/ jueves 30 de diciembre de 2021

Expediente Confidencial | Sube el agua, la gasolina... y nadie protesta como en 2017

A partir del 1 de enero, aumentará el agua en todos los municipios del estado. Los incrementos no son muy diferentes de aquellos implantados por la Ley del Agua, que detonó multitudinarias protestas a inicios de 2017.

También se incrementará la gasolina, pero esa situación, que hace cinco años llevó a nutridas marchas en todo México, no ha propiciado ni un chiflido en esta ocasión.

La inflación va a ser de cerca del 8% en 2021. Es la más alta en lo que va del siglo. Pero, más allá de puntuales quejas de algunas amas de casa, porque la despensa sale más cara, nadie amaga con marchas.

Si, México en general, y Baja California en particular, parecen anestesiados.

Algunos achacarán que la 'anestesia' se llama Andrés Manuel López Obrador. Todavía hay millones que creen, con evidente candor y brutal desinformación, que haberle entregado México a 'El Peje' fue una solución total, en el sentido de que ya no se precisa hacer nada, más que aguardar a que el mesías tabasqueño haga tris con sus dedos.

Pero este columnista tiene algunas teorías menos evidentes, pero que explicarían mejor el adormecimiento que padecemos.

1.- Las dictaduras de China, Venezuela y Cuba estaban detrás de esas protestas: No es un secreto que el narcoprogresismo hace uso de las protestas callejeras, incluso violentas, para imponer a gobiernos que convengan a sus intereses.

Uno observa lo que ocurrió en Estados Unidos, durante 2020, o ahora en Colombia o Ecuador, y es lo mismo que pasaba en México antes de que llegara Morena a gobernar. Igual ocurrió en Chile, hasta que se salieron con la suya y Gabriel Boric ganó las elecciones.

Ahora, como en México ya gobierna el que ellos querían, pues ya no organizan, ni financian protestas.

El mecanismo es sencillo y varios se lo han explicado al autor: grupos de activistas (financiados por las citadas dictaduras o el crimen) y el propio narcotráfico, van a las colonias pobres, cargados de dinero, y pagan por ir a esas protestas, y más todavía si se lleva a otros.

Lo anterior hace sentido cuando recuerdo un detalle, imborrable, de la primera marcha contra la Ley del Agua, el 12 de enero de 2017. Era jueves, un día hábil, por la mañana, ¿Quiénes fueron, en su mayoría, los 10 mil que protestaron en el Centro Cívico de Mexicali? Mujeres (líderes de colonias y amigas suyas), jóvenes (que podían faltar a clases) y adultos mayores (que ya no trabajaban) ¿Quién los llevó hasta ahí?

Usted, lector@, me dirá "pero al domingo siguiente, ya fueron 40 mil ¿esos también los llevó el narco?". Evidentemente, no. Y, a continuación, explicamos qué pasó ahí.

2.- La sociedad mexicana es de imitación. Es absolutamente falso que el nuestro sea un pueblo "bronco". El nuestro es un pueblo que, tal vez por la crueldad inusitada que tuvo la Conquista, se hizo cobarde. Rehuimos al conflicto, hasta que aparece un valiente, rodeado de otro puñado de "locos" y, si tiene algún chispazo de éxito, es entonces cuando lo seguimos.

Así pasó con Hidalgo, Morelos, Guerrero, Juárez y hasta el propio Madero. Los libros de historia consignan que nadie se levantó en armas el 20 de noviembre de 1910. Menos en las ciudades (los Serdán no se levantaron, se defendieron al ser descubiertos). Fue hasta que apareció el puñado de "locos" (Villa, Zapata, etc.) y obtuvo algún éxito, que la Revolución se hizo multitudinaria.

El trauma se hizo más grande tras Tlatelolco ¿Quién iba a tener ganas de ir a protestar, para que el ejército lo acribillara?

Así llegamos al 2017. Y eso, lo sabían quienes organizaron y financiaron aquellas protestas. Para que fueran exitosas, para que fueran grandes, se necesitaba que saliera también la clase media, en todos sus matices. Y si primero no había cientos protestando, jamás dejarían su cobardía o abulia. Se necesitaba un 'chispazo' para encender la mecha. Para eso sirvieron los pobres que salieron el 12 de enero.

