/ jueves 25 de junio de 2020

Expediente Confidencial | El peor enemigo de Ruiz Uribe es… Ruiz Uribe mismo

En memoria de los mil 768 bajacalifornianos que han perdido la vida debido al Covid-19 y a la incapacidad de las autoridades de salud. Baja California es segundo lugar nacional en mortalidad por coronavirus. En Tijuana, mueren 32 de cada 100 enfermos de Covid-19. Cinco veces más que en Nueva York y casi once veces más que en San Diego.

Un lamentable episodio fue el que protagonizó Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado de Programas para el Desarrollo en Baja California, al perder los nervios y acusar al presidente municipal de Tijuana, Luis Arturo González Cruz, de estar orquestando “campañitas negras” en su contra, vía redes sociales.

La declaración textual de Ruiz Uribe fue "(González Cruz) no contesta las llamadas, desde ayer (martes) le hice varias llamadas. Sí le envié un mensaje, y como ustedes saben, mi pecho no es bodega para estarme guardando las cosas. Le envié un mensaje después de que vi que inmediatamente desataron una campañita negra con memes publicitarios, pagados, distribuidos como la han hecho en el pasado con el mismo sello, lo cual indica con claridad de dónde proviene la autoría de ese tipo de campañas".

Luego, el funcionario habló de “fuego amigo”, y dijo que “hay que jugar limpio, no estamos en el PRI, ni estamos en el PAN”.

Todo comenzó el martes, cuando policías municipales le impidieron entrar a Ruiz Uribe a las obras de remodelación que se hicieron en el centro cultural y deportivo ‘Gran Tenochtitlán’, aún no inauguradas.

Lo anterior enfureció al delegado, argumentando que no le permitieron el acceso, debido a que González Cruz “quiere inaugurarla”.

Defendiendo lo que considera su “derecho” a “supervisar”, o más bien, presumir la obra, Ruiz Uribe dijo que la misma se había efectuado con un monto de “27 millones de pesos” provenientes del gobierno federal. El delegado lo dijo como si esos 27 millones de pesos los hubiese puesto él y, por ello, la obra fuese de su propiedad. Pero ese es dinero de las mexicanas y los mexicanos, a ellos les pertenece lo hecho y a nadie más. Trabajar para el gobierno federal no le otorga propiedad sobre ninguna edificación.

El gobierno municipal argumentó que impidió el paso debido a las restricciones que imperan ante la pandemia de Covid-19. Ruiz Uribe llegó sin cubrebocas y con una amplia comitiva.

No nos hagamos tontos. Claro que González Cruz quiere inaugurar la obra y lucirse, pero Ruiz Uribe también quería lo mismo, ¿o para qué acudió a esa visita –a la que llamó “supervisión”- acompañado de su equipo de comunicación? Si por algo se ha caracterizado el delegado es por hacer streamings y boletines de todo, con tal de subir su popularidad, pensando, igual que el edil tijuanense, en ser candidato a gobernador.

De entrada, resulta lamentable ver a dos políticos morenistas peleando, como perros sedientos y al igual que tantos otros en la entidad, por la candidatura a gobernador de ese partido, cuando van casi 2 mil muertos por la pandemia de Covid-19. La mezquindad en su máxima expresión. Perdón es lo que debieran pedirle a la gente.

Ruiz Uribe tiene el derecho legítimo, como cualquier otro morenista, de aspirar a la candidatura a gobernador de su partido, para 2021. Pero, más allá de si González Cruz le hace o no “campañitas negras”, el propio delegado resulta su peor enemigo.

La inmadurez con que Ruiz Uribe se comporta, pese a tener 52 años, demuestra que no tiene lo necesario para ser gobernador. Ni siquiera presidente municipal.

El delegado se conduce cual ‘chavoruco’, haciendo desplantes propios del junior que fue y todavía es, como cuando dijo que los empleados municipales que le impidieron entrar al ‘Gran Tenochtitlán’ tenían “tres dedos de cerebro” (sic y recontra sic).

Antes, en un ‘operativo’ de Profeco, también emitido en vivo, dijo “no vamos a permitir que suban” el precio de los preservativos y hasta les preguntó a sus acompañantes “¿cuál es el mejor condón?”, en un lance propio de Platanito o de los comediantes que actúan en Guerra de Chistes, no de un hombre que busca gobernar un estado y, por ahora, trabaja representando al presidente.

O cuando, en abril, que la pandemia de Covid-19 estaba iniciando, expresó que iba a “emerger un nuevo fortalecimiento de las familias… bueno, de las que sobrevivan”.

