/ lunes 27 de septiembre de 2021

Expediente Confidencial | La otra cara de Merkel

En cuestión de días, Angela Merkel, jefa de gobierno alemana (o ‘canciller’, como es llamada en su país), dejará su cargo, tras casi 16 años ininterrumpidos en el poder.

Los “periodistas” y comentaristas alineados con el ‘establishment’ global, llevan semanas arrojándole incienso a Merkel, a pesar de que no hay nada que festejarle, ni siquiera en cuanto a la pandemia. Pero esa corte mediática vive obsesionada con elevarla a los altares de la historia mundial, a veces teniendo lisonjas, becas, viajes o pecunio en contraprestación, y en otras porque tienen tan lavado el cerebro que consideran que su misión en la vida es contribuir al crecimiento del rebaño ovino de los poderosos, domesticándole el raciocinio a otros

Merkel no es quien ha durado más tiempo como canciller. Por delante se quedan Helmut Kohl, quien duró 16 años y 27 días, a los que Angela no llegará, así como Otto von Bismarck, que estuvo 19 años exactos.

Pero más allá de longevidades cronológicas, Merkel es lo que fue Obama, un producto mercadotécnico, inflado con el helio de los medios tradicionales y el impulso de la élite financiera que, esa si, tiene muchos motivos para agradecerle por los servicios prestados.

Al salir Kohl del poder, Alemania tenía un Gini de 28.3, de acuerdo con el Banco Mundial. En 2000, era de 28.8; y para 2004, último año sin Merkel, estaba en 30.4; Merkel se marcha dejándolo en 31.9 unidades. Es decir, hay más desigualdad que cuando ella llegó.

Otra dimensión: En 2004, último año antes de Merkel, 12.2% de los alemanes vivía en la pobreza, también de acuerdo con el BM. La cifra de 2020, última disponible y proporcionada por la Oficina Federal de Estadísticas, es de 15.9%. Y no fue la pandemia. Ya en 2019 era de 15.5%

Pero en Bremen, el porcentaje de sus habitantes en pobreza es de 24.9%, cuando en 2009 era de 20.1%; en Renania del Norte-Westfalia, estado donde se ubican ciudades como Düsseldorf, Mönchengladbach, Colonia, Leverkusen, Dortmund o Bonn, esa cifra pasó de 15.2% en 2009 a 18.5% en 2020. Y en Hesse, donde se ubica Frankfurt, la “capital financiera”, la cifra se elevó de 12.4% en 2009 a 16.1% el año pasado (https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.NAHC?locations=DE y https://www.dw.com/en/poverty-in-germany-on-the-rise/a-54553080).

Sin embargo, con Merkel, Alemania tuvo tres de los cuatro años con mayor crecimiento económico desde su reunificación (2006, 2010 y 2011, solamente superados por 1991). Esa cifra pone de relieve que los potentados, además de hacerse más ricos, concentraron más el dinero, mientras el resto se volvía más pobre (https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=DE).

Otros dos episodios son diáfanos botones de muestra del gobierno merkeliano.

Uno, la crisis griega. En 2001, para ingresar a la Unión Europea, el gobierno griego falseó los datos sobre su deuda y déficit presupuestario, haciéndolos parecer más pequeños, con la complicidad del demoniaco banco Goldman Sachs, a través de transacciones ‘swap’. Y no era poco lo que se ocultó, sino miles de millones de euros. Eso llevó a que, en 2010, la economía griega se quebrara por completo. Y Merkel, como mandamás europea, impulsó un rescate para los bancos que operaban en la nación helénica, que los griegos de a pie pagaron con gran sufrimiento económico. En 2015, la administración griega quiso salir de la UE, para poder quitar el euro como moneda y devaluar, lo que le permitiría salir de la moratoria y, en general, de la crisis económica, pero Merkel, velando por los intereses de los grandes bancos, no solamente se opuso, sino que, tras un referéndum donde 61.3% de los griegos votaron por rechazar las medidas de la UE, impuso un rescate que recortó, todavía más, el gasto público en educación, salud, pensiones… Los ricos jugaron con la economía griega. Los pobres, como siempre, pagaron.

