/ martes 10 de agosto de 2021

Desde la tribuna | El Covid-19, el mejor aliado de los Chargers

Tras el drama de su salida de San Diego rumbo al área de Los Ángeles, primero a Carson y ahora a Inglewood, la base de seguidores de aficionados de los Chargers se vio afectada por la inestabilidad de lo que sucedía desde la oficina y, por ende, en la carretera.

Si bien el proyecto en el emparrillado era claro, más allá de su inconsistencia y en ocasiones falta de talento, el cambio hizo que varios dejaran de interesarse por el equipo y otros seguían atentos a lo que hacía pero para verlos perder.

Una vez “establecidos” en la casa del Galaxy de la Major League Soccer (MLS), la cantidad de seguidores de otros equipos se encargaban de llenar el pequeño Dignity Health Sports Park; esto sucedía durante los malos tiempos en la “ciudad más fina de América” pero en una urbe más grande y globalizada, todos sabíamos que sería el pan de cada día, semana, quincena. Cada que hubiera un juego, pues.

Sólo se vio una temporada de playoffs en Carson y de ahí a Inglewood con pocos seguidores cuando se comparan con los que los Rams pudieron generar, recordando que estos últimos ya tenían un historial en la ciudad angelina.

El 2020 no pintaba bien para la vista en las gradas, al menos no con los vestidos con los colores del equipo del rayo tras una mala campaña, sin coach y con desconocimiento sobre el mariscal de campo ya que Philip Rivers no seguiría en la organización. Entonces llegó la pandemia, una aliada.

El Covid-19 evitó que los aficionados ingresaran al SoFi Stadium, su nuevo “hogar”, y fue lo mejor que les pudo haber sucedido.

Tyrod Taylor inició la temporada como el titular en los controles y de milagro ganaron el primer juego de la temporada en Cincinnati. En el segundo encuentro sucedió lo inimaginable. De hecho, antes de iniciar.

Uno de los doctores del equipo le perforó el pulmón a Taylor al inyectarlo para evitar molestias musculares tras un problema en el pecho y todo cambió. Tyrod presentó dolores sin saber el motivo en ese momento (la perforación) y para la serie ofensiva inicial del encuentro de la Semana 2 ante los campeones Kansas City Chiefs, el novato Justin Herbert tuvo que salir al campo.

El egresado de la Universidad de Oregon, seguidor de los Chargers desde niño, impresionó en ese duelo y en el resto del calendario. Eso fue clave para lo siguiente.

Una franquicia que había generado poco interés en su retorno a Los Ángeles tras su primer año de existencia en 1960, de repente tenía a un mariscal de campo son un futuro prometedor, que hacía jugadas espectaculares y con motivos suficientes para atraer a los jóvenes del condado. También ayudados por las redes sociales, porque el equipo que trabaja detrás de ellas merece mucho crédito, mis respetos.

Ya hay expectativa, ganas de verlos, interés.

Para los que creían que el proyecto iba a fracasar en la ciudad angelina, se debía tomar en cuenta que niños iban a crecer viéndolos jugar y muchos iban a querer seguirlos, dejando atrás a las generaciones que los odiaron por mudarse.

Este coronavirus vino a ayudar a eso. Si se hubiera permitido el acceso al SoFi desde el año anterior, no se hubiera visto a mucha gente apoyando como se espera ahora. El interés no era mucho y tal vez hasta el cierre de la temporada pasada alguien hubiera preguntado, ¿cómo van?

Ahora, al tener permitido ingresar al inmueble en 2021, la gente está ansiosa por ver a los Chargers con Herbert y compañía, con un entrenador en jefe joven que ya conoce el área al haber estado con los Rams recientemente en Brandon Staley y aficionados sandieguinos, y tal vez más del lado mexicano de la frontera (los que pueden cruzar), buscando boletos para acudir a los juegos.

Los Chargers tenían alrededor de 45,000 boletos de temporada vendidos cada año en San Diego de 1996 a 2016 en el demolido Jack Murphy/Qualcomm Stadium, que tenía una capacidad para 70,000 espectadores.

Según reportes desde Inglewood, hay un “significativo” aumento en las ventas de season tickets del equipo para el 2021, en un estadio con el mismo número de asientos.

La pandemia benefició a la organización. En ese tiempo de confinamiento obligatorio, la gente pudo interesarse por el equipo y el aficionado de mucho tiempo, crear mayor expectativa. Ahora todos en Los Ángeles, algunos en San Diego y muchos en Baja California, quieren ver al equipo del rayo, no pueden esperar para que empiece la temporada.

Lo visto durante el FanFest del domingo anterior, al permitirle el ingreso a cierto número de aficionados al estadio para presenciar una práctica de pretemporada, debe ser un buen indicativo. Además, hubo un mini concierto de The Offspring, eso motiva a cualquiera.

Esto garantiza el éxito inmediato en la taquilla y demás venta de prendas del equipo, generando ingresos necesitados para la oficina.

