/ miércoles 28 de julio de 2021

Expediente Confidencial | Solos en América: El narcocomunismo avanza implacable

Pobre Perú. Justo el día en que celebrará 200 años de haberse independizado de España, se hará dependiente del narcocomunismo, cuya metrópoli no está en Madrid, sino en Caracas, La Habana y Beijing.

Este 28 de julio, Pedro Castillo, un comunista que va a convertir a su país en otra Venezuela, asumirá el poder.

Como todos los comunistas, Castillo tiene una historia mediática: profesor rural, emanado de la pobreza, "luchador social". El disfraz tantas veces visto para ocultar a un títere del totalitarismo, que viene a destruir la democracia e imponer pensamiento y partido únicos. Otro típico guiñol de esos que antes manejaba la extinta URSS y ahora China, con el invaluable apoyo de Venezuela y Cuba...

Y si alguien lo duda, basta leer unos párrafos del “ideario y programa” de Perú Libre, su partido, donde hallará “perlas” como esta: “El socialismo no aboga por la libertad de prensa, sino por la prensa comprometida con la educación y la cohesión de su pueblo”.

O escuchar lo dicho por Guido Bellido, congresista de Perú Libre, en una entrevista a Canal N, donde afirmó que la dictadura cubana “es una democracia”.

Lo peor es que Castillo no es el primero, ni el último comunista que llegará al poder en América Latina, en los próximos 18 meses.

Al contrario, con él comienza una ola que amenaza con hacer metástasis por todo el continente y que, en honor a la verdad, se ve complicado frenar.

En Colombia, el narcocomunismo desea entronizar a Gustavo Petro, un exguerrillero.

En Chile, buscan imponer a Daniel Jadue, quien fue militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina, organización terrorista que, entre muchos otros crímenes, asesinó a 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich 72.

Y en Brasil, pretenden que ‘Lula’ vuelva al poder, a los 77 años.

Lo de Colombia es fundamental para el narcocomunismo: según cifras oficiales, un millón 742 mil venezolanos que han escapado de la dictadura chavista, se encuentran refugiados ahí. El actual gobierno colombiano les ha ofrecido, gratuitamente, un estatuto de protección temporal, que les permite legalizar su estancia. Si Petro gana, el gobierno de Maduro tendrá la mano libre para ir a perseguirlos, o que la propia Colombia los deporte.

Es lo que pasará en Perú, ahora que llegue Castillo al poder. Ese país es el segundo con más refugiados venezolanos en el mundo, solamente después de Colombia. Hay 1.2 millones, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Es decir, casi 3 millones de venezolanos podrían caer en las garras de la dictadura que creían haber dejado atrás. Y hablamos de venezolanos de clase modesta, porque los ricos están en Miami y, si alguna vez llega ahí la marea roja, se pueden ir a Budapest o Londres.

Pero además se trata de estrategia territorial del narco. La hoja de coca boliviana tendrá vía libre por todo el cono sur.

De acuerdo con la ONU, la superficie para el cultivo de hoja de coca destinada a producir droga se duplicó de 2013 a 2017, al pasar de 120 mil 600 a 245 mil hectáreas (https://news.un.org/es/story/2020/02/1470231). Un dato: Esa expansión se dio, “coincidentemente”, con el segundo periodo presidencial de Barack Obama, en el cual, entre otras cosas, se firmó la paz entre el gobierno colombiano (del filocomunista Juan Manuel Santos) y la narcoguerrilla de las FARC.

Perú es el segundo productor mundial de cocaína. De ahí salen, de acuerdo con cifras de sus propias autoridades, 400 toneladas al año. Colombia es el primero. Si ahora los narcos tienen ahí una gallina de huevos dorados, imagínense el gallinero que harán cuando tengan un corredor absolutamente libre, desde Chile hasta Colombia, con sus gobernantes amigos.

Petro y Jadue, al igual que Castillo, han sido impulsados por una feroz campaña de propaganda, distribuida por los medios amigos del narcocomunismo, que no son pocos, ni débiles, entre portales “independientes”, financiados por la Open Society Foundations de George Soros, y medios “tradicionales” como El País.

