/ lunes 3 de enero de 2022

Expediente Confidencial | No usar cubrebocas es como tener sexo sin condón

Hablemos claro: ¿Usted tendría sexo sin condón? ¿No? Entonces, ¿por qué insiste en andar por la vida sin cubrebocas?

Es pavoroso observar a una gran cantidad de personas resistiéndose a la idea de utilizar mascarilla, simple y sencillamente porque les "incomoda" (sic y recontra sic).

En esa inconsciencia, los gobiernos como el mexicano llevan gran parte de responsabilidad, porque, para complacer a las capas más iletradas e irresponsables (suelen ser sinónimos), han soslayado la necesidad de usarla.

Lo anterior marca una diferencia con respecto al condón, donde, desde el inicio, las autoridades fueron claras en cuanto a la necesidad de su uso, si se iba a tener alguna actividad sexual (¿alguien recuerda aquel spot de Lucía Méndez, en 1988, diciendo "el castigo puede ser de muerte... no te expongas al contagio, si no conoces bien a tu pareja... "?).

Claro que, así como ahora existe el falaz argumento de la "incomodidad" para no usar cubrebocas, en su tiempo, existían pretextos análogos con los preservativos, como aquel, tan sonado y fútil, de que no se "sentía igual".

Pero, al final, las campañas gubernamentales lograron el objetivo de instalar una conciencia social. Es cierto que las nuevas generaciones se andan brincando todas las trancas, pero, hasta hace algunos años, cualquiera que buscara tener sexo sin condón, con alguien desconocido, era visto, mayoritariamente, como un idiota.

Así que lo que dicen las autoridades si pesa. Y mucho.

Y si alguien cree que el castigo aquí no es "de muerte", baste recordar que, cada semanita, fallecen más de 100 personas por Covid-19 en Baja California. Muchas más de quienes fenecen por SIDA. Y, sin embargo, al Covid-19, amplias capas de la población ya le perdieron no nada más el miedo, sino el respeto.

Andar por la vida sin cubrebocas, en lugares públicos, sobre todo restaurantes, es jugarnos nuestra existencia y la de nuestros seres queridos, a quienes, volviendo a casa, contagiaremos, si es que somos portadores del virus, máxime con la variante Ómicron.

A manera de conclusión de esta lúbrica comparación, citaremos un tuit publicado por Tatiana Prowell, médico estadounidense (https://twitter.com/tmprowell/status/1474162934762856458):

"Sin mascarilla = sexo sin protección el día de la ovulación".

"Usar mascarilla de tela = método de retirada el día de la ovulación".

"Usar mascarilla quirúrgica = condón, no justo al principio (ejem)".

"Usar mascarillas N95 / KN95 / KN94 = DIU".

"Quedarse en casa = Vasectomía o ligadura de trompas".

Recuerde: No usar cubrebocas, además de ser suicida, solamente lo identifica como un auténtico covidiota

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Hablemos claro: ¿Usted tendría sexo sin condón? ¿No? Entonces, ¿por qué insiste en andar por la vida sin cubrebocas?

Es pavoroso observar a una gran cantidad de personas resistiéndose a la idea de utilizar mascarilla, simple y sencillamente porque les "incomoda" (sic y recontra sic).

En esa inconsciencia, los gobiernos como el mexicano llevan gran parte de responsabilidad, porque, para complacer a las capas más iletradas e irresponsables (suelen ser sinónimos), han soslayado la necesidad de usarla.

Lo anterior marca una diferencia con respecto al condón, donde, desde el inicio, las autoridades fueron claras en cuanto a la necesidad de su uso, si se iba a tener alguna actividad sexual (¿alguien recuerda aquel spot de Lucía Méndez, en 1988, diciendo "el castigo puede ser de muerte... no te expongas al contagio, si no conoces bien a tu pareja... "?).

Claro que, así como ahora existe el falaz argumento de la "incomodidad" para no usar cubrebocas, en su tiempo, existían pretextos análogos con los preservativos, como aquel, tan sonado y fútil, de que no se "sentía igual".

Pero, al final, las campañas gubernamentales lograron el objetivo de instalar una conciencia social. Es cierto que las nuevas generaciones se andan brincando todas las trancas, pero, hasta hace algunos años, cualquiera que buscara tener sexo sin condón, con alguien desconocido, era visto, mayoritariamente, como un idiota.

Así que lo que dicen las autoridades si pesa. Y mucho.

Y si alguien cree que el castigo aquí no es "de muerte", baste recordar que, cada semanita, fallecen más de 100 personas por Covid-19 en Baja California. Muchas más de quienes fenecen por SIDA. Y, sin embargo, al Covid-19, amplias capas de la población ya le perdieron no nada más el miedo, sino el respeto.

Andar por la vida sin cubrebocas, en lugares públicos, sobre todo restaurantes, es jugarnos nuestra existencia y la de nuestros seres queridos, a quienes, volviendo a casa, contagiaremos, si es que somos portadores del virus, máxime con la variante Ómicron.

A manera de conclusión de esta lúbrica comparación, citaremos un tuit publicado por Tatiana Prowell, médico estadounidense (https://twitter.com/tmprowell/status/1474162934762856458):

"Sin mascarilla = sexo sin protección el día de la ovulación".

"Usar mascarilla de tela = método de retirada el día de la ovulación".

"Usar mascarilla quirúrgica = condón, no justo al principio (ejem)".

"Usar mascarillas N95 / KN95 / KN94 = DIU".

"Quedarse en casa = Vasectomía o ligadura de trompas".

Recuerde: No usar cubrebocas, además de ser suicida, solamente lo identifica como un auténtico covidiota

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com