/ miércoles 13 de julio de 2022

Desde la tribuna | El nuevo “romanticismo” de los derechos de transmisión

El futbol es el deporte que mueve el mundo, no cabe duda de ello.

Todos (generalizando) lo amamos y por eso mismo queremos asistir a los encuentros de nuestros equipos favoritos, de conjuntos en donde se ven a los mejores futbolistas del mundo.

De no poder acudir al inmueble donde se celebra un compromiso de tal magnitud, buscamos la segunda mejor opción, que es sintonizar el televisor para poder observarlo de esa forma.

Ahí es donde comienza mi incomodidad.

Es cierto, muchas plataformas de “streaming” han contribuido a la globalización del deporte, el problema es que no es accesible para todos.

La famosa piratería ayudó a que, por medio de las computadoras y otros dispositivos móviles, usuarios de distintas partes del mundo pudieran observar encuentros que no están disponibles en su región.

Pero, ¿qué pasa cuando sí está disponible en tu región pero tienes que pagar?

Es verdad, no es “muy caro” el contratar un evento deportivo o inclusive el servicio general que una plataforma te ofrece, sin embargo, no todos los amantes del futbol pueden pagar esas cantidades cuando, a mi manera de ver las cosas, el deporte más hermoso del mundo debe estar disponible de manera gratuita en la televisión.

La gente ya paga su recibo del servicio de luz eléctrica, ya compró su televisión.

Entiendo que mi idea es muy, pero muy romántica, pero los patrocinios ya mueven a los equipos, ya mueven la pelota.

También entiendo que los mismos derechos de transmisión, si el mejor postor es un dueño de una plataforma de “streaming”, terminarán reflejándose en una aplicación de teléfono o tableta, pero hay que darle a la gente lo que quiere.

La gente quiere ver futbol.

Muchos dirán que, por ejemplo, en los mundiales no todos lo duelos son atractivos y si se pierden el partido entre un país de por allá y otro de por acá (no mencioné nombres para no herir susceptibilidades), no sucede nada.

Esto lo digo porque antes se transmitían todos los juegos del certamen. Hoy también los sistemas de paga, entiéndase televisión por cable o satelital, han acaparado las transmisiones de juegos de futbol.

La simple Liga MX es ejemplo perfecto. Algunos equipos tienen la transmisión de sus juegos en casa de forma exclusiva en canales que solamente son transmitidos en estos sistemas, otros sólo van por un servicio y no por otro, etcétera.

Yo sé que es ingenuo e infantil mi pensamiento, pero en el fondo no está equivocado.

El dinero mueve al mundo y el futbol también. Mi forma de ver las cosas dicta que ya hay suficiente dinero en el planeta como para mover al balompié a plataformas gratuitas, con mayor accesibilidad a la población.

Esto no es exclusivo del futbol pero hoy tocó dialogar exclusivamente de este deporte, en otra oportunidad le pegamos a otra disciplina.