Su estrategia mediática viene acompañada por marcas pegajosas para sus coaliciones electorales, que representan los anhelos de amplias capas poblaciones. Por ejemplo, “Perú Libre”, “Pacto Histórico por Colombia” o “Apruebo Dignidad” en Chile.

Y es que, paradójicamente, al comunismo lo ha engrandecido una derecha estúpida, exageradamente pegada a la ubre empresarial más salvaje. La libertad de empresa es inalienable, pero, en América Latina, particularmente, ha venido acompañada del exceso y la crueldad, dibujada en una insensibilidad cerril ante la rampante desigualdad. Ello ha generado millones y millones de personas que, con toda justicia, sienten frustración, resentimiento y hasta odio, generados por su vida llena de limitaciones y desesperanza, pero, sobre todo, porque lejos de que las clases altas les tomen la mano, han aplastado esta con su pie…

Al ascenso comunista también ha contribuido una generación de políticos liberales en absoluta descomposición, sin ética, ni vergüenza, lo que ha llevado no solamente a continuos escándalos de corrupción, que merman la confianza de la población en la democracia, sino que los hizo convertirse en sanguijuelas de esas clases empresariales, que, a cambio de tener carta abierta para generar una concentración brutal de la riqueza, financiaban sus campañas y pagaban reformas legislativas convenientes para ellos, con sumas ingentes que terminaban en las cuentas de esos políticos, conversos ya, sin pudor, en prostitutos vendidos al mejor postor, que han permitido los desequilibrios sociales que son caldo de cultivo para los cantos de sirena narcocomunistas.

Con millones y millones de excluidos del más ínfimo bienestar social, llegan Castillo, Petro, Jadue, como en su día Chávez o Castro, a prometer, sobre todo, venganza. Y nada más atractivo que la revancha, cuando hay tanta injusticia acumulada. Máxime en una cultura emocional como la hispana. Eso lo sabía Hernán Cortés desde hace cinco siglos, cuando los tlaxcaltecas se sumaron, con fruición, a su proyecto de conquista. Y lo sabe ahora López Obrador, cuando le vende su consulta con respuesta supina a los fieles morenistas. Venganza y esperanza, un tándem que nunca falla en América Latina. Vengarse del que te pisó y esperanza de que todo vaya mejor.

Pero, al final, los políticos son todos iguales: el dinero los mueve. Y siempre habrá empresarios que se entiendan bien con los recién llegados. Y nada cambiará ¿Un ejemplo? Carlos Slim, rico entre los ricos, que paga sueldos de miseria a sus meseras en Sanborn’s, es el gran amigo de López Obrador

Los políticos y empresarios liberales, obnubilados por su ambición, fueron incapaces de anticipar las consecuencias de sus actos: tantísima desigualdad creó un odio que le dio gasolina de sobra a sus enemigos. Las consecuencias las pagaremos todos, porque envilecieron de formal tal la democracia que, ahora, una corriente ruin entre las ruines, como el comunismo, puede llegar al poder, gracias a ese envilecimiento

Lentos para entender que Estados Unidos ya no es su amigo, que hay una aplanadora viniéndose encima, se muestran como un boxeador otrora exitoso que, ante el ‘upper cut’ de un rival ascendente, luce ‘groggy’ y sin velocidad para reaccionar, devolver el golpe, mostrar lucidez y cambiar su suerte. Han sido soberbios para entender sus errores e inútiles para generar una estrategia de comunicación atractiva para esas capas heridas. Creen que esta ola comunista será como la de los sesentas y setentas. Que sola se irá. Que un Reagan llegará a salvarlos. Están muy equivocados y, mientras más tarden en despertar, más difícil será darle la vuelta. No entiendo que están en la misma posición que los comunistas en los ochentas, que han pasado a la categoría de perseguidos.

Y es que el narcocomunismo no habría podido generar esta ola sin la invaluable colaboración del gobierno estadounidense, que sigue imponiendo mandatarios de su conveniencia, así sea mediante elecciones cuya limpieza y apego a la democracia están en cuestión, como la peruana y otras que vendrán. Antes patrocinaba liberales y ahora narcocomunistas.

