/ sábado 24 de febrero de 2024

La genoeconomía en 2024

La genoeconomía es un campo interdisciplinario que apenas está surgiendo con el objetivo de combinar la genética molecular y la economía.

Se han producido avances interrelacionados en genética que han dado paso al creciente campo de la genoeconomía. El primero es una rápida expansión del llamado “big data”, que presenta información genética recopilada a partir de grandes muestras poblacionales. De igual manera se tienen las mejoras en el poder computacional y predictivo para agregar pequeños efectos genéticos en todo el genoma en medidas resumidas únicas llamadas puntuaciones poligénicas (PGS). En conjunto, estos avances se incorporarán ampliamente a la investigación económica, con grandes posibilidades para nuevos conocimientos y técnicas metodológicas en los próximos años.

La genoeconomía se basa en la idea de que los indicadores económicos tienen una base genética donde el comportamiento financiero de una persona puede rastrearse hasta su ADN y que los genes están relacionados con el comportamiento económico. A partir de 2023, los resultados muestran que es posible que se hayan identificado algunas correlaciones menores entre la genética y las preferencias económicas.

El campo de la economía y los indicadores económicos utilizados por los economistas son anteriores a la era empirista. La genoeconomía añade fundamentos biológicos a estos indicadores económicos tradicionales.

Los investigadores no dispusieron de datos genéticos cuantitativos hasta el año 2000, cuando se secuenció el genoma humano como parte del Proyecto Genoma Humano. Los hitos genéticos de finales del siglo XX y principios del XXI, como la secuenciación del genoma humano, han estimulado el interés en la investigación que combina la economía y la genética.

La genoeconomía implica el estudio de polimorfismos de un solo nucleótido (SNP). El campo de la genoeconomía utiliza datos genéticos para inferir preferencias económicas como la preferencia temporal, la aversión al riesgo y el nivel educativo, así como datos macroeconómicos como el ingreso per cápita. Al igual que con otras investigaciones de asociación genética, la reproducibilidad de los experimentos genoeconómicos es problemática para el campo. Los pequeños tamaños de muestra utilizados en la investigación genoeconómica también pueden dar resultados no confiables. Los científicos suelen citar como una forma de mejorar la investigación genoeconómica el uso de muestras estadísticamente más homogéneas en la población.

La investigación económica ha incorporado conceptos genéticos durante décadas, a menudo tratándola como una explicación alternativa de los procesos causales que deberían controlarse en el trabajo empírico. Finalmente, algunos investigadores genoeconómicos afirman que el éxito económico de un país puede predecirse por su diversidad genética.

Dr. Alejandro Díaz Bautista, Economista Internacional y Profesor Investigador en Economía Internacional en El Colef. Visiting Fellow and Guest Scholar at the Center for U.S.-Mexican Studies based at UC San Diego's School of Global Policy and Strategy (GPS).

La genoeconomía es un campo interdisciplinario que apenas está surgiendo con el objetivo de combinar la genética molecular y la economía.

Se han producido avances interrelacionados en genética que han dado paso al creciente campo de la genoeconomía. El primero es una rápida expansión del llamado “big data”, que presenta información genética recopilada a partir de grandes muestras poblacionales. De igual manera se tienen las mejoras en el poder computacional y predictivo para agregar pequeños efectos genéticos en todo el genoma en medidas resumidas únicas llamadas puntuaciones poligénicas (PGS). En conjunto, estos avances se incorporarán ampliamente a la investigación económica, con grandes posibilidades para nuevos conocimientos y técnicas metodológicas en los próximos años.

La genoeconomía se basa en la idea de que los indicadores económicos tienen una base genética donde el comportamiento financiero de una persona puede rastrearse hasta su ADN y que los genes están relacionados con el comportamiento económico. A partir de 2023, los resultados muestran que es posible que se hayan identificado algunas correlaciones menores entre la genética y las preferencias económicas.

El campo de la economía y los indicadores económicos utilizados por los economistas son anteriores a la era empirista. La genoeconomía añade fundamentos biológicos a estos indicadores económicos tradicionales.

Los investigadores no dispusieron de datos genéticos cuantitativos hasta el año 2000, cuando se secuenció el genoma humano como parte del Proyecto Genoma Humano. Los hitos genéticos de finales del siglo XX y principios del XXI, como la secuenciación del genoma humano, han estimulado el interés en la investigación que combina la economía y la genética.

La genoeconomía implica el estudio de polimorfismos de un solo nucleótido (SNP). El campo de la genoeconomía utiliza datos genéticos para inferir preferencias económicas como la preferencia temporal, la aversión al riesgo y el nivel educativo, así como datos macroeconómicos como el ingreso per cápita. Al igual que con otras investigaciones de asociación genética, la reproducibilidad de los experimentos genoeconómicos es problemática para el campo. Los pequeños tamaños de muestra utilizados en la investigación genoeconómica también pueden dar resultados no confiables. Los científicos suelen citar como una forma de mejorar la investigación genoeconómica el uso de muestras estadísticamente más homogéneas en la población.

La investigación económica ha incorporado conceptos genéticos durante décadas, a menudo tratándola como una explicación alternativa de los procesos causales que deberían controlarse en el trabajo empírico. Finalmente, algunos investigadores genoeconómicos afirman que el éxito económico de un país puede predecirse por su diversidad genética.

Dr. Alejandro Díaz Bautista, Economista Internacional y Profesor Investigador en Economía Internacional en El Colef. Visiting Fellow and Guest Scholar at the Center for U.S.-Mexican Studies based at UC San Diego's School of Global Policy and Strategy (GPS).