Luego de mucha crítica a la familia Spanos, parece que llega un respiro para ellos.

Tras el drama de su salida de San Diego rumbo al área de Los Ángeles, primero a Carson y ahora a Inglewood, la base de seguidores de aficionados de los Chargers se vio afectada por la inestabilidad de lo que sucedía desde la oficina y, por ende, en la carretera.

Si bien el proyecto en el emparrillado era claro, más allá de su inconsistencia y en ocasiones falta de talento, el cambio hizo que varios dejaran de interesarse por el equipo y otros seguían atentos a lo que hacía pero para verlos perder.

Una vez “establecidos” en la casa del Galaxy de la Major League Soccer (MLS), la cantidad de seguidores de otros equipos se encargaban de llenar el pequeño Dignity Health Sports Park; esto sucedía durante los malos tiempos en la “ciudad más fina de América” pero en una urbe más grande y globalizada, todos sabíamos que sería el pan de cada día, semana, quincena. Cada que hubiera un juego, pues.

Sólo se vio una temporada de playoffs en Carson y de ahí a Inglewood con pocos seguidores cuando se comparan con los que los Rams pudieron generar, recordando que estos últimos ya tenían un historial en la ciudad angelina.

El 2020 no pintaba bien para la vista en las gradas, al menos no con los vestidos con los colores del equipo del rayo tras una mala campaña, sin coach y con desconocimiento sobre el mariscal de campo ya que Philip Rivers no seguiría en la organización. Entonces llegó la pandemia, una aliada.

El Covid-19 evitó que los aficionados ingresaran al SoFi Stadium, su nuevo “hogar”, y fue lo mejor que les pudo haber sucedido.

Tyrod Taylor inició la temporada como el titular en los controles y de milagro ganaron el primer juego de la temporada en Cincinnati. En el segundo encuentro sucedió lo inimaginable. De hecho, antes de iniciar.

Uno de los doctores del equipo le perforó el pulmón a Taylor al inyectarlo para evitar molestias musculares tras un problema en el pecho y todo cambió. Tyrod presentó dolores sin saber el motivo en ese momento (la perforación) y para la serie ofensiva inicial del encuentro de la Semana 2 ante los campeones Kansas City Chiefs, el novato Justin Herbert tuvo que salir al campo.

El egresado de la Universidad de Oregon, seguidor de los Chargers desde niño, impresionó en ese duelo y en el resto del calendario. Eso fue clave para lo siguiente.

Una franquicia que había generado poco interés en su retorno a Los Ángeles tras su primer año de existencia en 1960, de repente tenía a un mariscal de campo son un futuro prometedor, que hacía jugadas espectaculares y con motivos suficientes para atraer a los jóvenes del condado. También ayudados por las redes sociales, porque el equipo que trabaja detrás de ellas merece mucho crédito, mis respetos.

Ya hay expectativa, ganas de verlos, interés.

Para los que creían que el proyecto iba a fracasar en la ciudad angelina, se debía tomar en cuenta que niños iban a crecer viéndolos jugar y muchos iban a querer seguirlos, dejando atrás a las generaciones que los odiaron por mudarse.

Este coronavirus vino a ayudar a eso. Si se hubiera permitido el acceso al SoFi desde el año anterior, no se hubiera visto a mucha gente apoyando como se espera ahora. El interés no era mucho y tal vez hasta el cierre de la temporada pasada alguien hubiera preguntado, ¿cómo van?

Ahora, al tener permitido ingresar al inmueble en 2021, la gente está ansiosa por ver a los Chargers con Herbert y compañía, con un entrenador en jefe joven que ya conoce el área al haber estado con los Rams recientemente en Brandon Staley y aficionados sandieguinos, y tal vez más del lado mexicano de la frontera (los que pueden cruzar), buscando boletos para acudir a los juegos.

Los Chargers tenían alrededor de 45,000 boletos de temporada vendidos cada año en San Diego de 1996 a 2016 en el demolido Jack Murphy/Qualcomm Stadium, que tenía una capacidad para 70,000 espectadores.

Según reportes desde Inglewood, hay un “significativo” aumento en las ventas de season tickets del equipo para el 2021, en un estadio con el mismo número de asientos.

La pandemia benefició a la organización. En ese tiempo de confinamiento obligatorio, la gente pudo interesarse por el equipo y el aficionado de mucho tiempo, crear mayor expectativa. Ahora todos en Los Ángeles, algunos en San Diego y muchos en Baja California, quieren ver al equipo del rayo, no pueden esperar para que empiece la temporada.

Lo visto durante el FanFest del domingo anterior, al permitirle el ingreso a cierto número de aficionados al estadio para presenciar una práctica de pretemporada, debe ser un buen indicativo. Además, hubo un mini concierto de The Offspring, eso motiva a cualquiera.

Esto garantiza el éxito inmediato en la taquilla y demás venta de prendas del equipo, generando ingresos necesitados para la oficina.

Luego de mucha crítica a la familia Spanos, parece que llega un respiro para ellos.