Claro que el apoyo de China es también clave, pero sin la cooperación estadounidense, no tendrían la llave del continente. Los chinos buscan ser la gran potencia mundial y, para ello, van por un requisito indispensable: exportar su régimen dictatorial. Ningún país puede aspirar a ser líder global, si su forma de gobierno es rechazada por los valores sociales imperantes. Como en China gobierna una dictadura, que jamás dejará de ser dictadura, necesita un mundo lleno de dictaduras comunistas a imagen y semejanza de la suya, así como una sociedad que observe esa forma de gobierno como la mejor, para normalizar su régimen y que no sea un obstáculo ético, ni moral, para ser la nación que dicte el destino del mundo.

Si Petro, Jadue y ‘Lula’ ganan, Iberoamérica amanecerá, el 1 de enero de 2023, con gobiernos abiertamente comunistas en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Chile, más los disfrazados de Brasil, Argentina, España y México. Con semejante poderío, más su alianza con Joe, el narcocomunismo no tendrá mucho problema en ir por las pocas ínsulas que le quedan a la derecha liberal y democrática en el continente: Uruguay, Ecuador y, sobre todo, El Salvador, donde manda el gran enemigo de las pandillas maras, Nayib Bukele…

Por desgracia, pese a la valiente protesta del pueblo cubano, el destino de quienes creemos en la democracia y la ley, se acompasa, cada día más, al acorde de Mateos: “Europa no contesta, estamos solos, solos en América”.

SIMONE BILES: Típico arrebato inmaduro, para llamar la atención, de una típica representante de la generación de cristal. Nadie sienta pena por ella: ahí estarán prestos el New York Times, la NBC, The Guardian, El País y otros tantos medios 'progre', para arrojarle toneladas de incienso y construirle un altar en honor a sus niñerías.

Para gimnastas, nadie como Nadia.

Y para deportistas de raza negra triunfadoras, Flo-Jo.

P.D. : Si algo nos pasa, es que buscan callarnos.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Pobre Perú. Justo el día en que celebrará 200 años de haberse independizado de España, se hará dependiente del narcocomunismo, cuya metrópoli no está en Madrid, sino en Caracas, La Habana y Beijing.

Este 28 de julio, Pedro Castillo, un comunista que va a convertir a su país en otra Venezuela, asumirá el poder.

Como todos los comunistas, Castillo tiene una historia mediática: profesor rural, emanado de la pobreza, "luchador social". El disfraz tantas veces visto para ocultar a un títere del totalitarismo, que viene a destruir la democracia e imponer pensamiento y partido únicos. Otro típico guiñol de esos que antes manejaba la extinta URSS y ahora China, con el invaluable apoyo de Venezuela y Cuba...

Y si alguien lo duda, basta leer unos párrafos del “ideario y programa” de Perú Libre, su partido, donde hallará “perlas” como esta: “El socialismo no aboga por la libertad de prensa, sino por la prensa comprometida con la educación y la cohesión de su pueblo”.

O escuchar lo dicho por Guido Bellido, congresista de Perú Libre, en una entrevista a Canal N, donde afirmó que la dictadura cubana “es una democracia”.

Lo peor es que Castillo no es el primero, ni el último comunista que llegará al poder en América Latina, en los próximos 18 meses.

Al contrario, con él comienza una ola que amenaza con hacer metástasis por todo el continente y que, en honor a la verdad, se ve complicado frenar.

En Colombia, el narcocomunismo desea entronizar a Gustavo Petro, un exguerrillero.

En Chile, buscan imponer a Daniel Jadue, quien fue militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina, organización terrorista que, entre muchos otros crímenes, asesinó a 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich 72.

Y en Brasil, pretenden que ‘Lula’ vuelva al poder, a los 77 años.