Hoy, no hay quien ponga el encendedor que dé un 'chispazo'. Los que lo dieron, ya no tienen interés en que se hagan olas ¿Para qué? Si gobierna un partido que le da millonarias obras a China, que le permite instalar todo su aparato de espionaje militar (¿o para qué creen que les interesan las antenas de los cajeros del Banco del Bienestar?), si gobierna el que perdonó a 'El Chapito' y saluda a su abuela, ¿cómo para qué van a querer tumbarlo con protestas callejeras?

Pero hay otro factor más.

3.- La oposición no tiene estructura alguna. En países como Argentina o España, uno ve que la oposición al narco progresismo tiene dos cosas vitales que son el nervio actual de la guerra, aparte, claro, del dinero, que lo es por excelencia.

Esas dos cosas son medios de comunicación y un aparato de investigación, procedente de estos o no, que revela cuestiones polémicas o criticables del gobierno narco progresista en turno, lo cual permite ir desgastándolo ante la sociedad.

En México, la transparencia está cada vez peor y nadie dice nada. Usted intente buscar, por ejemplo, los contratos de servicios y las compras de la Secretaría de Salud, durante la gestión de Pérez Rico, y no hallará nada en la Plataforma Nacional de Transparencia, que fue el mejor invento para permitirle una opacidad impune a gobiernos y políticos. Con razón el PRI premió a Ximena Puente de la Mora, presidenta del INAI durante la creación de esa plataforma, con una diputación ¡Qué favor hizo!

Y si nadie dice nada, es una muestra de que, quienes protestaban por la opacidad, eran el séquito que bordeaba al lopezobradorismo y que, como ya llegó a la ubre, pues ni modo que siga protestando. Eso de la moral no se le da a los políticos.

Luego, aquí la oposición es básica, silvestre y egoísta hasta la náusea. Constituida, en su mayoría, por ricos que pasaron la universidad con el dinero de 'papi' o comprándole una buena botella al 'profe', no tienen ni la más remota idea de cómo oponerse, con garantías de éxito, al narco progresismo.

Se oponen a gritos solamente en cosas que les pisan los callos, como la Reforma Eléctrica de AMLO, que reviste ventajas para la inmensa mayoría de las mexicanas y los mexicanos. Es decir, se dan balazos políticos y mediáticos en el pie.

Muestran, como todo rico, nulo interés en lo que le pasa ya no digamos a los pobres, sino a la clase media. Lo que no les afecta a ellos, les vale.

Por eso, no extraña que carezcan de ideólogos de peso (Loret no lo es, 'sorry'), que articulen un discurso capaz de atraer, mínimamente, a la clase media, pero también a la popular, con base en cuestiones como la seguridad. No tienen una Cayetana Álvarez de Toledo o un Juan Carlos Girauta, capaces de hacer pedacitos los discursos falaces del narcoprogresismo sobre el feminismo o la corrupción, con base en argumentos, no solamente claros e irrefutables, sino asequibles al intelecto de cualquiera. Tampoco tienen estrategas inteligentes y punzantes, como Miguel Ángel Rodríguez, cuyo eslogan "comunismo o libertad", por sencillo, por directo, movilizó más a los madrileños que las mil tonterías que hace Ricardito Anaya.

Y, por lo mismo, también carecen de una Valérie Pecrésse o una Isabel Díaz Ayuso, igual que ni tan siquiera tienen un José Luis Espert o una Carolina Píparo, que es, precisamente, un símbolo argentino de cómo la ley y el orden, también son defendidos abajo y no solo arriba. Jamás podrán construir a una Díaz Ayuso, capaz de hacer que 3 millones 588 mil televidentes vieran su entrevista en 'El Hormiguero'. O a una Píparo, quien fue lacerada superlativamente por el crimen, que tanto defienden los progresistas y, en noviembre pasado, fue capaz de hacer que casi 700 mil personas salieran a votar por ella y la eligieran para el congreso argentino, sin ser candidata de ningún gran partido o coalición. Aquí, Díaz Ayuso o Píparo no podrían ser candidatas, porque la oposición solamente acepta a quienes nacieron con pedigrí.

Y como no tienen alguien así, pues no calan más allá de San Pedrito, el Campestrito, Playitas y sus equivalentes en todo el país.

Por eso, nos metieron el aumento al agua, a la gasolina y nos meterán todo lo que quieran, porque los que ahora se quejan son unos clasistas e idiotas; y los que antes se quejaban, lo hacían cuando no tenían a sus amigos en el poder.

