El binacional de la Amistad lleva 994 días cerrado del lado estadounidense, y de ambos lados activistas realizaron diversas actividades a ambos lados de la frontera para exigir su reapertura.
Guillermo Navarrete, pastor que realiza una misa dominical semanalmente a orillas del muro en Playas de Tijuana, señaló que “la naturaleza de nuestro trabajo es poder traer familias del lado americano que vengan a este punto geográfico y a través de la malla pueda saludar a sus familiares de este lado”.
Añadió que la importancia de abrir este espacio, para que familias que han sido separadas se puedan reunir, pero esto no sucede actualmente.
“Hoy vienen al jardín binacional donde no hay muro, pero ellos están a 30 metros [de distancia], se saludan, eso no es reunificación familiar”, dijo.
A la par del servicio religioso, del lado americano, activistas realizaron una marcha del silencio, con el propósito de exigir la reapertura del parque y que el proyecto de Estados Unidos de construir dos muros de 30 pies de alto.
Los activistas también ofrecen comida, ropa y artículos de limpieza a las personas en contexto de movilidad que llegan al servicio, o solicitar información para realizar sus trámites de asilo humanitario en Estados Unidos.
Navarrete contó que cuando iniciaron a dar misas binacionales hace más de 10 años, daban atención principalmente a personas retornadas de Estados Unidos, pero en los últimos años, comenzaron a dar asistencia a mexicanos desplazados y migrantes centroamericanos que llegan a la ciudad buscando asilo político en Estados Unidos.
Aunque señaló que solo dan orientación y canalizan los casos a asociaciones norteamericanas que llevan los casos de asilo.
“Describimos el lado oscuro de Tijuana, para que ellos puedan tener cuidado y de alguna manera, estén protegidos, ya que ellos [migrantes] son altamente ubicados [...] Tijuana tiene la desgracia de que aquí hay tráfico de órganos, de personas”, mencionó Navarrete.