Lo de Colombia es fundamental para el narcocomunismo: según cifras oficiales, un millón 742 mil venezolanos que han escapado de la dictadura chavista, se encuentran refugiados ahí. El actual gobierno colombiano les ha ofrecido, gratuitamente, un estatuto de protección temporal, que les permite legalizar su estancia. Si Petro gana, el gobierno de Maduro tendrá la mano libre para ir a perseguirlos, o que la propia Colombia los deporte.

Es lo que pasará en Perú, ahora que llegue Castillo al poder. Ese país es el segundo con más refugiados venezolanos en el mundo, solamente después de Colombia. Hay 1.2 millones, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Es decir, casi 3 millones de venezolanos podrían caer en las garras de la dictadura que creían haber dejado atrás. Y hablamos de venezolanos de clase modesta, porque los ricos están en Miami y, si alguna vez llega ahí la marea roja, se pueden ir a Budapest o Londres.

Pero además se trata de estrategia territorial del narco. La hoja de coca boliviana tendrá vía libre por todo el cono sur.

De acuerdo con la ONU, la superficie para el cultivo de hoja de coca destinada a producir droga se duplicó de 2013 a 2017, al pasar de 120 mil 600 a 245 mil hectáreas (https://news.un.org/es/story/2020/02/1470231). Un dato: Esa expansión se dio, “coincidentemente”, con el segundo periodo presidencial de Barack Obama, en el cual, entre otras cosas, se firmó la paz entre el gobierno colombiano (del filocomunista Juan Manuel Santos) y la narcoguerrilla de las FARC.

Perú es el segundo productor mundial de cocaína. De ahí salen, de acuerdo con cifras de sus propias autoridades, 400 toneladas al año. Colombia es el primero. Si ahora los narcos tienen ahí una gallina de huevos dorados, imagínense el gallinero que harán cuando tengan un corredor absolutamente libre, desde Chile hasta Colombia, con sus gobernantes amigos.

Petro y Jadue, al igual que Castillo, han sido impulsados por una feroz campaña de propaganda, distribuida por los medios amigos del narcocomunismo, que no son pocos, ni débiles, entre portales “independientes”, financiados por la Open Society Foundations de George Soros, y medios “tradicionales” como El País.

Su estrategia mediática viene acompañada por marcas pegajosas para sus coaliciones electorales, que representan los anhelos de amplias capas poblaciones. Por ejemplo, “Perú Libre”, “Pacto Histórico por Colombia” o “Apruebo Dignidad” en Chile.

Y es que, paradójicamente, al comunismo lo ha engrandecido una derecha estúpida, exageradamente pegada a la ubre empresarial más salvaje. La libertad de empresa es inalienable, pero, en América Latina, particularmente, ha venido acompañada del exceso y la crueldad, dibujada en una insensibilidad cerril ante la rampante desigualdad. Ello ha generado millones y millones de personas que, con toda justicia, sienten frustración, resentimiento y hasta odio, generados por su vida llena de limitaciones y desesperanza, pero, sobre todo, porque lejos de que las clases altas les tomen la mano, han aplastado esta con su pie…

Al ascenso comunista también ha contribuido una generación de políticos liberales en absoluta descomposición, sin ética, ni vergüenza, lo que ha llevado no solamente a continuos escándalos de corrupción, que merman la confianza de la población en la democracia, sino que los hizo convertirse en sanguijuelas de esas clases empresariales, que, a cambio de tener carta abierta para generar una concentración brutal de la riqueza, financiaban sus campañas y pagaban reformas legislativas convenientes para ellos, con sumas ingentes que terminaban en las cuentas de esos políticos, conversos ya, sin pudor, en prostitutos vendidos al mejor postor, que han permitido los desequilibrios sociales que son caldo de cultivo para los cantos de sirena narcocomunistas.

Con millones y millones de excluidos del más ínfimo bienestar social, llegan Castillo, Petro, Jadue, como en su día Chávez o Castro, a prometer, sobre todo, venganza. Y nada más atractivo que la revancha, cuando hay tanta injusticia acumulada. Máxime en una cultura emocional como la hispana. Eso lo sabía Hernán Cortés desde hace cinco siglos, cuando los tlaxcaltecas se sumaron, con fruición, a su proyecto de conquista. Y lo sabe ahora López Obrador, cuando le vende su consulta con respuesta supina a los fieles morenistas. Venganza y esperanza, un tándem que nunca falla en América Latina. Vengarse del que te pisó y esperanza de que todo vaya mejor.