Después afirma que su pecho no es bodega, pero, en su calidad de representante federal en el estado, Ruiz Uribe saca la vuelta a temas como los problemas, múltiples, que ha tenido el IMSS durante la pandemia, con una pésima atención que ha llevado a cientos, los que pueden, a irse rumbo a los condados estadounidenses fronterizos, buscando allá la atención médica que su país no les da.

Y, ya encarrerado, Ruiz Uribe le dijo a González Cruz que no están compitiendo por una candidatura “en el PRI, ni (…) el PAN”, pero, el problema, es que la inmensa mayoría de morenistas vienen de esos dos partidos y Ruiz Uribe no es la excepción: su padre, Jesús Ruiz Barraza, priista de toda la vida, rompió con el tricolor, en 1998, para irse como candidato del PRD a la presidencia municipal de Tijuana (cuando el candidato priista fue… Amador Rodríguez Lozano. La vida es circular, no cabe duda). Y tres años más tarde, con solamente 33 y sin ningún historial izquierdista, Ruiz Uribe fue ungido como diputado local pluri del perredismo, merced a las buenas relaciones de su progenitor con el eterno mandamás del Sol Azteca en la entidad, Abraham Correa Acevedo. Entonces, ‘¿somos o no somos?’, dirían en el pueblo...

El principal problema que este columnista observa en Ruiz Uribe es que, en vez de pensar para hablar, habla y luego piensa. Eso lo lleva a grosos errores. ‘El silencio es oro, la palabra es plata’, dice el viejo refrán, “y la verborrea, hoja de lata”, añaden, jocosos, algunos.

Y de verborrea está convaleciente Ruiz Uribe, atacándose a sí mismo con el virus autoinmune de sus arrebatos imprudentes e inmaduros.

Para ser, hay que parecer. Es lo primero que debe entender Ruiz Uribe si aspira a ser algo, sea lo que sea. Y no parece gobernador alguien que bromea sobre condones o que explota como júnior cuando no lo dejan entrar a un lugar. Así que para “campañita negra”, la que el propio delegado se hace a sí mismo.

FAKE: La carta donde Rappi anunciaba un supuesto cese de operaciones en Baja California resultó falsa. Este columnista hizo un pedido, ayer, y todo funcionó normalmente.

“SOY REPARTIDOR, NO DELINCUENTE”: Es absurdo encarcelar a un motociclista repartidor de Uber o Rappi por no tener un permiso para operar ¿Por qué no empezamos mejor por encarcelar a los que piden ‘moches’ a proveedores? Esos dañan más al estado, ¿no?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En memoria de los mil 768 bajacalifornianos que han perdido la vida debido al Covid-19 y a la incapacidad de las autoridades de salud. Baja California es segundo lugar nacional en mortalidad por coronavirus. En Tijuana, mueren 32 de cada 100 enfermos de Covid-19. Cinco veces más que en Nueva York y casi once veces más que en San Diego.

Un lamentable episodio fue el que protagonizó Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado de Programas para el Desarrollo en Baja California, al perder los nervios y acusar al presidente municipal de Tijuana, Luis Arturo González Cruz, de estar orquestando “campañitas negras” en su contra, vía redes sociales.

La declaración textual de Ruiz Uribe fue "(González Cruz) no contesta las llamadas, desde ayer (martes) le hice varias llamadas. Sí le envié un mensaje, y como ustedes saben, mi pecho no es bodega para estarme guardando las cosas. Le envié un mensaje después de que vi que inmediatamente desataron una campañita negra con memes publicitarios, pagados, distribuidos como la han hecho en el pasado con el mismo sello, lo cual indica con claridad de dónde proviene la autoría de ese tipo de campañas".

Luego, el funcionario habló de “fuego amigo”, y dijo que “hay que jugar limpio, no estamos en el PRI, ni estamos en el PAN”.

Todo comenzó el martes, cuando policías municipales le impidieron entrar a Ruiz Uribe a las obras de remodelación que se hicieron en el centro cultural y deportivo ‘Gran Tenochtitlán’, aún no inauguradas.

Lo anterior enfureció al delegado, argumentando que no le permitieron el acceso, debido a que González Cruz “quiere inaugurarla”.

Defendiendo lo que considera su “derecho” a “supervisar”, o más bien, presumir la obra, Ruiz Uribe dijo que la misma se había efectuado con un monto de “27 millones de pesos” provenientes del gobierno federal. El delegado lo dijo como si esos 27 millones de pesos los hubiese puesto él y, por ello, la obra fuese de su propiedad. Pero ese es dinero de las mexicanas y los mexicanos, a ellos les pertenece lo hecho y a nadie más. Trabajar para el gobierno federal no le otorga propiedad sobre ninguna edificación.

El gobierno municipal argumentó que impidió el paso debido a las restricciones que imperan ante la pandemia de Covid-19. Ruiz Uribe llegó sin cubrebocas y con una amplia comitiva.

