año, aunque quién sabe si goza de cabal salud.