Pero, al final, los políticos son todos iguales: el dinero los mueve. Y siempre habrá empresarios que se entiendan bien con los recién llegados. Y nada cambiará ¿Un ejemplo? Carlos Slim, rico entre los ricos, que paga sueldos de miseria a sus meseras en Sanborn’s, es el gran amigo de López Obrador

Los políticos y empresarios liberales, obnubilados por su ambición, fueron incapaces de anticipar las consecuencias de sus actos: tantísima desigualdad creó un odio que le dio gasolina de sobra a sus enemigos. Las consecuencias las pagaremos todos, porque envilecieron de formal tal la democracia que, ahora, una corriente ruin entre las ruines, como el comunismo, puede llegar al poder, gracias a ese envilecimiento

Lentos para entender que Estados Unidos ya no es su amigo, que hay una aplanadora viniéndose encima, se muestran como un boxeador otrora exitoso que, ante el ‘upper cut’ de un rival ascendente, luce ‘groggy’ y sin velocidad para reaccionar, devolver el golpe, mostrar lucidez y cambiar su suerte. Han sido soberbios para entender sus errores e inútiles para generar una estrategia de comunicación atractiva para esas capas heridas. Creen que esta ola comunista será como la de los sesentas y setentas. Que sola se irá. Que un Reagan llegará a salvarlos. Están muy equivocados y, mientras más tarden en despertar, más difícil será darle la vuelta. No entiendo que están en la misma posición que los comunistas en los ochentas, que han pasado a la categoría de perseguidos.

Y es que el narcocomunismo no habría podido generar esta ola sin la invaluable colaboración del gobierno estadounidense, que sigue imponiendo mandatarios de su conveniencia, así sea mediante elecciones cuya limpieza y apego a la democracia están en cuestión, como la peruana y otras que vendrán. Antes patrocinaba liberales y ahora narcocomunistas.

Claro que el apoyo de China es también clave, pero sin la cooperación estadounidense, no tendrían la llave del continente. Los chinos buscan ser la gran potencia mundial y, para ello, van por un requisito indispensable: exportar su régimen dictatorial. Ningún país puede aspirar a ser líder global, si su forma de gobierno es rechazada por los valores sociales imperantes. Como en China gobierna una dictadura, que jamás dejará de ser dictadura, necesita un mundo lleno de dictaduras comunistas a imagen y semejanza de la suya, así como una sociedad que observe esa forma de gobierno como la mejor, para normalizar su régimen y que no sea un obstáculo ético, ni moral, para ser la nación que dicte el destino del mundo.

Si Petro, Jadue y ‘Lula’ ganan, Iberoamérica amanecerá, el 1 de enero de 2023, con gobiernos abiertamente comunistas en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Chile, más los disfrazados de Brasil, Argentina, España y México. Con semejante poderío, más su alianza con Joe, el narcocomunismo no tendrá mucho problema en ir por las pocas ínsulas que le quedan a la derecha liberal y democrática en el continente: Uruguay, Ecuador y, sobre todo, El Salvador, donde manda el gran enemigo de las pandillas maras, Nayib Bukele…

Por desgracia, pese a la valiente protesta del pueblo cubano, el destino de quienes creemos en la democracia y la ley, se acompasa, cada día más, al acorde de Mateos: “Europa no contesta, estamos solos, solos en América”.

SIMONE BILES: Típico arrebato inmaduro, para llamar la atención, de una típica representante de la generación de cristal. Nadie sienta pena por ella: ahí estarán prestos el New York Times, la NBC, The Guardian, El País y otros tantos medios 'progre', para arrojarle toneladas de incienso y construirle un altar en honor a sus niñerías.

Para gimnastas, nadie como Nadia.

Y para deportistas de raza negra triunfadoras, Flo-Jo.

P.D. : Si algo nos pasa, es que buscan callarnos.

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com