Y ya los tienen...

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

A partir del 1 de enero, aumentará el agua en todos los municipios del estado. Los incrementos no son muy diferentes de aquellos implantados por la Ley del Agua, que detonó multitudinarias protestas a inicios de 2017.

También se incrementará la gasolina, pero esa situación, que hace cinco años llevó a nutridas marchas en todo México, no ha propiciado ni un chiflido en esta ocasión.

La inflación va a ser de cerca del 8% en 2021. Es la más alta en lo que va del siglo. Pero, más allá de puntuales quejas de algunas amas de casa, porque la despensa sale más cara, nadie amaga con marchas.

Si, México en general, y Baja California en particular, parecen anestesiados.

Algunos achacarán que la 'anestesia' se llama Andrés Manuel López Obrador. Todavía hay millones que creen, con evidente candor y brutal desinformación, que haberle entregado México a 'El Peje' fue una solución total, en el sentido de que ya no se precisa hacer nada, más que aguardar a que el mesías tabasqueño haga tris con sus dedos.

Pero este columnista tiene algunas teorías menos evidentes, pero que explicarían mejor el adormecimiento que padecemos.

1.- Las dictaduras de China, Venezuela y Cuba estaban detrás de esas protestas: No es un secreto que el narcoprogresismo hace uso de las protestas callejeras, incluso violentas, para imponer a gobiernos que convengan a sus intereses.

Uno observa lo que ocurrió en Estados Unidos, durante 2020, o ahora en Colombia o Ecuador, y es lo mismo que pasaba en México antes de que llegara Morena a gobernar. Igual ocurrió en Chile, hasta que se salieron con la suya y Gabriel Boric ganó las elecciones.

Ahora, como en México ya gobierna el que ellos querían, pues ya no organizan, ni financian protestas.

El mecanismo es sencillo y varios se lo han explicado al autor: grupos de activistas (financiados por las citadas dictaduras o el crimen) y el propio narcotráfico, van a las colonias pobres, cargados de dinero, y pagan por ir a esas protestas, y más todavía si se lleva a otros.

Lo anterior hace sentido cuando recuerdo un detalle, imborrable, de la primera marcha contra la Ley del Agua, el 12 de enero de 2017. Era jueves, un día hábil, por la mañana, ¿Quiénes fueron, en su mayoría, los 10 mil que protestaron en el Centro Cívico de Mexicali? Mujeres (líderes de colonias y amigas suyas), jóvenes (que podían faltar a clases) y adultos mayores (que ya no trabajaban) ¿Quién los llevó hasta ahí?

Usted, lector@, me dirá "pero al domingo siguiente, ya fueron 40 mil ¿esos también los llevó el narco?". Evidentemente, no. Y, a continuación, explicamos qué pasó ahí.

2.- La sociedad mexicana es de imitación. Es absolutamente falso que el nuestro sea un pueblo "bronco". El nuestro es un pueblo que, tal vez por la crueldad inusitada que tuvo la Conquista, se hizo cobarde. Rehuimos al conflicto, hasta que aparece un valiente, rodeado de otro puñado de "locos" y, si tiene algún chispazo de éxito, es entonces cuando lo seguimos.

Así pasó con Hidalgo, Morelos, Guerrero, Juárez y hasta el propio Madero. Los libros de historia consignan que nadie se levantó en armas el 20 de noviembre de 1910. Menos en las ciudades (los Serdán no se levantaron, se defendieron al ser descubiertos). Fue hasta que apareció el puñado de "locos" (Villa, Zapata, etc.) y obtuvo algún éxito, que la Revolución se hizo multitudinaria.

El trauma se hizo más grande tras Tlatelolco ¿Quién iba a tener ganas de ir a protestar, para que el ejército lo acribillara?

Así llegamos al 2017. Y eso, lo sabían quienes organizaron y financiaron aquellas protestas. Para que fueran exitosas, para que fueran grandes, se necesitaba que saliera también la clase media, en todos sus matices. Y si primero no había cientos protestando, jamás dejarían su cobardía o abulia. Se necesitaba un 'chispazo' para encender la mecha. Para eso sirvieron los pobres que salieron el 12 de enero.

