/ lunes 25 de abril de 2022

Expediente Confidencial | Bukele y Francisca

Estremecedora. Así es la historia de Francisca, una migrante centroamericana entrevistada por Gabriela Martínez, en una nota que publicó El Universal en su edición del martes pasado.

Francisca, junto a su familia, vive en una tienda de campaña, al interior del albergue Agape Misión Mundial, en Tijuana. Están huyendo de los maras.

Cito cuatro párrafos, elocuentes: “Francisca y su familia llegaron en 2018 junto a una caravana de centroamericanos. Escaparon de Honduras cuando tres pandilleros arribaron a su casa; iban a reclutar a Jorge, su hijo de 15 años. Su esposo se negó a abrirles, por lo que los sujetos rompieron la puerta, lo golpearon y le dieron un balazo que le dejó una marca a un centímetro de la yugular”.

“Para ella y sus hijos ir a la tienda era como transitar por un campo minado, como en aquellos países que viven en conflicto armado”.

“Es un país que lo mantienen controlado las maras. El que está vivo es porque ha sabido mirar, oír y callar (…) Venimos de un lugar que sufrimos todos los días; es una guerra que luchamos con alguien que no podemos”, dice Francisca”.

“Saqué mi número (de turno para solicitar asilo en Estados Unidos, el 4 mil 269, hace tres años) y nunca nos llamaron y desde entonces estamos aquí. Me siento mal porque nosotros también venimos de una guerra (como los ucranianos). Que Dios me perdone, pero yo odio a las pandillas”, cuenta Francisca mientras se limpia las lágrimas”.

Hasta aquí la cita. Y la nota completa puede verla acá: https://www.eluniversal.com.mx/estados/de-honduras-y-de-ucrania-dos-realidades-de-desplazados-en-tijuana

Mientras Francisca y cientos de miles viven una pesadilla interminable por culpa de los maras, varios periodistas y medios mexicanos, en lamentable actitud, se rasgan las vestiduras ante el operativo que Nayib Bukele, presidente de El Salvador, lleva a cabo contra esos delincuentes.

Todos esos impresentables que critican a Bukele, por estar aplicando la ley, por estar poniendo orden, por estar haciendo justicia, no tienen empacho en querer justificar los crímenes de esos desgraciados, con argumentos fútiles como la pobreza. “Es que la pobreza los lleva a ser pandilleros”. “Es que la falta de oportunidades”. ¡Ah, cabrón! ¿Y acaso Francisca y todas las víctimas de los maras son ricos? ¡No! ¡Son pobres también! Las víctimas de los maras son, siempre, otros pobres.

Es una patraña sinvergüenza justificar que alguien se dedique al crimen con el argumento de que es pobre. Hay millones de pobres y no todos se dedican al pandillerismo y el narcotráfico.

Luego ¿EN QUÉ CABEZA CABE QUE VA A ESTAR MAL UN PRESIDENTE QUE COMBATE AL CRIMEN? Inventarse una narrativa donde un presidente que lucha contra los delincuentes es el “malo”, mientras los criminales son los “buenos”, es una desvergüenza. Es no tener madre.

Además, Bukele no los está condenando a pena de muerte, ni ejecutando extrajudicialmente, simplemente los está encarcelando para que paguen por sus crímenes.

Pero esos medios, “analistas” y activistas que defienden a los maras, tienen un por qué. Por ejemplo, El Faro, un periódico digital salvadoreño, es financiado ¡por la Open Society Foundations!, la ONG del multimillonario y especulador húngaro George Soros. No es una inferencia. En la propia portada de dicho medio dice que es apoyado por tal organismo.

Y Soros, es menester recordarlo, es el fundador de Drug Policy Alliance, otra ONG que tiene como propósito legalizar las drogas. Todas. Sin importar el daño que eso haga a la sociedad. Así que, unamos puntos: unos pandilleros narcotraficantes por un lado, un multimillonario que busca legalizar las drogas por el otro, un gran negocio en el centro y, de tapete, un cártel de medios que buscan santificar al narcotráfico.

Lo mejor es que los corifeos del narco se señalan solitos. Leía esta semana a dos columnistas de Milenio. Una, o no se contuvo, o se le escapó su verdadera cara, pero criticaba que la condena internacional a Bukele no fuese tanta como la efectuada a los países que enviaron representantes a la toma de posesión de Daniel Ortega, el dictador nicargüense que es… amigo del narcotráfico. Les digo, su pestilencia los delata.

Otro columnista pegaba el grito en el cielo porque Bukele “mandó al diablo al multimillonario George Soros” ¿De a cómo será la “beca” que ese columnista cobra en las ONG de Soros?

Y no se crea que esos periodistas y medios apoyan al mal por convicción. Alguno puede que sí, pero la mayoría vende su pluma a cambio de “becas”, “apoyos para hacer periodismo” (sic), “financiamientos” y otros eufemismos para no llamarle al embute por su nombre. Embute proveniente de las ONG amigas del narco.

