Desde hace varios meses, el Estado de Baja California, está viviendo un clima inusitado de precampaña política. Éste, se une con las terribles condiciones que vive el estado, como la inseguridad, la migración masiva, el rezago educativo en educación media y media superior, los deficientes servicios de salud, la “movilidad”, además de las radicales variantes del clima. Con excepción de esta última, los otros males son producto de ingobernabilidad que se produce en nuestra región desde hace tiempo. La incapacidad y corrupción de quienes tienen a su cargo el gobierno de la entidad… Pero en verdad, desde que yo recuerdo, prácticamente desde mi niñez y adolescencia, a fines de los cincuenta, viene pasando lo mismo. Partidos políticos van y vienen: llámense PRI, PAN o Morena y siempre nos dejan a deber. Eso sí, los funcionarios siempre salen ricos de sus puestos. Hasta frases se han inventado para definir los momentos de los funcionarios y su oportunidad de enriquecerse: “El año de Hidalgo” #%&#*… el que deje algo y el “Año de Carranza” porque el de Hidalgo ya no alcanza…
En justicia, debemos reconocer que algunos presidentes como Aubanel y Quiroz Labastida, fueron y son respetados todavía. También, aceptar que algunos otros hicieron cosas importantes y hoy las presumen sus partidos como obra de ellos.
En realidad, además de todas las causas que se quiera proponer, existe una mala que nació de una idea buena. “empatar las elecciones federales y estatales para evitar lo que ha sucedido desde 1953: dos años de elecciones y uno de descanso (que en realidad se convertía en preparación de los otros dos). En 2014 se decidió reformar el calendario de elecciones en todo el país y en Baja California se acordó que, en 2019, se eligiera gobernador, diputados locales y ayuntamientos por dos años. En 2021, gobernador por seis años y diputados locales y ayuntamientos por tres años. De tal manera que en el 24 hubiera ya un solo proceso para elegir diputados federales, locales senadores y ayuntamientos. Hasta 2027, gobernador con diputados federales, diputados estatales y ayuntamientos.
La verdad que la idea, exceptuando el gobierno de dos años, era buena en general. Pero ese pequeño detalle de la gubernatura de dos años, causó el desastre y la ingobernabilidad actual.
Envío: Los lunes 25 de diciembre y 1 de enero no sé si salga esta columna. Por eso, les adelanto: ¡Felices fiestas y lo mejor en 2024!
(El autor es Cronista de la ciudad y catedrático del CUT)
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