No nos hagamos tontos. Claro que González Cruz quiere inaugurar la obra y lucirse, pero Ruiz Uribe también quería lo mismo, ¿o para qué acudió a esa visita –a la que llamó “supervisión”- acompañado de su equipo de comunicación? Si por algo se ha caracterizado el delegado es por hacer streamings y boletines de todo, con tal de subir su popularidad, pensando, igual que el edil tijuanense, en ser candidato a gobernador.

De entrada, resulta lamentable ver a dos políticos morenistas peleando, como perros sedientos y al igual que tantos otros en la entidad, por la candidatura a gobernador de ese partido, cuando van casi 2 mil muertos por la pandemia de Covid-19. La mezquindad en su máxima expresión. Perdón es lo que debieran pedirle a la gente.

Ruiz Uribe tiene el derecho legítimo, como cualquier otro morenista, de aspirar a la candidatura a gobernador de su partido, para 2021. Pero, más allá de si González Cruz le hace o no “campañitas negras”, el propio delegado resulta su peor enemigo.

La inmadurez con que Ruiz Uribe se comporta, pese a tener 52 años, demuestra que no tiene lo necesario para ser gobernador. Ni siquiera presidente municipal.

El delegado se conduce cual ‘chavoruco’, haciendo desplantes propios del junior que fue y todavía es, como cuando dijo que los empleados municipales que le impidieron entrar al ‘Gran Tenochtitlán’ tenían “tres dedos de cerebro” (sic y recontra sic).

Antes, en un ‘operativo’ de Profeco, también emitido en vivo, dijo “no vamos a permitir que suban” el precio de los preservativos y hasta les preguntó a sus acompañantes “¿cuál es el mejor condón?”, en un lance propio de Platanito o de los comediantes que actúan en Guerra de Chistes, no de un hombre que busca gobernar un estado y, por ahora, trabaja representando al presidente.

O cuando, en abril, que la pandemia de Covid-19 estaba iniciando, expresó que iba a “emerger un nuevo fortalecimiento de las familias… bueno, de las que sobrevivan”.

Después afirma que su pecho no es bodega, pero, en su calidad de representante federal en el estado, Ruiz Uribe saca la vuelta a temas como los problemas, múltiples, que ha tenido el IMSS durante la pandemia, con una pésima atención que ha llevado a cientos, los que pueden, a irse rumbo a los condados estadounidenses fronterizos, buscando allá la atención médica que su país no les da.

Y, ya encarrerado, Ruiz Uribe le dijo a González Cruz que no están compitiendo por una candidatura “en el PRI, ni (…) el PAN”, pero, el problema, es que la inmensa mayoría de morenistas vienen de esos dos partidos y Ruiz Uribe no es la excepción: su padre, Jesús Ruiz Barraza, priista de toda la vida, rompió con el tricolor, en 1998, para irse como candidato del PRD a la presidencia municipal de Tijuana (cuando el candidato priista fue… Amador Rodríguez Lozano. La vida es circular, no cabe duda). Y tres años más tarde, con solamente 33 y sin ningún historial izquierdista, Ruiz Uribe fue ungido como diputado local pluri del perredismo, merced a las buenas relaciones de su progenitor con el eterno mandamás del Sol Azteca en la entidad, Abraham Correa Acevedo. Entonces, ‘¿somos o no somos?’, dirían en el pueblo...

El principal problema que este columnista observa en Ruiz Uribe es que, en vez de pensar para hablar, habla y luego piensa. Eso lo lleva a grosos errores. ‘El silencio es oro, la palabra es plata’, dice el viejo refrán, “y la verborrea, hoja de lata”, añaden, jocosos, algunos.

Y de verborrea está convaleciente Ruiz Uribe, atacándose a sí mismo con el virus autoinmune de sus arrebatos imprudentes e inmaduros.

Para ser, hay que parecer. Es lo primero que debe entender Ruiz Uribe si aspira a ser algo, sea lo que sea. Y no parece gobernador alguien que bromea sobre condones o que explota como júnior cuando no lo dejan entrar a un lugar. Así que para “campañita negra”, la que el propio delegado se hace a sí mismo.

FAKE: La carta donde Rappi anunciaba un supuesto cese de operaciones en Baja California resultó falsa. Este columnista hizo un pedido, ayer, y todo funcionó normalmente.

“SOY REPARTIDOR, NO DELINCUENTE”: Es absurdo encarcelar a un motociclista repartidor de Uber o Rappi por no tener un permiso para operar ¿Por qué no empezamos mejor por encarcelar a los que piden ‘moches’ a proveedores? Esos dañan más al estado, ¿no?

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com