La dinámica de la vida actual, produce situaciones sociales, que parecen inverosímiles y sin embargo, son reales. El día domingo terminó la Semana Santa. Con ella, En realidad, para la mayoría fue un largo fin de semana, en el cual, mucha gente se concentra en la religiosidad, la asistencia a los templos y el recogimiento espiritual. Por otra parte, la Semana Santa, es sinónimo de jolgorio y excesos. Para quienes tienen dinero, viajes y fiestas, a veces sin límite; para otros, tal vez lo menos, seguir trabajando por falta de recursos. De cualquier manera, estos siete días, la vida en nuestra frontera, tomo un paréntesis para vivirla de otra forma y olvidarse un poco de la inseguridad y de escándalos de la política fronteriza que, sin dejar de ser fronteriza, tampoco deja de ser provinciana. Por otro lado, a partir del primero de abril, se abren las compuertas de la lucha política con el nombramiento al fin de semana de las candidaturas a las alcaldías por los siete municipios. Los partidos y las alianzas (¿todavía hay?). Aquí se va a dar la verdadera lucha, el encontronazo, no tanto de los partidos entre sí, sino de los partidos con la realidad, la que forman las mujeres y hombres del pueblo; los que con su trabajo, hacen rodar las ruedas de la vida cotidiana. Aparecerán los nombres, muchos que ya suenan; otros totalmente desconocidos o que no quisiéramos conocer. Candidatos de última hora, impuestos por la pareja gobernante y uno que otro inesperados. Pues sí veremos salir a la calle a los ungidos. En cada marca partidaria se anunciarán para servir (o servirse del poder) que les otorgan los votos de la “mayoría relativa”. Debo reconocer que algunos nombres de los que suenan hoy, son gente buena, honorable y capaz. Tanto en las alcaldías como en otros puestos. Pero también, los hay execrables, innombrables. Que ser decente o no, importa poco cuando se cuenta con el apoyo de los que mandan y dirigen la vida pública. Ya los veremos a unos y otros. Hoy más que nunca serán los nombres que los que tengan importancia, más que los partidos. Esperemos que la gente vote con conciencia y no por las dádivas, el dinero, las despensas o las amenazas de quienes tienen el poder de darlas. Que la gente vote por la gente de bien y por sus programas.
Envío: El voto es hoy, nuestra única arma para hacer valer la democracia, razonémoslo muy bien…
(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)
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