Pero Bukele no está solo. Somos más, muchos más, los buenos. Para no ir más lejos, son mayoritarias las opiniones de respaldo a Bukele entre los usuarios de redes sociales en la región. Como que sabemos bien quiénes son el narcotráfico y su escoria. Y por si alguien necesitara ayuda de memoria, ahí están historias como la de Francisca, para recordarnos de qué lado debemos estar.

CLARK: “Grupos de maras trabajan en la frontera sur, los contratan los cárteles, allá están en la violación de mujeres, la extorsión y secuestro de migrantes para pedir rescates con sus familiares en los Estados Unidos”, comenta Víctor Clark Alfaro, antropólogo y profesor de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), en una nota de verdad magnífica y elocuente de Giovanny Urenda, de El Sol de Tijuana (https://www.elsoldetijuana.com.mx/local/pandilleros-deportados-trabajan-como-soldados-del-crimen-organizado-victor-clark-alfaro-8185973.html).

Esos son los “angelitos” que defienden algunos: escoria capaz de violar, secuestrar y extorsionar a migrantes de su propio país, a paisanos suyos que buscan escapar de la pobreza. Esa porquería son los maras.

ORDEN: El caso Debhani ha puesto a miles de usuarios de redes deseosos de tener, en México, un presidente y gobernadores que pusieran orden. Pueden apostar ustedes que un Bukele ya tendría tras las rejas a los culpables de ese horrendo crimen.

No lo olvidemos dentro de dos años, cuando, por un lado, nos quieran vender más abrazos y no balazos con la señora Sheinbaum (o el señor Ebrard). Y, por el otro, nos pinten como el salvador al niñito Colosio, del mismo partido de Samuel y que nada tiene que ver con su padre, porque las convicciones no se heredan. México no necesita Sheinbaums, ni Marcelos, ni ‘influencers’ que gobiernan desde las redes como el júnior Colosio. México necesita un Bukele, su Bukele.

RESULTADOS: Hasta ayer, mediante el operativo de Bukele contra las pandillas, se capturó a más de 1,000 de esos criminales ¡solamente el domingo! Ya suman más de 17,000 en apenas 30 días ¿Y cuántos homicidios creen que hubo ayer? CERO. Esos son resultados ¿Cuándo hemos visto algo así en México? ¡Con razón los maras huyen a nuestro país!...

La aplicación de la ley y el orden es lo que trae la paz, no los abrazos a la escoria.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Estremecedora. Así es la historia de Francisca, una migrante centroamericana entrevistada por Gabriela Martínez, en una nota que publicó El Universal en su edición del martes pasado.

Francisca, junto a su familia, vive en una tienda de campaña, al interior del albergue Agape Misión Mundial, en Tijuana. Están huyendo de los maras.

Cito cuatro párrafos, elocuentes: “Francisca y su familia llegaron en 2018 junto a una caravana de centroamericanos. Escaparon de Honduras cuando tres pandilleros arribaron a su casa; iban a reclutar a Jorge, su hijo de 15 años. Su esposo se negó a abrirles, por lo que los sujetos rompieron la puerta, lo golpearon y le dieron un balazo que le dejó una marca a un centímetro de la yugular”.

“Para ella y sus hijos ir a la tienda era como transitar por un campo minado, como en aquellos países que viven en conflicto armado”.

“Es un país que lo mantienen controlado las maras. El que está vivo es porque ha sabido mirar, oír y callar (…) Venimos de un lugar que sufrimos todos los días; es una guerra que luchamos con alguien que no podemos”, dice Francisca”.

“Saqué mi número (de turno para solicitar asilo en Estados Unidos, el 4 mil 269, hace tres años) y nunca nos llamaron y desde entonces estamos aquí. Me siento mal porque nosotros también venimos de una guerra (como los ucranianos). Que Dios me perdone, pero yo odio a las pandillas”, cuenta Francisca mientras se limpia las lágrimas”.

Hasta aquí la cita. Y la nota completa puede verla acá: https://www.eluniversal.com.mx/estados/de-honduras-y-de-ucrania-dos-realidades-de-desplazados-en-tijuana

Mientras Francisca y cientos de miles viven una pesadilla interminable por culpa de los maras, varios periodistas y medios mexicanos, en lamentable actitud, se rasgan las vestiduras ante el operativo que Nayib Bukele, presidente de El Salvador, lleva a cabo contra esos delincuentes.

Todos esos impresentables que critican a Bukele, por estar aplicando la ley, por estar poniendo orden, por estar haciendo justicia, no tienen empacho en querer justificar los crímenes de esos desgraciados, con argumentos fútiles como la pobreza. “Es que la pobreza los lleva a ser pandilleros”. “Es que la falta de oportunidades”. ¡Ah, cabrón! ¿Y acaso Francisca y todas las víctimas de los maras son ricos? ¡No! ¡Son pobres también! Las víctimas de los maras son, siempre, otros pobres.