Dos, y mucho más grave, los casos de mujeres alemanas violadas por inmigrantes, donde Merkel volteó para otro lado, a fin de no incomodar a las mafias de traficantes de personas, tan amigas de sus patrocinadores, que se han enriquecido llevando a cientos de miles de africanos y árabes a Europa. En la Nochevieja de 2015, una ‘manada’ de 31 hombres, 18 de ellos solicitantes de asilo, abusaron sexualmente de 200 mujeres en la ciudad de Colonia.

El 5 de julio de 2019, una joven de 18 años con deficiencia psíquica fue violada en la ciudad de Muelheim por cinco adolescentes migrantes de entre 12 y 14 años. El 7 de julio de ese año, en Herne, una niña de 15 años era agredida sexualmente en la parada de un autobús por cinco pubertos, de entre 11 y 17 años, refugiados sirios y libaneses. Y Merkel, lo mismo que sus aliados en el gobierno, callada. Imagínense que se les enoje Soros (https://www.elmundo.es/internacional/2019/07/11/5d261713fc6c8350538b4576.html).

Ayer, Merkel cumplió con su última misión: entregarle el gobierno a la izquierda y, sobre todo, allanar el camino para que Los Verdes y el comunismo hagan su entrada triunfal a la coalición que detentará al poder, emulando lo que pasó en España con Podemos. A Los Verdes no les importa tanto el verde del ecosistema como el de la mariguana que, junto con sus amigos comunistas, proponen legalizar.

Todos los partidos juraron no aliarse con Alternativa para Alemania, partido de ultra derecha. Qué bien. Pero, “extrañamente”, no le pusieron ese mismo cerco a la ultra izquierda de Die Linke. Como son amiguitos del narco, de China, de Cuba, de Xi, de Maduro, no hay problema en aliarse con ellos

Esa es la verdadera Merkel. El que quiera entender, que entienda.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

En cuestión de días, Angela Merkel, jefa de gobierno alemana (o ‘canciller’, como es llamada en su país), dejará su cargo, tras casi 16 años ininterrumpidos en el poder.

Los “periodistas” y comentaristas alineados con el ‘establishment’ global, llevan semanas arrojándole incienso a Merkel, a pesar de que no hay nada que festejarle, ni siquiera en cuanto a la pandemia. Pero esa corte mediática vive obsesionada con elevarla a los altares de la historia mundial, a veces teniendo lisonjas, becas, viajes o pecunio en contraprestación, y en otras porque tienen tan lavado el cerebro que consideran que su misión en la vida es contribuir al crecimiento del rebaño ovino de los poderosos, domesticándole el raciocinio a otros

Merkel no es quien ha durado más tiempo como canciller. Por delante se quedan Helmut Kohl, quien duró 16 años y 27 días, a los que Angela no llegará, así como Otto von Bismarck, que estuvo 19 años exactos.

Pero más allá de longevidades cronológicas, Merkel es lo que fue Obama, un producto mercadotécnico, inflado con el helio de los medios tradicionales y el impulso de la élite financiera que, esa si, tiene muchos motivos para agradecerle por los servicios prestados.

Al salir Kohl del poder, Alemania tenía un Gini de 28.3, de acuerdo con el Banco Mundial. En 2000, era de 28.8; y para 2004, último año sin Merkel, estaba en 30.4; Merkel se marcha dejándolo en 31.9 unidades. Es decir, hay más desigualdad que cuando ella llegó.

