/ viernes 23 de abril de 2021

Expediente Confidencial | Xiye no me representa

Por supuesto que Xiye Bastida, que habló ayer a nombre de los ambientalistas neoyorkinos, que no de México, en la cumbre climática que organizó Joe Biden, no me representa.

A Xiye hay que verla en tres dimensiones:

1.- Es otro personaje mercadológico creado por el ‘progresismo’ que auspician los bolseros de Wall Street y la City londinense. Tienen una baraja de esos ¿Alguien recuerda a Astrid Silva, la ‘dreamer’ que le respondió su primer mensaje al entonces presidente Donald Trump? ¿O a ‘Beto’ O’Rourke, el texano que, hablando un limitado español, decía amar a los latinos, para contraponerlo a Ted Cruz en las elecciones senatoriales de 2018? ¿O a ‘Pete’ Buttigieg, el alcalde gay que buscaba ser presidente de Estados Unidos? Son productos, como un yogurt light, para atraer a ‘x’ mercado en ‘x’ momento. Hasta ahora, solamente les ha funcionado Greta Thunberg (si alguien todavía cree en ella, le recomiendo leer el excelente análisis que hizo Eduardo Andrade, durante 2019, precisamente aquí en la OEM: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/aplauso-en-la-onu-a-discurso-de-odio-4253919.html)

A los que no funcionan, los desechan, los mandan a la sombra o les dan un papel secundario. Y crean al siguiente…

2.- Con bien cuidadas biografías en Wikipedia (tanto en inglés, como en español), se resalta que Xiye tiene ascendencia otomí, tolteca y azteca. La idea comunicativa es que la opinión pública crea que Xiye es una exponente de la ‘cultura del esfuerzo’. Pero eso no es así. Xiye NO es una chica pobre y becada que duerme en una choza de lámina. Xiye es hija de dos académicos pudientes. Su padre, Mindahi Bastida, estudió en la Universidad Autónoma Metropolitana, de paga. Ayer, como parte de esa estratagema de comunicación, circularon sus fotos en guayabera y vestido de chamán. Pero en la página de Pulitzer Center, del cual es miembro, aparece de impecable saco. Su madre, Geraldine Patrick, es chilena. Todo el sexenio de Felipe Calderón estuvo becada por el Conacyt, según su propio currículum.

Es cierto que Xiye y sus padres vivían en Lerma, Estado de México, pero ambos eran académicos en el campus que la UAM tiene ahí. Ayer, para ponerle un tono lacrimógeno a su historia, se resaltó que ella y sus progenitores se marcharon de Lerma, en 2015, tras las inundaciones que afectaron la zona. Pero se fueron a Nueva York y no como migrantes ilegales, sino para que papi y mami trabajaran en universidades estadounidenses y viviendo con todas las comodidades.

Por si los anteriores datos no bastaran, es menester leer la entrevista que YaleEnviroment360, la publicación medioambiental de la Universidad de Yale, le hizo a Xiye en 2019, donde declaró que, antes de meterse de lleno al activismo, en Nueva York “solía hacer gimnasia, solía tocar la guitarra, solía ir de compras”. Palabras, sin duda, de una chica de clase alta. Aunque no de cualquier chica pudiente, si no de una a quien su familia ha instruido para lucrar, bien y bonito, con su origen, aprovechando el imán mercadológico que ello representa en el progresismo estadounidense.

3.- Millones de jóvenes, en todo el mundo, luchan a diario por el medio ambiente. Este columnista ha atestiguado el esfuerzo, ese si desinteresado, de muchas jóvenes de la edad de Xiye, por rescatar animales de las calles, por concientizar a la sociedad de sus excesos contra el ambiente. No aparece ni una letra sobre ellas en los medios. Y es que no tienen padres bien conectados con la élite progresista, ni son útiles como ariete para esta…

P.D.: Si algo nos pasa, es que quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com

Por supuesto que Xiye Bastida, que habló ayer a nombre de los ambientalistas neoyorkinos, que no de México, en la cumbre climática que organizó Joe Biden, no me representa.

A Xiye hay que verla en tres dimensiones:

1.- Es otro personaje mercadológico creado por el ‘progresismo’ que auspician los bolseros de Wall Street y la City londinense. Tienen una baraja de esos ¿Alguien recuerda a Astrid Silva, la ‘dreamer’ que le respondió su primer mensaje al entonces presidente Donald Trump? ¿O a ‘Beto’ O’Rourke, el texano que, hablando un limitado español, decía amar a los latinos, para contraponerlo a Ted Cruz en las elecciones senatoriales de 2018? ¿O a ‘Pete’ Buttigieg, el alcalde gay que buscaba ser presidente de Estados Unidos? Son productos, como un yogurt light, para atraer a ‘x’ mercado en ‘x’ momento. Hasta ahora, solamente les ha funcionado Greta Thunberg (si alguien todavía cree en ella, le recomiendo leer el excelente análisis que hizo Eduardo Andrade, durante 2019, precisamente aquí en la OEM: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/aplauso-en-la-onu-a-discurso-de-odio-4253919.html)

A los que no funcionan, los desechan, los mandan a la sombra o les dan un papel secundario. Y crean al siguiente…

2.- Con bien cuidadas biografías en Wikipedia (tanto en inglés, como en español), se resalta que Xiye tiene ascendencia otomí, tolteca y azteca. La idea comunicativa es que la opinión pública crea que Xiye es una exponente de la ‘cultura del esfuerzo’. Pero eso no es así. Xiye NO es una chica pobre y becada que duerme en una choza de lámina. Xiye es hija de dos académicos pudientes. Su padre, Mindahi Bastida, estudió en la Universidad Autónoma Metropolitana, de paga. Ayer, como parte de esa estratagema de comunicación, circularon sus fotos en guayabera y vestido de chamán. Pero en la página de Pulitzer Center, del cual es miembro, aparece de impecable saco. Su madre, Geraldine Patrick, es chilena. Todo el sexenio de Felipe Calderón estuvo becada por el Conacyt, según su propio currículum.

Es cierto que Xiye y sus padres vivían en Lerma, Estado de México, pero ambos eran académicos en el campus que la UAM tiene ahí. Ayer, para ponerle un tono lacrimógeno a su historia, se resaltó que ella y sus progenitores se marcharon de Lerma, en 2015, tras las inundaciones que afectaron la zona. Pero se fueron a Nueva York y no como migrantes ilegales, sino para que papi y mami trabajaran en universidades estadounidenses y viviendo con todas las comodidades.

Por si los anteriores datos no bastaran, es menester leer la entrevista que YaleEnviroment360, la publicación medioambiental de la Universidad de Yale, le hizo a Xiye en 2019, donde declaró que, antes de meterse de lleno al activismo, en Nueva York “solía hacer gimnasia, solía tocar la guitarra, solía ir de compras”. Palabras, sin duda, de una chica de clase alta. Aunque no de cualquier chica pudiente, si no de una a quien su familia ha instruido para lucrar, bien y bonito, con su origen, aprovechando el imán mercadológico que ello representa en el progresismo estadounidense.

3.- Millones de jóvenes, en todo el mundo, luchan a diario por el medio ambiente. Este columnista ha atestiguado el esfuerzo, ese si desinteresado, de muchas jóvenes de la edad de Xiye, por rescatar animales de las calles, por concientizar a la sociedad de sus excesos contra el ambiente. No aparece ni una letra sobre ellas en los medios. Y es que no tienen padres bien conectados con la élite progresista, ni son útiles como ariete para esta…

P.D.: Si algo nos pasa, es que quieren callarnos

Comentarios: gerardofm2020@gmail.com