Es una patraña sinvergüenza justificar que alguien se dedique al crimen con el argumento de que es pobre. Hay millones de pobres y no todos se dedican al pandillerismo y el narcotráfico.

Luego ¿EN QUÉ CABEZA CABE QUE VA A ESTAR MAL UN PRESIDENTE QUE COMBATE AL CRIMEN? Inventarse una narrativa donde un presidente que lucha contra los delincuentes es el “malo”, mientras los criminales son los “buenos”, es una desvergüenza. Es no tener madre.

Además, Bukele no los está condenando a pena de muerte, ni ejecutando extrajudicialmente, simplemente los está encarcelando para que paguen por sus crímenes.

Pero esos medios, “analistas” y activistas que defienden a los maras, tienen un por qué. Por ejemplo, El Faro, un periódico digital salvadoreño, es financiado ¡por la Open Society Foundations!, la ONG del multimillonario y especulador húngaro George Soros. No es una inferencia. En la propia portada de dicho medio dice que es apoyado por tal organismo.

Y Soros, es menester recordarlo, es el fundador de Drug Policy Alliance, otra ONG que tiene como propósito legalizar las drogas. Todas. Sin importar el daño que eso haga a la sociedad. Así que, unamos puntos: unos pandilleros narcotraficantes por un lado, un multimillonario que busca legalizar las drogas por el otro, un gran negocio en el centro y, de tapete, un cártel de medios que buscan santificar al narcotráfico.

Lo mejor es que los corifeos del narco se señalan solitos. Leía esta semana a dos columnistas de Milenio. Una, o no se contuvo, o se le escapó su verdadera cara, pero criticaba que la condena internacional a Bukele no fuese tanta como la efectuada a los países que enviaron representantes a la toma de posesión de Daniel Ortega, el dictador nicargüense que es… amigo del narcotráfico. Les digo, su pestilencia los delata.

Otro columnista pegaba el grito en el cielo porque Bukele “mandó al diablo al multimillonario George Soros” ¿De a cómo será la “beca” que ese columnista cobra en las ONG de Soros?

Y no se crea que esos periodistas y medios apoyan al mal por convicción. Alguno puede que sí, pero la mayoría vende su pluma a cambio de “becas”, “apoyos para hacer periodismo” (sic), “financiamientos” y otros eufemismos para no llamarle al embute por su nombre. Embute proveniente de las ONG amigas del narco.

Pero Bukele no está solo. Somos más, muchos más, los buenos. Para no ir más lejos, son mayoritarias las opiniones de respaldo a Bukele entre los usuarios de redes sociales en la región. Como que sabemos bien quiénes son el narcotráfico y su escoria. Y por si alguien necesitara ayuda de memoria, ahí están historias como la de Francisca, para recordarnos de qué lado debemos estar.

CLARK: “Grupos de maras trabajan en la frontera sur, los contratan los cárteles, allá están en la violación de mujeres, la extorsión y secuestro de migrantes para pedir rescates con sus familiares en los Estados Unidos”, comenta Víctor Clark Alfaro, antropólogo y profesor de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), en una nota de verdad magnífica y elocuente de Giovanny Urenda, de El Sol de Tijuana (https://www.elsoldetijuana.com.mx/local/pandilleros-deportados-trabajan-como-soldados-del-crimen-organizado-victor-clark-alfaro-8185973.html).

Esos son los “angelitos” que defienden algunos: escoria capaz de violar, secuestrar y extorsionar a migrantes de su propio país, a paisanos suyos que buscan escapar de la pobreza. Esa porquería son los maras.

ORDEN: El caso Debhani ha puesto a miles de usuarios de redes deseosos de tener, en México, un presidente y gobernadores que pusieran orden. Pueden apostar ustedes que un Bukele ya tendría tras las rejas a los culpables de ese horrendo crimen.

No lo olvidemos dentro de dos años, cuando, por un lado, nos quieran vender más abrazos y no balazos con la señora Sheinbaum (o el señor Ebrard). Y, por el otro, nos pinten como el salvador al niñito Colosio, del mismo partido de Samuel y que nada tiene que ver con su padre, porque las convicciones no se heredan. México no necesita Sheinbaums, ni Marcelos, ni ‘influencers’ que gobiernan desde las redes como el júnior Colosio. México necesita un Bukele, su Bukele.

RESULTADOS: Hasta ayer, mediante el operativo de Bukele contra las pandillas, se capturó a más de 1,000 de esos criminales ¡solamente el domingo! Ya suman más de 17,000 en apenas 30 días ¿Y cuántos homicidios creen que hubo ayer? CERO. Esos son resultados ¿Cuándo hemos visto algo así en México? ¡Con razón los maras huyen a nuestro país!...

La aplicación de la ley y el orden es lo que trae la paz, no los abrazos a la escoria.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com