Otra dimensión: En 2004, último año antes de Merkel, 12.2% de los alemanes vivía en la pobreza, también de acuerdo con el BM. La cifra de 2020, última disponible y proporcionada por la Oficina Federal de Estadísticas, es de 15.9%. Y no fue la pandemia. Ya en 2019 era de 15.5%

Pero en Bremen, el porcentaje de sus habitantes en pobreza es de 24.9%, cuando en 2009 era de 20.1%; en Renania del Norte-Westfalia, estado donde se ubican ciudades como Düsseldorf, Mönchengladbach, Colonia, Leverkusen, Dortmund o Bonn, esa cifra pasó de 15.2% en 2009 a 18.5% en 2020. Y en Hesse, donde se ubica Frankfurt, la “capital financiera”, la cifra se elevó de 12.4% en 2009 a 16.1% el año pasado (https://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.NAHC?locations=DE y https://www.dw.com/en/poverty-in-germany-on-the-rise/a-54553080).

Sin embargo, con Merkel, Alemania tuvo tres de los cuatro años con mayor crecimiento económico desde su reunificación (2006, 2010 y 2011, solamente superados por 1991). Esa cifra pone de relieve que los potentados, además de hacerse más ricos, concentraron más el dinero, mientras el resto se volvía más pobre (https://datos.bancomundial.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=DE).

Otros dos episodios son diáfanos botones de muestra del gobierno merkeliano.

Uno, la crisis griega. En 2001, para ingresar a la Unión Europea, el gobierno griego falseó los datos sobre su deuda y déficit presupuestario, haciéndolos parecer más pequeños, con la complicidad del demoniaco banco Goldman Sachs, a través de transacciones ‘swap’. Y no era poco lo que se ocultó, sino miles de millones de euros. Eso llevó a que, en 2010, la economía griega se quebrara por completo. Y Merkel, como mandamás europea, impulsó un rescate para los bancos que operaban en la nación helénica, que los griegos de a pie pagaron con gran sufrimiento económico. En 2015, la administración griega quiso salir de la UE, para poder quitar el euro como moneda y devaluar, lo que le permitiría salir de la moratoria y, en general, de la crisis económica, pero Merkel, velando por los intereses de los grandes bancos, no solamente se opuso, sino que, tras un referéndum donde 61.3% de los griegos votaron por rechazar las medidas de la UE, impuso un rescate que recortó, todavía más, el gasto público en educación, salud, pensiones… Los ricos jugaron con la economía griega. Los pobres, como siempre, pagaron.

Dos, y mucho más grave, los casos de mujeres alemanas violadas por inmigrantes, donde Merkel volteó para otro lado, a fin de no incomodar a las mafias de traficantes de personas, tan amigas de sus patrocinadores, que se han enriquecido llevando a cientos de miles de africanos y árabes a Europa. En la Nochevieja de 2015, una ‘manada’ de 31 hombres, 18 de ellos solicitantes de asilo, abusaron sexualmente de 200 mujeres en la ciudad de Colonia.

El 5 de julio de 2019, una joven de 18 años con deficiencia psíquica fue violada en la ciudad de Muelheim por cinco adolescentes migrantes de entre 12 y 14 años. El 7 de julio de ese año, en Herne, una niña de 15 años era agredida sexualmente en la parada de un autobús por cinco pubertos, de entre 11 y 17 años, refugiados sirios y libaneses. Y Merkel, lo mismo que sus aliados en el gobierno, callada. Imagínense que se les enoje Soros (https://www.elmundo.es/internacional/2019/07/11/5d261713fc6c8350538b4576.html).

Ayer, Merkel cumplió con su última misión: entregarle el gobierno a la izquierda y, sobre todo, allanar el camino para que Los Verdes y el comunismo hagan su entrada triunfal a la coalición que detentará al poder, emulando lo que pasó en España con Podemos. A Los Verdes no les importa tanto el verde del ecosistema como el de la mariguana que, junto con sus amigos comunistas, proponen legalizar.

Todos los partidos juraron no aliarse con Alternativa para Alemania, partido de ultra derecha. Qué bien. Pero, “extrañamente”, no le pusieron ese mismo cerco a la ultra izquierda de Die Linke. Como son amiguitos del narco, de China, de Cuba, de Xi, de Maduro, no hay problema en aliarse con ellos

Esa es la verdadera Merkel. El que quiera entender, que entienda.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com