Hoy, no hay quien ponga el encendedor que dé un 'chispazo'. Los que lo dieron, ya no tienen interés en que se hagan olas ¿Para qué? Si gobierna un partido que le da millonarias obras a China, que le permite instalar todo su aparato de espionaje militar (¿o para qué creen que les interesan las antenas de los cajeros del Banco del Bienestar?), si gobierna el que perdonó a 'El Chapito' y saluda a su abuela, ¿cómo para qué van a querer tumbarlo con protestas callejeras?

Pero hay otro factor más.

3.- La oposición no tiene estructura alguna. En países como Argentina o España, uno ve que la oposición al narco progresismo tiene dos cosas vitales que son el nervio actual de la guerra, aparte, claro, del dinero, que lo es por excelencia.

Esas dos cosas son medios de comunicación y un aparato de investigación, procedente de estos o no, que revela cuestiones polémicas o criticables del gobierno narco progresista en turno, lo cual permite ir desgastándolo ante la sociedad.

En México, la transparencia está cada vez peor y nadie dice nada. Usted intente buscar, por ejemplo, los contratos de servicios y las compras de la Secretaría de Salud, durante la gestión de Pérez Rico, y no hallará nada en la Plataforma Nacional de Transparencia, que fue el mejor invento para permitirle una opacidad impune a gobiernos y políticos. Con razón el PRI premió a Ximena Puente de la Mora, presidenta del INAI durante la creación de esa plataforma, con una diputación ¡Qué favor hizo!

Y si nadie dice nada, es una muestra de que, quienes protestaban por la opacidad, eran el séquito que bordeaba al lopezobradorismo y que, como ya llegó a la ubre, pues ni modo que siga protestando. Eso de la moral no se le da a los políticos.

Luego, aquí la oposición es básica, silvestre y egoísta hasta la náusea. Constituida, en su mayoría, por ricos que pasaron la universidad con el dinero de 'papi' o comprándole una buena botella al 'profe', no tienen ni la más remota idea de cómo oponerse, con garantías de éxito, al narco progresismo.

Se oponen a gritos solamente en cosas que les pisan los callos, como la Reforma Eléctrica de AMLO, que reviste ventajas para la inmensa mayoría de las mexicanas y los mexicanos. Es decir, se dan balazos políticos y mediáticos en el pie.

Muestran, como todo rico, nulo interés en lo que le pasa ya no digamos a los pobres, sino a la clase media. Lo que no les afecta a ellos, les vale.

Por eso, no extraña que carezcan de ideólogos de peso (Loret no lo es, 'sorry'), que articulen un discurso capaz de atraer, mínimamente, a la clase media, pero también a la popular, con base en cuestiones como la seguridad. No tienen una Cayetana Álvarez de Toledo o un Juan Carlos Girauta, capaces de hacer pedacitos los discursos falaces del narcoprogresismo sobre el feminismo o la corrupción, con base en argumentos, no solamente claros e irrefutables, sino asequibles al intelecto de cualquiera. Tampoco tienen estrategas inteligentes y punzantes, como Miguel Ángel Rodríguez, cuyo eslogan "comunismo o libertad", por sencillo, por directo, movilizó más a los madrileños que las mil tonterías que hace Ricardito Anaya.

Y, por lo mismo, también carecen de una Valérie Pecrésse o una Isabel Díaz Ayuso, igual que ni tan siquiera tienen un José Luis Espert o una Carolina Píparo, que es, precisamente, un símbolo argentino de cómo la ley y el orden, también son defendidos abajo y no solo arriba. Jamás podrán construir a una Díaz Ayuso, capaz de hacer que 3 millones 588 mil televidentes vieran su entrevista en 'El Hormiguero'. O a una Píparo, quien fue lacerada superlativamente por el crimen, que tanto defienden los progresistas y, en noviembre pasado, fue capaz de hacer que casi 700 mil personas salieran a votar por ella y la eligieran para el congreso argentino, sin ser candidata de ningún gran partido o coalición. Aquí, Díaz Ayuso o Píparo no podrían ser candidatas, porque la oposición solamente acepta a quienes nacieron con pedigrí.

Y como no tienen alguien así, pues no calan más allá de San Pedrito, el Campestrito, Playitas y sus equivalentes en todo el país.

Por eso, nos metieron el aumento al agua, a la gasolina y nos meterán todo lo que quieran, porque los que ahora se quejan son unos clasistas e idiotas; y los que antes se quejaban, lo hacían cuando no tenían a sus amigos en el poder.

Y ya los tienen...

P.D.: Si algo nos pasa, buscan callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com