/ jueves 7 de marzo de 2019

Leer entre líneas / Yo veo un México…

Sonriente, con paso firme y retozón, el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio recorría la explanada del Monumento de la Revolución en la capital del país. Ataviado con un atuendo por demás sobrio, parecía que, en ciertos momentos, transitaba solo; en otros, sus simpatizantes rompían el protocolo para abrazarlo. Luis Donaldo apenas y se detenía; su meta era arribar al estrado que lo esperaba para emitir un mensaje con motivo del 65º aniversario de la fundación de su partido. Se trata de un discurso pronunciado hace un cuarto de siglo; sin embargo, resulta tan vigente que bien vale la pena recordarlo.

“Hoy estamos ante una auténtica competencia. El gobierno no nos dará el triunfo: el triunfo vendrá de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación […] ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia! […] No hemos estado exentos de errores, pero difícilmente podríamos explicar el México contemporáneo sin la contribución de nuestro partido”, declaró Colosio en aquel momento.

Luis Donaldo continuó diciendo: “Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder […] que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático.

Reformar el poder significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso Federal […] significa hacer del sistema de impartición de justicia, una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República.

Reformar el poder significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo. Significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con horizontes más cercanos a las manos de sus hijos”.

Comparto este fragmento con el amable lector para que así evite obnubilarse por quienes aseguran haber descubierto el hilo negro.

En contraste con tal episodio de nuestra historia contemporánea, me quiero referir a un proyecto innovador del cual recién me enteré. Se trata de una iniciativa de la diputada Beatriz Manrique -del Partido Verde-, mediante la cual propone una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, la cual faculte a la Sedena para atribuir al Servicio Militar Nacional de actividades encaminadas al desarrollo sustentable y a la protección ambiental.

Una iniciativa ambiciosa, pues, más allá de las modificaciones jurídicas, el gran obstáculo que podrá encontrarse es la indiferencia de la clase política y de la misma sociedad hacia un tema que realmente debe ocuparnos. Afortunadamente, Tijuana es vanguardista y sigue los pasos de las entidades interesadas en el rescate y mejoramiento de nuestro ambiente. Por ello, mi reconocimiento por la atinada decisión de eliminar el uso de bolsas plásticas en las tiendas de autoservicio, ya que es prioritario evolucionar de la política de gobierno a la política de estado.


Post Scriptum. “El mundo no nos ha sido heredado por nuestros padres, nos ha sido prestado por nuestros hijos”, Luis Donaldo Colosio.


* El autor es analista político, consultor, catedrático y escritor.


CONTACTO:

Correo: francisco.ruhe@gmail.com

Facebook: www.facebook.com/FRuizMX/

Sonriente, con paso firme y retozón, el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio recorría la explanada del Monumento de la Revolución en la capital del país. Ataviado con un atuendo por demás sobrio, parecía que, en ciertos momentos, transitaba solo; en otros, sus simpatizantes rompían el protocolo para abrazarlo. Luis Donaldo apenas y se detenía; su meta era arribar al estrado que lo esperaba para emitir un mensaje con motivo del 65º aniversario de la fundación de su partido. Se trata de un discurso pronunciado hace un cuarto de siglo; sin embargo, resulta tan vigente que bien vale la pena recordarlo.

“Hoy estamos ante una auténtica competencia. El gobierno no nos dará el triunfo: el triunfo vendrá de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación […] ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia! […] No hemos estado exentos de errores, pero difícilmente podríamos explicar el México contemporáneo sin la contribución de nuestro partido”, declaró Colosio en aquel momento.

Luis Donaldo continuó diciendo: “Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder […] que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático.

Reformar el poder significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso Federal […] significa hacer del sistema de impartición de justicia, una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República.

Reformar el poder significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo. Significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con horizontes más cercanos a las manos de sus hijos”.

Comparto este fragmento con el amable lector para que así evite obnubilarse por quienes aseguran haber descubierto el hilo negro.

En contraste con tal episodio de nuestra historia contemporánea, me quiero referir a un proyecto innovador del cual recién me enteré. Se trata de una iniciativa de la diputada Beatriz Manrique -del Partido Verde-, mediante la cual propone una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, la cual faculte a la Sedena para atribuir al Servicio Militar Nacional de actividades encaminadas al desarrollo sustentable y a la protección ambiental.

Una iniciativa ambiciosa, pues, más allá de las modificaciones jurídicas, el gran obstáculo que podrá encontrarse es la indiferencia de la clase política y de la misma sociedad hacia un tema que realmente debe ocuparnos. Afortunadamente, Tijuana es vanguardista y sigue los pasos de las entidades interesadas en el rescate y mejoramiento de nuestro ambiente. Por ello, mi reconocimiento por la atinada decisión de eliminar el uso de bolsas plásticas en las tiendas de autoservicio, ya que es prioritario evolucionar de la política de gobierno a la política de estado.


Post Scriptum. “El mundo no nos ha sido heredado por nuestros padres, nos ha sido prestado por nuestros hijos”, Luis Donaldo Colosio.


* El autor es analista político, consultor, catedrático y escritor.


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